Vuela alto, Olalla

Olalla Sánchez, Olí Olé en el teatro, falleció el pasado 18 de agosto, a los 46 años, rodeada de su familia y de verde asturiano, después de pelear durante meses con el cáncer. Actriz, cómica y creadora, dedicó su vida a los escenarios y actuó en innumerables ocasiones por los pueblos de la Sierra. Habitó Bustarviejo en sus últimos años, municipio a cuya vida cultural, social y política estaba íntimamente ligada.

Hasta aquí la noticia.

A partir de ahora este texto se hace bola y se escribe más con el estómago que con la cabeza, charco de lágrimas sobre el teclado.

Olalla era más de ciento volando que de pájaro en mano y el que tenía agarrado se le fue escapando despacito y sin remedio. 

Nos deja una herencia de recuerdos infinita. Muchas risas, algún llanto. 

Los que trabajaban con ella cuentan que era generosa en el proceso de crear, que no echaba cuentas… que pensaba en la gente y se ponía en su piel…

Se desnudó tantas veces por dentro, sacando a pasear sus entrañas… Como todas las grandes, se sabía pequeña y tenía heridas en el alma. Imperfecta como era, hacía bombones con sus daños: bomboncitos de la risa y de la pena y de la rabia.

Fue valiente y luchadora: eligió el camino de la supervivencia, sabiendo que su trabajo no sería valorado suficientemente. Es una deuda que contraemos con ella y con las Presas de Papel, con el Código Cactus, con el Tiempo de barbecho y un bombón…

No supo y no quiso distinguir su vida de sus obras y todas iban tintadas de incomodidad y valentía. Quiso recuperar memorias, las de quienes sufrieron en la guerra y la dictadura, también la de aquellas mujeres que, en lo cotidiano, amaron, lloraron, trabajaron…

Trabajó por rescatar y recordar la cultura popular y la tradición, rebuscando en la esencia.

Huyó de la cultura entendida como producto elitista y vivió para compartir lo que era, lo que sabía y lo que sentía. Fue maestra y aprendiz perpetua.

Inmersa en la política entendida como proceso participativo y cotidiano reivindicó lo público, la solidaridad, la participación vecinal y el feminismo.

Amó a espuertas. Le gustaban los pájaros, los paisajes infinitos, las vacas y las croquetas. Cerró más de un bar, con las bragas en el bolso y disfrutó mucho… y nosotras con ella.

Como si supiera que no iba a tener demasiado tiempo, vivió intensamente y esto es quizás lo último y más importante que nos enseña: esa sonrisa perpetua e infinita, la obligación ineludible de vivir cada segundo.

Vuela alto, compañera.

 El Luis te ha escrito una jota…

Jota serrana para una Asturiana

Vuela alto y canta fuerte

Tan valiente y aguerrida,

Luchando por lo que crees

Y quisiste en esta vida

Ideales y cultura

La pasión más compartida

Creando las cosas bellas

Que alimentan nuestros días

Esta guitarra que toco

Hoy nos cantará con pena

Pues te extraña y te recuerda,

Te acompaña mientras vuelas

Entre el llanto y la sonrisa

Con esta no canto otra,

Que genialidad la tuya

Irte el mismo día que Lorca

Me gustaría un par de fotos o tres si caben…. de las que me mandaste, el retrato que sale sin actuar es bonito… y luego, las que te gusten actuando….

2 Comentarios sobre "Vuela alto, Olalla"

  1. Muchas gracias Fran.
    Un gran escrito que logra acercarnos a lo que personas como Olalla hacen por la vida en su mas y mejor sentido.
    Hoy vuela libre de polvo y paja, allí nos veremos cualquier día.
    La fragilidad de la vida se manifiesta en estos momentos de despedida, saquemos lo mejor que tenemos para seguir repartiendo amor y alegría, inspirados por tantas amigas que nos han dejado su recuerdo y su ejemplo.
    Saludos para siempre.

  2. Muchas gracias Fran. Es hermoso y certero

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