MUJERES RURALES… MUJERES REALES… LEONAS INFATIGABLES

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 Luis Fco. Durán Carretero 

Espero estar a la altura de estas mujeres en este momento, en el que las quiero dedicar un pequeño homenaje. Ardua tarea la mía, pues no será fácil, dado que ellas eran y siguen siendo aunque en otra medida, pero con la misma honestidad y compromiso los pilares de las familias rurales. Pero me van a permitir y sin ánimo de se sientan las nuevas generaciones discriminadas, pues nada de lo que pretendo contar está en el presente de estas mujeres. Afortunadamente. Aunque en otra medida también tiene lo suyo. Voy a intentar plasmar lo que yo he vivido y compartido debido a mi edad, no es que hiciera la mili con Viriato, pero ya tengo unos añitos y, afortunadamente para mí he conocido de primera mano la vida y vicisitudes de estas mujeres a mediados del siglo pasado. En el que sus labores pasaban por ser esposa, madre, amante, labradora, pastora y por supuesto ama de casa. 

Aquellos años en los que parir era el remedio para poder crecer, pues cuantos más hijos tuvieras más posibilidades de trabajar la tierra y atender el ganado había. Tener mano de obra, que se dice, pero acosta del útero y salud de la madre, pero. Estas madres no enfermaban así porque sí, ni porqué no… No tenían tiempo. Eran unas Leonas infatigables, unas Luchadoras, unas Luchadoras Reales. 

La realeza, monárquica se hereda. La Realeza personal y única se tiene y también se hereda, pero no para que te rindan pleitesía, sino para demostrar quién eres, de dónde vienes y casi siempre donde vas…excepciones hailas en todas partes…

Yo he tenido una madre que era la HOSTIA, sí con mayúsculas. Como todos. Todos hemos tenido madre y a todos su imagen nos llena de orgullo y ojito con faltarle…nada nuevo. Una madre es una madre y seis media docena, pero ninguna como la tuya…en este caso la mía…pero le voy a dedicar un homenaje a todas. Espero conseguirlo, si no es así mil perdones…

Yo no os voy a hablar de otras mujeres, voy a hablar de las que conozco de verdad. De “Las Antonias”. Y también Las Milas, más modernas, pero no por ello menos importantes.

Y porqué Las Antonias. Muy fácil, por lo menos para mí. Porque L¨Antonia era mi madre y parte de eso, Ordeñaba, cosía, fregaba en el fregadero, sí,  un lugar del pueblo al lado del lavadero, donde se repartía el agua para que se pudiera fregar los cacharros, llevando un poco de agua caliente para que costara menos quitar la grasa. Era igual que fuera invierno que verano…”las cosas de las mujeres, eran SUS cosas”  Lo mismo que hacía ella y todas las mujeres del pueblo en el lavadero a la hora de lavar la ropa y después tenderla en las paredes de los prados de al lado, L Huerta de LA Reguera. Al sol y al aire del pueblo. Además de eso después habría que ordeñar y preocuparse de los niños estuvieran en casa o le añudaran a traer la mixta que tenían que ordeñar, porque el marido no había llegado del trabajo, igual trabajaba en vimesa o alguna empresa que les sacaba de casa en un camión a las cinco de la mañana y no les devolvía hasta pasadas las seis de la tarde. Mientras estas mujeres tenían que apechugar con todo lo que era la casa. Niños, rebeldes, por supuesto y llenos de vida. Vacas, limpieza, de casa y de vacas, salvo que tuvieran algún hijo un poquito mayor que le ayudara.   Mi madre aparte de eso  era la que ponía inyecciones a los enfermos y con todo el cariño del mundo. Esto sucedía porque el médico del pueblo y o zona no podía dedicar tiempo a esos menesteres un montón de motivos que a nadie explicó ni le pidieron explicaciones. Era el Medico de varios pueblos y eso era suficiente motivo para no sacar tiempo para esos menesteres…eso sí la “Iguala Medica” se la cobraba a todo el mundo, y no repartía ni un poquito. Al contrario, si acaso sería mi madre la que tenía que agradecerle a él, que le permitiera contagiarse por ir inyectar a un enfermo…para eso estaba la Leona de mi madre, que con el tiempo enseñó a otra Leona del pueblo, una prima, en sentido familiar…no peyorativo… En Buitrago por ejemplo, lo hacia Victorina Rodrigo…LA Vitorina…

Pero volvamos a nuestros inicios. La  gente que tuvimos la suerte de que ellas estuvieran ahí y allí. Literal. Entre los que me encuentro afortunadamente. Nos rodeaba. Era tal su amplitud de amor, su forma de ver las cosas, sus ganas de hacerlas sus ganas de vivir y de dar vida y de hacer vivir a los demás. Estas eran nuestras Mujeres Serranas. Grandes y valientes.

Me remonto a mis años de soltar la teta materna. Majestuoso universo. Y, comenzar a convivir con otro elemento como tú. Igual de egoísta, que, te quitaba la teta…la madre que le parió…la misma que a ti…y la misma que cuidaba de ti por ser su hijo o por ser tú o, independientemente de quien fueras…el amor de una madre por lo demás, por su gente o simplemente por ayudar a otra gente…siempre ayudando…  

Pues en eso estamos, en describir esas mujeres. Yo, permitidme que me vanaglorie, he tenido la suerte. Toda. De tener una madre que era una Leona. La Mila también, pero no es mi madre, pero es Mi Leona particular. Sí, como todas las que en esa época tocaban…las de ahora también, pero sin comparación. No porque no luchen, para nada. Simplemente, en esos momentos ser L¨Antonia o La Pili o La Vitorina, sin c delante de la t, o La Juanita o  La Adela. El LA, es muy importante. Algún literato dirá que vaya forma de describir a estas mujeres. ¡Qué falta de respeto. ¡LA! Pues LA Es Mi. Es Nuestra. Es por ti. Es por mí y también para Mí. LA, es la mujer que está allí donde debe estar, donde hace falta si no es así `por si acaso. 

LA. Significa confianza. Saber. Estar. Cómo y porqué.   

Para estas cosas tengo que diferenciar épocas, no mujeres. Pues las mujeres han estado, están y espero por mí y por vuestro bien sigan estando, son luchadoras. Unas luchadoras incombustibles a la vez que temibles si las provocas. Si les tocas su progenie o sus ancestros o los cojones hablando en plata. Todas y cada una de ellas han hecho lo que había que hacer en la casa, en el campo, con el ganado, con su familia, con su trabajo o con todo esto a la vez. Siempre obedientes y respetuosas. Para que quede claro. Ser obediente no es sinónimo de sumisión ni bajeza. Es simplemente respeto, el mismo que se nos inculcaba a todos y, por el que todos deberíamos presumir.

Bien. Ahora, parece que se ha descubierto la existencia de la mujer hace cuatro días. Partidos políticos, asociaciones y un sin fin de cantamañanas, que pretenden demostrar que ellos y solo ellos han sido los descubridores y creadores de la mujer trabajadora. ¡Una mierda pa ellos!

 La mujer ha trabajado mucho y duro toda la vida y sigue haciéndolo en el ámbito rural, ha labrado su vida, la de sus padres y la de sus hijos. Y todo esto sin sindicatos, sin asociaciones, sin partidos políticos que manipularan sus vidas y sin que se forren a costa de esas vidas. Solo hablando entre ellas, que es la relación que siempre ha existido. Resulta que todo el mundo rural se conocía. Se sabía de qué pueblo eras. De quien eras y hasta si eras prima segunda del Pascual…y no había teléfono transportable… ¡Que tiempos! 

Nuestras Mujeres Rurales hacían lo que hacían porque creían en ello…porque era su vida. Porque ayudar era, es y será algo natural. Con los años, se tuvieron que marchar a la gran urbe, dejaron la ubre y comenzaron una vida nueva. Sí. Una vida nueva en la que solo cambiaba el sitio y la gente de alrededor. Dejaban de trabajar en casa de sus padres, para trabajar en otra casa para ayudar a sus padres o esa era la intención…aunque la intención de los padres era, que encontraran en la gran mentira de la gran ciudad…su futuro. Un futuro que se siempre se preveía mejor que estar detrás, delante o debajo de las vacas, para arar, guiar u ordeñar y además de eso ser siempre la hija de…la nuera de… la mujer de…Esto último no está tan claro, porque en la mayoría de las veces a los maridos, hijos, yernos y demás progenie se les conocía por los hijos de LA, el marido de LA, el yerno de LA y así sigue siendo…quiere decirse que a LA. Nuestra Mujer Serrana se merece el respeto que siempre se le ha tenido. Yo creo y estoy convencido de que a las Mujeres de nuestra Sierra, siempre se les ha tenido en consideración. Porque aunque la sociedad era un “pelín” machista. Totalmente. Los hombres que compartían su vida sabían de sobra lo que tenían en casa. ¡Una Leona! Y, a la hora que tenía que estar en casa y, con ELLA…

La convivencia estaba bien repartida sin decir ni una palabra. Pero cada uno sabía que sin el otro no había cosecha, ni familia, ni de nada que mereciera la pena…la vida sería lo que fuera, pero juntos merecía la pena. 

Aquí dejo este pequeño homenaje, por qué yo soy el Chico L¨Antonia para pasar a ser el marido de LÁMila…Eh¡¡ y no me preocupa…al contrario me encanta.

Gracias mujeres rurales. Gracias mujeres…Sois brutales¡¡¡¡ 

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