La Comunidad permitirá el establecimiento de nuevas explotaciones apícolas en la región

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El Consejo de Gobierno aprobó en su ultima reunión un Decreto que establece la normativa reguladora de la actividad apícola de la Comunidad de Madrid para ampliar las posibilidades de establecimiento de nuevas colmenas y evitar la presencia de explotaciones no censadas. De esta forma, la nueva delimitación de las explotaciones propicia el establecimiento de nuevas colmenas y, por tanto, de nuevas oportunidades económicas en el área rural de la Comunidad.
El decreto marca las normas básicas de ordenación sanitaria y zootécnica de las explotaciones apícolas de la región y simplifica la legislación existente hasta ahora, minimizando las cargas administrativas y adaptando la legislación madrileña a las exigencias de la nacional y europea. El Gobierno regional ha dedicado desde el año 2011 en ayudas a la producción y comercialización de miel 157.389 euros.

La apicultura, además de su importancia dentro de la economía de las zonas rurales de la Comunidad, es fundamental para el equilibrio ecológico y es la base para la conservación y la diversidad de las plantas que dependen de la polinización, mejorando su productividad. Así, alguna de las explotaciones de abejas de la Comunidad están dedicadas de forma prioritaria a esta labor de polinización.
La legislación aprobada hoy refleja tanto las necesidades de los apicultores profesionales como la regulación que se debe aplicar a los aficionados a la apicultura, protegiendo así al sector y potenciando su actividad.

 

Inscripción obligatoria de las colmenas en el Registro

El decreto que aprobó hoy el Consejo de Gobierno recoge que todas las explotaciones apícolas con colmenas con domicilio social en Madrid deberán estar inscritas en el nuevo Registro de Explotaciones Apícolas de la Comunidad que crea este decreto, así como contar en cada colmena con un código identificador y respetar las distancias entre colmenares, buscando así aumentar la seguridad jurídica de los apicultores frente a las colmenas no declaradas.
Este nuevo decreto regulador de la actividad apícola en la región hace también hincapié en la seguridad para el ser humano de los productos alimenticios que se obtengan, con un registro de los alimentos y medicaciones suministradas y los resultados de los análisis que se realicen, según la normativa comunitaria.
El nuevo decreto marca la obligación por parte del apicultor de señalizar en los lindes del colmenar y en lugar visible la proximidad de las colmenas con un cartel advirtiendo de su proximidad. En este letrero además del aviso deberá figurar el número de Registro del titular de la explotación.

167 toneladas de miel al año

Se regula igualmente la distancia mínima entre colmenares que agrupen más de 26 colmenas, que irá en aumento según el número de colmenas de la explotación y las próximas, buscando así mantener el equilibrio en la polinización del territorio en el que se asientan y, por lo tanto, su equilibrio ecológico, y las posibilidades de establecer nuevas colmenas.
La Comunidad de Madrid cuenta con 9.479 colmenas, dedicadas tanto a producción de productos apícolas como a la cría y reproducción de abejas o situadas en centros educativos o divulgativos, como granjas escuela o facultades. La mayoría de las colmenas de la Comunidad están distribuidas en la Sierra Norte y en la Cuenca Alta del Manzanares.
En la región están registrados 229 apicultores, 16 de ellos con más de 150 colmenas por lo que están consideradas como profesionales, 3 de ellas con inscripción en el Comité de Agricultura Ecológica. La mayoría de los apicultores madrileños lo son a tiempo parcial, sin fines económicos y comercializan sus productos de forma directa. La producción de las explotaciones apícolas de la Comunidad de Madrid es de 167 toneladas de miel y de 15.000 kg de cera al año. La mayoría de las explotaciones son para autoconsumo, esto es, tienen menos de 15 colmenas.
La apicultura tiene una importancia fundamental en el desarrollo rural, el equilibrio ecológico y es la base para la conservación y la diversidad de las plantas que dependen de la polinización, tanto las de aquellas cultivadas como de otro tipo, contribuyendo a regenerar la cubierta vegetal, ayudando a la conservación de especies vegetales en peligro y a mantener la diversidad de vida animal.

 

 

 

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