Marcos Hernández Díaz DJ Pana Markwafe

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Tiene treinta años, y aunque nació en Salamanca, se siente de Rascafría, donde se vino a vivir a los cuatro años. Trabaja en el negocio familiar, la panadería del pueblo, aunque muchos le conocen por su faceta musical, mezclando con sus platos y animando las fiestas en decenas de pueblos serranos con su discoteca Sonido Sierra Norte. Con la música disfruta y hace disfrutar. Su mayor placer es ver a la gente bailando, sentir que hace que se lo pasen bien. Después de 15 años pinchando, ha tenido la satisfacción de ver la plaza de su pueblo repleta, moviendo músculos al son de su ritmo. Fue en las fiestas patronales, a pesar de la tormenta y de que otros grupos suspendieron sus actuaciones.

¿Cuándo empezaste a pinchar?

Cuando tenía 15 años. De aquella, a las discotecas se podía entrar a partir de los 16. Mis amigos ya entraban, pero yo era muy bajito y no me dejaban… En una discoteca del pueblo el pinchadiscos les dejo tirados y pusieron un anuncio. Llamé y me cogieron… Ni siquiera llegaba a la mesa de mezclas así que me tenía que subir a un taburete… me empezó a gustar mucho. Fui ahorrando para comprarme unos platos y lo que iba ganando me lo gastaba en vinilos… Con 18 años empecé a hacer sesiones para Loca FM. Y a la gente le gustaba…

Hay gente que piensa que los djs no sois músicos…

Mezclamos música. Y cada uno tenemos estilos totalmente diferenciados. El trabajo de un dj consiste en que las secuencias musicales coincidan, que vayan a la misma velocidad. Y eso con vinilos, no lo hace cualquiera… Hay a gente que le parece una obra de arte, que sienten emociones y disfrutan con las sesiones. Otros piensan que solo es ruido, pero yo creo que eso es desconocimiento, falta de cultura musical. Es verdad que cuando pinchas música comercial, la cosa cambia. Son vocales que no se mezclan. Pero son temas que te piden en las fiestas y que tienes que poner…
A mi lo que mas me gusta es el techno- house. Es música bailable que no es demasiado cañera pero tampoco tranquila. Era la música dance desde el año 95 al 2006.

¿En qué lugares te ha gustado pinchar?

La primera vez que hice una sesión para Loca FM pasé muchos nervios…Te llama todo el mundo, la gente sabe reconocer lo que has hecho… En la discoteca FABRIC llené la carpa de fuera. Iba con mi sesión preparada y todo salió muy bien… Tuvieron que ponerme gogos y seguridad para la carpa porque la gente ya no entraba…
Pero quizás la sesión más emocionante ha sido este año en mi pueblo. Después de 15 años, por fin conseguí estar en las fiestas… Ha sido muy especial y viví momentos de incertidumbre porque hubo una tormenta y se canceló el concierto que había previsto antes. Yo tenía el equipo montado desde las ocho, bien tapado por si llovía… La plaza estaba empapada y hacía frío. Al principio pensé que no iba a salir la gente. Pero es mi pueblo así que decidí liarme al manta a la cabeza y tirar con toda la ilusión.
Fue muy emocionante. Empezó a llegar la gente, a bailar, a disfrutar… Casi no podía hablar por el micrófono porque me emocionaba. Ese día se me ha quedado…

También habéis hecho talleres para los jóvenes del pueblo…

Sí, empezamos este verano con Dani Blanco, de la Asociación Roblemoreno. Si los chavales lo piden hay que estar ahí… Merece la pena solo por ver la boca abierta que se les queda. Ver como pierden el miedo a tocar mesas y equipos, como hacen sus propias mezclas, que se den cuenta que no es tan difícil… Además estamos haciendo cosas con otros instrumentos de viento y de percusión.
Es una música muy abierta. Aunque hay que sentirla. Es como si te explico un cuadro que no estás viendo…

Hablando de cuadros… ¿Qué pintarías en un lienzo en blanco?

Rascafría me lo ha dado todo. No sabría vivir en otro sitio. Rodeado de mi gente, con la que me siento querido y a gusto. Pintaría a la gente de aquí, con su trabajo, sin precariedad. Un pueblo en armonía donde la gente no tuviera que irse. Donde no hubiera problemas, sin los líos del Paular o el problema del agua…

Hablas de la juventud en la Sierra, ¿Cómo ves sus problemas?

Vivimos en una sociedad de consumo en la que todas las cosas se compran. Tenemos un entorno envidiable para producir muchas de las cosas que necesitamos. De pequeño, un señor del pueblo , Fernando Baelo, me llevaba a las huertas, me enseñaba a conducir el dumper, a plantar judías o cebollas… Me enseñó a valorar el trabajo, como se llevaba una yunta para recoger la hierba…
Creo que tendríamos que recuperar todo eso. El entorno, los animales las huertas… El pequeño comercio donde las cosas se valoran. Valorar a los mayores. Hacer residencias para que no se tengan que ir de los pueblos y sigan enseñándonos cosas, además de crear puestos de trabajo para jóvenes…
Si nos dan todo, si nos compramos todo, dejamos de preocuparnos por las pequeñas cosas, que son a veces las más importantes.

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