José de Villamisar
Desde PEÑALABRA

El «escrache», es un fenómeno que aparece en Argentina, en los tiempos de la dictadura militar. Consistía en manifestarse pacíficamente ante el domicilio de los altos cargos militares, a los que consideraban responsables de los abusos y desapariciones de muchos ciudadanos, militares que habían sido indultados por el Presidente Carlos Menen. Mas tarde se produjo el mayor apogeo de éste fenómeno por el año 2001 coincidiendo con el famoso «corralito».
En España, los integrantes de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, han popularizado los escraches como un instrumento de presión para pedir a los políticos que voten en el Congreso la Ley que este colectivo presentó, con el resultado de un millón y medio de firmas que solicitan modificar la Ley Hipotecaria que les permita a los hipotecados la «Dación en Pago», para saldar su deuda con el Banco.
El primer «escrache», se hizo a las puertas de la casa del Vicesecretario General del Partido Popular, Esteban González Pons. Últimamente son muchos los políticos del Partido Popular que se quejaron de ser los únicos destinatarios de éste, según ellos «acoso».
Vaya por delante que yo no apoyo los «escraches», pero al mismo tiempo me pregunto, ¿qué harían nuestros políticos con los desahucios si no existieran éste tipo de propuestas?, absolutamente nada.
Hay insignes socialistas que salieron a la palestra preguntando, ¿Porqué un niño tiene que aguantar presión en la puerta de su casa?. Se refería el Sr. González, a los niños de los políticos afectados por los escraches. Sin embargo nunca se pronunció, el ex-presidente, sobre los niños, también inocentes, que ven como llega la policía a su casa y les echa sin contemplaciones, ante la impotencia de sus padres y la pasividad de casi todos nosotros.
Reconozco que es un asunto muy difícil «esto de los desahucios», pero al igual que hemos gastado muchísimo dinero en solventar el desaguisado que los políticos y sindicalistas hicieron con las Cajas de Ahorros y ahora que Caja Madrid o Bankia, está nacionalizada, o sea es del Estado, se podría usar una parte de las viviendas que tiene ésta Entidad para paliar un poco el problema de las familias que se encuentran en situaciones tan precarias y que la sociedad en su conjunto tiene la obligación de solucionar.
Hay una necesidad imperiosa de una nueva normativa bancaria e hipotecaria más razonable para resolver los casos extremos, pero no hay que caer en la tentación de negar la responsabilidad de cada cual. La burbuja inmobiliaria tiene muchos culpables, el ministro de economía lograba superávit, las administraciones autonómicas y los ayuntamientos le sacaron pingües beneficios, el Banco de España que no supo o no quiso frenarla, y también, porque no decirlo, la irresponsabilidad de algunos clientes. Si queremos que esto no vuelva a repetirse deben exigirse responsabilidades y que cada cual responda de sus actos.
Sería muy provechoso para el país, que los dos grandes partidos se dejaran de acusarse mutuamente y alcanzaran un gran acuerdo nacional contra la pobreza y la exclusión social, pero tanto a uno como a otro les interesa más el interés particular que el general de España. Viven en otra Galaxia, y no saben los sufrimientos que está pasando mucha gente y no conocen a los que están golpeando con las políticas de unos y otros, nunca han sentido como ellos y nunca han sabido cuales son sus necesidades.
Rubalcaba acaba de declarar que: «los socialistas no son para nada ajenos a lo que ha pasado en los últimos treinta años». Tiene Vd. razón Sr. Rubalcaba, por ello, su cuota de responsabilidad es muy alta.