ENTRE PUCHEROS: LA MATANZA DEL CERDO

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Antiguamente según llegaba el invierno a la sierra, se iba acercando también el momento de afilar los cuchillos e ir preparando el vino caliente. En torno a la chasca, los hombres y las mujeres se juntaban para llevar a cabo el ritual de la matanza del cerdo y preparar las viandas que les servirían de alimento durante los largos meses de invierno.
Esto es lo que los mayores de Rascafría nos han contado sobre este ritual:
La matanza del cerdo
Cuando el cerdo ya estaba cebado llegaba el momento de la matanza, siempre en invierno, cuando las temperaturas eran muy bajas. De este modo se evitaba tener problemas de olores con las moscas y la carne no se estropeaba tan rápido dando así tiempo a todo el proceso.
«Se hacía matanza en cada casa y se contaba con la colaboración de vecinos y familiares.»
Durante el sacrificio del animal se recogía con mucho cuidado la sangre con el cubo, e inmediatamente después había que comenzar a removerla para que esta no se cuajara y poder preparar la chafaina y las morcillas (próxima receta).
Una vez colgado el cerdo, se sacaba el vientre y se colocaba con cuidado en una criba. Se «deshacían» las tripas separando las gordas (el intestino grueso) para las morcillas y las delgadas (intestino delgado) para los chorizos.
«Era un día de trabajo, un poco especial, casi festivo, por lo que eran frecuentes las bromas de los chicos y chicas más jóvenes.»
Los jamones se dejaban en sal 30 o 40 días (según fueran de grandes) en la misma mesa de matar los cerdos, con una tabla encima para poner las paletas, y unas piedras también para prensarlo un poco y que cogiera bien la sal. Luego se lavaban y se colgaban, y se untaban con un poco de pimentón y vinagre para protegerlos de la mosca.
Se continuaba espizcando la pieza: se hacían tiras de costillas, se separaban los lomos, los solomillos y en un barreño se preparaba el adobo con sal, pimentón, ajos y orégano, y el agua necesaria para cubrir todo lo espizcado.
«La carne adobada debe sacarse a los cinco o seis días y dejar que se oree.»
Las orejas del cerdo, la lengua y los pies se solían dejar para que se secaran. Era costumbre comerlo el día de San Marcos (25 de abril).
Los chicharrones (la manteca del cerdo) se preparaban al tercer día de la matanza.
Tras limpiar las tripas en el agua fría del río era costumbre tener preparado el vino caliente para entrar en calor.

RECETA DEL VINO CALIENTE
INGREDIENTES:
Vino, higos, azúcar, aníses en grano y agua
ELABORACIÓN:

Se pone a cocer el vino y, a parte, en otro recipiente se cuecen los aníses en grano en agua. Cuando están listos, se añaden al vino junto con los higos, el azúcar y el propio agua de coer los anises. Se sirve caliente.

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