PALABRA DESAPARECIDA

Todos los días, desde hace unos cuantos meses, nos levantamos con las mismas incertidumbres e interrogantes, que apuntan hacia nuestro abultado paro y nuestra maltrecha economía.
Se han puesto remedios importantes que parecían suficientes, pero la situación no mejora y los mercados nos apuntan que les parecen insuficientes.
Metidos en una gran recesión con una economía al borde del colapso, marcada, vigilada y dirigida desde Bruselas, (intervenida), nos encontramos con un gobierno que va tomando medidas realistas, cosiendo rotos de una camisa apolillada con agujeros nuevos todas las mañanas. Mal asunto si no se acaba antes con el insecto.
Hemos presumido durante décadas de un estado de bienestar envidiado por el resto del mundo, con una cuasi gratuidad de servicios, mantenidos gracias a una efímera situación y que nos ha llevado alegremente a pensar que sería inamovible y perpetua.
Nos montamos un escenario enorme lleno de casetas lujosas y con unos stands repletos de artículos perennes cuya caducidad ha resultado demasiado próxima.
Ahora, sin habernos dado cuenta en su debido tiempo, nos encontramos con unos productos tóxicos, sin compradores, sin nuevos géneros que ofrecer y sin querer desmontar el escenario.
Puestos a buscar similitudes, decía un contertulio televisivo que a este cuerpo español le sobra grasa, y añado: Con más de quinientos de colesterol y después del obligado último chequeo nos han puesto un régimen estricto los «doctores» del hospital «Europa».
Nos han dicho que para adelgazar hay que adoptar y aceptar a rajatabla la dieta impuesta, seguir fielmente sus indicaciones, que se basan principalmente en reducir instituciones; organismos públicos, autonomías y diputaciones, y que con la mitad del congreso tendríamos suficiente. Que es insostenible una administración pública que se lleva 3 de cada 4 euros de nuestros ingresos, que hay que recortar gasto y subir impuestos. Vamos a pasar hambre, pero hay que elegir entre esto o un infarto por obstrucción de las arterias. Nuestro estado no es fiable.
Unos recortes que alcanzan también al sistema educativo y sanitario y que van a suponer la pérdida de parte del bienestar conseguido, que se muestra insostenible a todas luces.
No contentos con lo que tenemos, nos enteramos, de la noche a la mañana, de la obligada dimisión de un Rodrigo Rato, (que pasaba por allí), y que este gobierno le considera incapaz de enderezar Bankia, cuarto banco del país. Nos entra el «canguelo», sufrimos el apretón y empezamos la nacionalización, tapando el enésimo agujero, que según parece va a rondar los 20.000 millones.
Como teníamos poco de que preocuparnos, pedimos el rescate bancario; poca cosa, 100.000 millones y nos dice la Europa fiscal que no se acaba de creer los resultados de los balances bancarios, de los cuales nosotros sacábamos pecho y echábamos un órdago, y claro, más temprano que tarde, nos han pillado el «farol», y nos mandan, para salir de dudas, los auditores externos que nos han sangrado dos millones en quince días, con el justificado cabreo de los inspectores del Banco de España. «Todo por ser tan fiables». Al final, «muy contentos», parece ser que «solo» necesitaremos unos 60.000. Tal vez pidamos los cien y así dotemos de saunas y jacuzzi a nuestras sucursales.
Un día y al siguiente también las agencias de rating nos bajan nota y la deuda de bancos y comunidades autónomas llega al tan denostado bono basura.
Pero todos los sacrificios impuestos, que parecen asumidos por la mayoría de la ciudadanía, no parece que vayan con una buena parte de la clase política, que hace oídos sordos y pretende seguir con sus privilegios, desmesuras y hermosos sueldos, a sabiendas de que bastantes de ellos, instalados desde su juventud en puestos políticos, conseguidos o inventados por los partidos, viven holgadamente con el menor esfuerzo, esperando, mientras, que se considere y se perpetúe como profesión la de aprieta-botones o levanta-manos.
A la hora de dar la cara, solamente la presidenta de Madrid, la señora Aguirre, se atreve a decir lo que piensa y propone una reducción drástica de diputados en su comunidad y, claro, sus propuestas, para los grupos de la oposición, son «cortinas de humo para tapar otros asuntos». ¡Cualquiera se apea del chollo!
Para hacerse una idea de hasta qué punto llega el disparate y el dislate de nuestros representantes, un diputado popular decía en una programa nocturno, a la propuesta de quitarles los móviles gratuitos de que disponen, que eso era otro chocolate del loro; que bueno, se podría proponer una comisión que englobara otros muchos «chocolates «para estudiarlos conjuntamente, pero que solo ese no merecía la pena. Para muestra un pequeño botón. Bueno, pues de los de igual disposición hay parvas. Así nos va.
Sólo un deseo para terminar: En los últimos meses parece que nos hemos abonado a las palabras iniciadas con erre (recesión, riesgo, rescate, reforma, rotura……) nos falta la más deseada; RECUPERACIÓN. Te esperamos con ansiedad.

José Béjar de Prados.  Rascafría. 

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