AVES DE LA SIERRA NORTE. EL AGUILUCHO CENIZO

Miguel Ángel Granado 

Hace ya unos años escribí un artículo sobre la campaña de conservación de aguiluchos, que el grupo local SEO-Sierra Norte realiza en la parte sur de nuestra comarca. Concretamente fue en abril de 2016. Además ahora se produce el hecho de que el Aguilucho cenizo (Circus pygargus) ha sido elegido como Ave del Año 2023. Por esta y otras circunstancias debo volver a escribir sobre esta rapaz.

Las campañas de conservación, que se llevan a cabo en diversos lugares de España, tienen el objetivo de frenar el declive de estas aves, los aguiluchos, que crían en los campos de cereal. Las tres especies presentes en nuestra geografía, el lagunero, el pálido y el cenizo se ven amenazados cuando llega la cosecha; aunque el lagunero en menor medida ya que cría preferentemente en ribazos, cerca de los humedales. En estas últimas temporadas el momento de la recogida se suele adelantar, con lo cual los pollos que están en los nidos aún no tienen la capacidad de volar. Por lo tanto el trabajo que realizamos desde abril hasta finales de julio consiste en localizar nidos y marcarlos, realizar un seguimiento y avisar al agricultor cuando llega el momento de cosechar, para que los jóvenes aguiluchos no mueran en las cuchillas de las máquinas. Además se les pide que dejen un rodal alrededor del nido y vallamos este, para evitar el peligro de los depredadores. Al final de este proceso y tras superar los inconvenientes, satisface ver que los pollos vuelan y abandonan el nido ya que, aún con estas medidas, muchos perecen. Lo ideal es que la cosecha se produzca tras la cría. Esta temporada hemos localizado menos nidos que en otros años, lo que nos da idea de que la especie está en declive, tanto el cenizo como el pálido. 

En este artículo hablaremos del cenizo. Se adjuntan dos fotografías, una del macho y otra de la hembra. En ella predominan los tonos pardos, en él los grises. El dimorfismo sexual es evidente. Las hembras además son claramente más grandes. Son parecidos a los aguiluchos pálidos pero los cenizos son más pequeños y estilizados; tienen las alas largas, estrechas y puntiagudas; la cola y patas también son largas. Sus medidas oscilan entre los 39-46 cms. de longitud y 100-116 de envergadura. Es frecuente el melanismo, existiendo machos oscuros casi negros y hembras de color achocolatado oscuro.

Estas aves ocupaban normalmente las grandes praderas y criaban en herbazales: el problema es que estas extensiones han sido aprovechadas por el hombre y se han convertido en zonas cultivadas; las llanuras cerealistas son lo más parecido a su hábitat tradicional, por eso ahora se encuentran en trigales y campos de cebada. También crían en marismas, carrizales, matorrales de montaña como brezales, pastizales, páramos, claros de bosque, etc. El cenizo es estival, llega a Europa procedente de África y la India. Se distribuye por gran parte del continente europeo y asiático, desde los Urales hasta Portugal; además de otra colonia de cría en el norte de África. Sus mayores poblaciones están en Rusia: otros países con bastantes efectivos son Francia, España, Bielorrusia y Polonia. En nuestro país se concentra más en la zona occidental, escaseando en la Cornisa Cantábrica, el Levante y el Sureste; en zonas montañosas lo encontraremos pero a menos de 1200 metros de altitud. En Baleares de forma esporádica y en Canarias, Ceuta y Melilla está ausente. 

En la Sierra Norte lo localizaremos al sur, en la zona de campiña. A finales de marzo comenzarán a avistarse los primeros pero será en abril cuando lleguen la mayor parte de los individuos. Su dieta es muy variada: desde ratones y topillos y otros mamíferos pequeños hasta reptiles, además de aves pequeñas y medianas e insectos grandes. La disponibilidad de alimento provoca que sus poblaciones sufran grandes fluctuaciones en los lugares de cría. Una vez que llegan las hembras, durante el mes de abril, se encontrarán con los machos, que han llegado unos días antes y, comenzará el periodo reproductivo. Tras los vuelos de cortejo, con acrobacias aéreas y vuelos sincronizados por parte de ambos, procederán a la construcción del nido, que realizan en el suelo, inmersos en las extensiones de cultivos de cereal. Este consiste en un montículo de tallos aplastados, recubierto de hierba que, no suele tener mucho más de medio metro de diámetro. El espacio del aclarado suele ser un poco mayor, ya que la hembra se encarga de facilitar el acceso al nido, tronchando también los tallos de alrededor. Será en esta loma donde, tras las cópulas, pondrá de tres a cinco huevos. Esto acontece en la segunda quincena de abril o primera de mayo. La incubación se prolonga durante 27-40 días y es tarea de ella, mientras su consorte se encarga de alimentarla, acercándose al nido con un grito característico al que contesta ella saliendo del nido, para recoger la presa en el aire, algo muy típico en los aguiluchos. Esta etapa finaliza con la eclosión de los huevos. Durante los primeros días la hembra permanece todo el tiempo con los pollos, alimentándoles y cobijándoles tanto del frío como del calor. También el macho les da de comer de cuando en cuando; a los 35-40 días adquieren la capacidad de vuelo; tras una semana o diez días ejercitando y perfeccionando la técnica, supervisados por los padres, abandonan la zona del nido. Esta especie es colonial y cuando llega esta etapa durante la primera quincena de julio, en determinados territorios en los que hay varios nidos, se produce un espectáculo con el volar de muchos aguiluchos juntos. A mediados de este mes se marchan de la zona y poco a poco comienzan el viaje de regreso a tierras africanas, aconteciendo el paso hacia este continente durante el mes de septiembre.

Las amenazas son muchas como ya hemos comentado y, pocos jóvenes llegan a la edad adulta. Está catalogado como Vulnerable pero se reclama que esta figura se cambie a la de En peligro de extinción, ya que el descenso poblacional es acusado en estos últimos años. Nosotros y otros grupos locales, junto con múltiples asociaciones conservacionistas, seguiremos invirtiendo parte de nuestro tiempo en primavera para ayudarles en su fase de cría. Os pedimos comprensión y colaboración si localizáis algún nidal. Gracias y esperemos seguir disfrutando de estas estilizadas aves que, recordemos, tienen su hábitat en los herbazales y, aún los siguen frecuentando donde todavía se mantienen grandes extensiones sin cultivar. Ellos están desde siempre.

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