Un paso adelante para la puesta en marcha del primer Senior Cohousing en  la Sierra Norte de Madrid

Gracias a la apuesta estratégica de la Consejería de Familia, Juventud y Política Social de la Comunidad de Madrid y el empuje de la Mancomunidad de la Sierra de Norte, esta semana se ha presentado en Buitrago de Lozoya el anteproyecto para la creación de un residencial de viviendas colaborativas para personas mayores en Robregordo, un municipio de 70 habitantes enclavado en la sierra norte madrileña.

El proyecto Senior Cohousing Co-Rural Robregordo es una iniciativa nacida fruto del Convenio de Colaboración suscrito entre la Comunidad de Madrid, a través de la Consejería de Familia, Juventud y Política Social, y la Mancomunidad de Servicios Sociales Sierra Norte para la ejecución de proyectos con cargo a los Fondos Europeos procedentes del Mecanismo para la Recuperación y Resiliencia, en concreto en lo relativo al Subproyecto S44, línea de ayudas a las entidades locales para la creación de una red de centros de cohousing en viviendas para personas mayores y discapacidad.

El proyecto que se realizará en Robregordo y ha sido seleccionado por la Comunidad de Madrid entre otros varios presentados, y contempla la rehabilitación de un antiguo hotel-escuela de sindicatos fuera de uso desde hace dos décadas para darle un nuevo uso como Senior Cohousing para personas mayores de 50 años. 

La regulación de las viviendas cooperativas de personas mayores realizada por la Comunidad de Madrid es considerada pionera, ambiciosa e innovadora: permitirá incluso la convivencia de personas que no sean mayores con quienes lo son. 

Con cargo a fondos europeos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, gestionados por la Dirección General de Atención al Mayor y a la Dependencia de la Consejería de Familia, Juventud y Política Social,   la Comunidad de Madrid ha destinado 2 millones € para este proyecto que permitirá no solo una gestión de la vivienda comunitaria en régimen de cooperativa sino el acceso a personas con rentas más bajas toda vez que es con financiación pública y sobre un inmueble titularidad pública de la propia Comunidad de Madrid donde se desarrollará el proyecto, lo cual permitirá a las personas que allí viven evitar un desembolso cercano a los 200.000 € por persona

Se trata de un paso importante hacia la puesta en marcha de una iniciativa pública que nace con una vocación social para su futura gestión desde la colaboración público-privada, y que se ubica dentro del marco de creación de una red de viviendas comunitarias y cooperativas promovido por la Consejería de Familia, Juventud y Política Social de la Comunidad de Madrid. 

Senior Cohousing, un modelo de viviendas colaborativas en auge

Hablamos de una solución residencial complementaria al de las residencias tradicionales, que da respuesta a las necesidades de envejecimiento activo de la población y busca evitar la soledad no deseada de las personas mayores.

Actualmente existen más de una veintena de experiencias en funcionamiento en España, y asistimos a una eclosión de nuevas iniciativas. Pionero fue el centro puesto en marcha en Torremocha del Jarama, en la Comunidad de Madrid

José Carlos Rodrigo, presidente de Hábitat Colaborativo: “el Senior Cohousing no es un edificio, ni una vivienda, es una comunidad de personas mayores, un estilo de vida basado en la colaboración y en la ayuda mutua, y donde son los socios de la cooperativa quienes participan de la gestión y deciden cómo quieren vivir”.

Apartamentos independientes y accesibles

El proyecto piloto Co-Rural Robregordo plantea una planta principal donde se encuentran el restaurante y el comedor. Aquí se mantienen las oficinas y el antiguo aulario con la idea de que 

sean los futuros cooperativistas quienes decidan el uso que quieren dar a esos espacios: como gimnasio o lugar donde impartir talleres, ofrecer terapias, servicios de peluquería, etc.  

En esta planta principal también se contempla una gran terraza al sur y un salón de actos concebido como un lugar de encuentro; un espacio comunitario y participativo donde desarrollar actividades culturales o deportivas y atender las necesidades de servicios sociales no solo de la comunidad de residentes, sino del municipio de Robregordo y de toda su comarca. 

La rehabilitación del edificio incluiría también la colocación de un ascensor, así como de trasteros en el sótano por cada unidad habitacional. 

Como señala María San Juan, arquitecta del equipo de Hábitat Colaborativo y quien ha redactado el proyecto técnico: “cuando alguien decide ir a vivir a un Cohousing ha de trasladar su vida a una nueva casa. Por ello, nos parece muy importante que cuando la persona mayor haga esa mudanza pueda llevarse sus cosas y tener un lugar donde guardarlas”.

En cuanto a las plazas residenciales, el anteproyecto plantea 20 apartamentos de entre 40 y 65 m2 repartidos entre la primera y segunda planta, todos ellos con un salón comedor con cocina 

americana, un dormitorio y cuarto de baño accesible y con espacio suficiente para que los residentes puedan adaptarlo en el futuro a sus necesidades. El objetivo es que las personas mayores puedan vivir en comunidad, pero sin perder su privacidad e independencia. El nuevo centro tendrá capacidad para que vivan 47 personas en tres plantas y 1000 m2 de zonas comunes.

Unidades de convivencia

Un elemento muy innovador de este proyecto piloto es la creación de una unidad de convivencia en la tercera planta: una casa grande con espacios comunes y con habitaciones individuales, baño y un pequeño office. La idea de estas unidades es ofrecer asistencia domiciliaria integral centrada en la persona a mayores que no son tan autónomos pero que buscan una atención familiar, sentirse en un hogar y no en una residencia donde todo tiene un aire hospitalario. 

Estas unidades de convivencia permiten que el matrimonio o la pareja se mantenga junta en un contexto de mayor y mejor espacio para poder cuidar y apoyar; asimismo, que pueda haber dos generaciones habitando en el mismo edificio. Es el caso de personas jubiladas que tienen a su cargo a un mayor octogenario o nonagenario con necesidad de apoyos.

Colaboración público – privada

Además de la financiación pública europea del proyecto habrá una inversión privada que se hará cargo del coste de los equipamientos.

Según las estimaciones recogidas en el anteproyecto, la inversión a realizar por las personas
socias de la cooperativa se situaría en una horquilla de entre 12.940 y 16.345 euros (PEC+IVA). Las personas que vivan en el centro se organizarán como cooperativa y decidirán su presupuesto y cómo hace frente mensualmente a los gastos comunes a definir por los propios socios. Son cifras muy preliminares que han de tomarse con cautela puesto que será tras la elaboración del Proyecto de Ejecución y del Proyecto Social cuando se determinarán de manera más concreta las necesidades de inversión que deberán asumir las personas socias que se integren en la comunidad.

De forma adicional, el proyecto también podría beneficiarse de subvenciones activas en este momento y relacionadas con la eficiencia energética y la rehabilitación de edificios.

Próximas acciones

El anteproyecto fue acogido muy positivamente por la Mancomunidad de Servicios Sociales Sierra Norte, el cual será remitido a la Comunidad de Madrid para su aprobación.

Entre los próximos pasos para que este complejo proyecto no se vea interrumpido está la creación de la cooperativa de personas usuarias, que será quien defina el proyecto definitivo en base a sus necesidades.

El inicio de las obras está previsto para el segundo semestre de este año.

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