MUERTOS SIN DISPAROS

LuisFcoDuran250

Luis Fco. Durán Carretero

Vivimos una guerra sin disparos de bala. Es lo único que de momento diferencia esta guerra que estamos viviendo, de las que conocemos. No porque sea mejor  ni peor. Todas las guerras, sean de la forma que sean, son una putada y una mierda. La diferencia, es  que no se oyen los disparos, pero si los lamentos y los ríos de lágrimas, de los familiares que pierden a un ser querido. Porque los muertos ahora mismo son muchos más y más silenciosos; los disparos están disfrazados de virus, contagiado por un pangolín, un animalillo, que como todos sabemos, comparte con todos nosotros una vida social estrecha y animadísima. Es lo que tiene el ser humano. Que no es lo mismo ¡Qué! ser humano…que para evadir responsabilidades y errores garrafales, que se  convierten en horrores, para nuestra  propia existencia, buscan una excusa completamente inverosímil, pero que de tanto repetirla acaba pareciendo una verdad pasmosa. Solo hace falta una mesa con un bicho destripado encima de una mesa. Ya tenemos el atrezo. Ahora un tipo con una bata blanca y unas gafas de estudioso y tenemos la escena terminada y lista para vender al mundo y sus alrededores. Lamentable pero cierto…

Ya hay más de cinco millones de muertos en el mundo por esta mierda, solo en España tenemos una media de entre cincuenta y cien muertos diarios, eso cuando no pasan, casi todo los días prácticamente. Pero ya parece que lo tenemos asumido y ni dios se queja. Parece que nos dan igual los muertos, mientras no te toque de cerca, es como que no sucede y, lamentablemente sucede todos los días.

Pero he aquí el gran milagro. Todos los países preocupadísimos, por sus compatriotas, se lanzan a los brazos de las farmacéuticas, para comprarles millones de chalecos anti balas inyectables. Todo un descubrimiento y, cien mil quintales de billetes para las salvadoras y pobrecitas farmacéuticas, que llevaban años sin comerse una rosca, total para vender cuatro Viagras. Pues mira tú por donde, con esta guerra les ha venido dios a ver en forma de pichón al esfínter. Al ave, me refiero. Ya sucedió en otra ocasión, pero fue en forma de madre del pichón. Lo que pasa, es que estos se les han embarazado la cuenta corriente…pero los muertos siguen y siguen… 

¿Cuándo va a acabar esta guerra? Cuando  los interesados en ella se les pudran los billetes o las vayan palmando, ellos también. Que yo no les deseo la muerte, ni a ellos ni a nadie, pero por lógica, tendrán que espicharlas también. O, encuentren otra forma de seguir amasando billetes y les hagamos falta para llenarles los bolsillos, más si cabe, por lo que nos quieran vender…

También puede ser, que viendo lo avispado que ha salido el Pangolín, Un animal que se alimenta de hormigas, que se enrolla sobre si mismos para defenderse de sus depredadores y, que a lo máximo que aspira es a pingarse en un árbol, si es de la especie arborícola. Que su intelecto no le da, para si eres terrestre, no te puedes pingar a un arbol, y si eres arborícola, no puedes bajar. Espavilaos donde los haya.  Resulta acojonante y acongojante que un bichejo tan mal formado, con tan pocas aptitudes para atacar. Sea capaz de crear un virus tan joputa, que va mutando a medida que se sacan vacunas para cepillárselo. A este bichejo hay que darle un Premio Novel. El de Creador del Virus Mutante Más Mortífero y Joputa de la Historia de los Últimos Cien Años. Claro, que este bichejo tiene poco o nada que ver con los verdaderos creadores de esta matanza, los verdaderos Joputas, a los que habría que cortar el pelo con un invento francés de la época de María Antonieta. Nadie tiene la culpa de que salga un trasquilón y se vaya la cabeza a un cesto…Son cosas que pasan… como el virus de Pangolín…

Solo deseo que esta puta guerra inventada, para sacrificar seres humanos sin ningún miramiento y, porque se les ha puesto en las bolsas excretoras a estos Joputas  acabe muy, pero muy pronto.

Espero seguir escribiendo y que vosotros sigáis leyendo, será buena señal, porque como aquí los disparos no avisan por donde vienen igual nos dan, sin saber por qué…

¡Salud para todos!

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