Desarrollo rural, macrogranjas y desinformación

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La derecha trata de erigirse en portavoz y defensora del campo español, donde ciertamente la tradición conservadora es dominante, y no duda en mentir para mantener en la ignorancia a sus supuestos defendidos. Hemos tenido un caso elocuente con la campaña desatada contra el ministro de consumo Alberto Garzón por las declaraciones a un periódico inglés, The Guardian, publicadas el 26 de diciembre. Garzón dice literalmente “«La ganadería extensiva es un medio de ganadería ambientalmente sostenible y que tiene mucho peso en partes de España como Asturias, algunas zonas de Castilla y León, Andalucía y Extremadura. Eso es sostenible; lo que no lo es en absoluto son las llamadas megagranjas. Los creadores de estos lugares encuentran un pueblo en un pedacito despoblado de España y ponen 4.000, o 5.000 o 10.000 cabezas de ganado. Después contaminan el suelo, luego el agua y exportan esa carne de mala calidad de estos animales maltratados».

Se podría haber titulado que Garzón defiende las explotaciones ganaderas extensivas españolas, pero no. Por dar un titular, y solo uno por cuestiones de salud mental, ABC titula “Garzón dice en ‘The Guardian’ que España exporta carne de mala calidad de animales maltratados”. El ataque de políticos de derecha (incluido alguno del PSOE con mala leche o como poco despistado) e incluso sindicatos agrarios (el despiste aquí parece monumental) es pedir la dimisión del ministro no ahorrando descalificativos. Es obvio que se toman las macrogranjas por todo el sector cárnico español en claro desprecio por la realidad: Grandes (gigantescos) productores y en consecuencia muy pocos, dependientes de fondos de inversión, que compran (piensos) y venden (la mayor parte) al exterior, generando poco empleo (mecanización máxima) que contaminan a más no poder (el suelo y los acuíferos del entorno, olores que hacen irrespirable vivir en kilómetros a la redonda, altos niveles emisión de CO2 para transportar de todo lo que producen y compran) con animales tratados como máquinas. Como no asumen estos costes, pueden competir en ventaja contra cualquier otra explotación media o pequeña, intensiva o extensiva, y siempre local y generalizada en nuestro medio rural. ¿Que futuro tienen estas si dejamos que se generalicen las macrogranjas?

Ahora ya sabemos quien quiere las macrogranjas, quien desprecia a nuestro campo, quien está en contra del desarrollo rural y quien no se entera o solo genera mala leche.

Desde Bustarviejo

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Jorge Baonza Díaz

http://florasierraguadarrama.blogspot.com.es/

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