Gratitud

Paloma López Pascual – Psicóloga – Serie: ¿Qué tenemos en la cabeza?               

El Ayuntamiento de La Cabrera ha querido mostrar públicamente su agradecimiento a las personas que separan correctamente sus residuos y los depositan en los contenedores adecuados. Lo ha hecho a través de unos sencillos carteles colocados en aquellos puntos de recogida del pueblo que más destacan por tener una clasificación óptima, haciendo especial mención al cubo marrón, de residuos orgánicos (restos de comida, exclusivamente), que en dichos puntos se recoge con una muy buena calidad y un nivel de impropios muy bajos. Los impropios, como su propio nombre indica -valga la redundancia-, son los residuos inadecuados que a veces «se cuelan» o son depositados por falta de cuidado en los cubos del color que no corresponde.

Hay que señalar que uno de los mayores impropios del cubo marrón son las bolsas, a pesar de que en carteles también muy claros y sencillos se pide, por favor, que se depositen sin ella: «SIN BOLSA», reza el cartel. A buen entendedor…

Quizá podrían ir en bolsas compostables, pero la mejor opción para una buena calidad de la recogida, es que vayan sin ninguna: sueltos, volcados en el propio cubo, desde nuestro contenedor casero, que puede ser como un «tupper» grande en el que vamos dejando los restos de cada comida (también, por supuesto, sin bolsa). L@s que tenemos «una cierta edad» recordamos que en muchos barrios de Madrid hace años se bajaba la basura a la calle de esta manera: en cubos de casa, sin bolsa, que se volcaban en un contenedor grande, todo mezclado, o en bolsas depositadas, literalmente, en la calzada; generalmente en un cruce de calles o en un lugar ya prefijado para ello. Afortunadamente, excepto en el uso desproporcionado de bolsas de plástico -que sigue siendo excesivo-, hemos avanzado mucho desde entonces.

Dicho todo esto, sirvan mis palabras como reconocimiento a las personas que hacen bien la sencilla tarea de poner cada residuo en su lugar, de una forma ordenada y respetuosa para nuestro tan ya y tristemente dañado medio ambiente.
El reconocimiento siempre supone un «refuerzo positivo» de lo que se hace bien, y es el mejor motor para la motivación y para continuar promoviendo las ganas de seguir haciéndolo así; incluso para las personas que todavía no se animan a hacerlo y que, seguramente están desmotivadas para ello, el reconocimiento cuando lo hagan correctamente, supondrá un aliciente para empezar a cambiar.

Tendremos que ponernos a buscar y a analizar los motivos por los que funcionamos de una u otra manera. Pero, mientras tanto, disfrutemos de la buena gente que tenemos entre nosotros, comprometid@s, cuidadores y cuidadoras y, sobre todo, responsables. Lo bien hecho, bien parece. Quizá nos dejemos contagiar por ell@s (¡no es justo que sólo se contagie lo malo!).

Gracias por hacerlo bien cada día.

Y gracias también al Ayuntamiento de La Cabrera y a su alcalde por apoyar esta idea surgida un amanecer, cuando yendo a tirar mis cinco fracciones de diferentes residuos me di cuenta de que daba gusto cómo estaba el punto de contenedores cercano a mi casa: recogido, limpio y ordenado. Inmediatamente pensé: «… habría que dar las gracias por escrito a l@s que hacen posible esto”. 

En esta ocasión, a l@s que depositan correctamente los residuos. Y en una “próxima entrega», me emplazo a mí misma para dárselas también encarecidamente a los trabajadores y trabajadoras responsables de este sector. 

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