AVIÓN CAÍDO EN RIOFRÍO

Rafael de Frutos. Montejo  

Corría el mes de febrero de 1956 y se anunciaba por los medios de difusión que se había perdido un avión militar, no se sabía dónde, pero se sospechaba que podía estar en la sierra de Guadarrama y por aquellos parajes se buscaba sin resultado positivo.

Debió perderse el día primero del frío febrero, pero este dato no lo recuerdo con exactitud. Lo que sí recuerdo es la noche del día ocho y por supuesto todo el día nueve.

Tres meses más tarde yo cumpliría veinte años. Había estado paseando con mi novia y una vez en mi casa me acosté, no puedo decir si había llegado a dormirme o aún estaba despierto. El hecho es que llamaron a la puerta y yo lo oí. Bajó mi padre para ver quién era. Era el alcalde Vicente Jaén que le dijo a mi padre que me llamara y que subiera enseguida a la plaza que había aparecido el avión militar. Yo subí presto y allí estaba el cabo primero de Colmenar de la Sierra y la camioneta de Máximo, el de La Hiruela. El cabo vino a Montejo a llamar por teléfono para comunicar que habían encontrado el avión. Era el lugar más cercano donde había un teléfono. Inmediatamente llegó Manuel Sevillano y casi juntos Jose del Pozo (q.e.p.d.) y Francisco de Dios Sedano. Nos dijeron que debíamos acompañar al cabo primero y auxiliar o ayudar en lo que pudiéramos en el lugar de los hechos. El cabo subió con Máximo en la cabina y los cuatro mozos en la caja. Nosotros interpretamos que íbamos hacer algo positivo e íbamos hasta cantando. Así llegamos hasta la finca de Montes Claros. En esta finca nos bajamos de la camioneta y Máximo se volvió a La Hiruela. Allí le dieron al cabo un mulo y salimos el cabo a caballo y nosotros mirando las herraduras del mulo a pie. Él llevaba un buen capote, nosotros la ropa de diario, supongo que limpia, por lo menos la mía limpia de dinero. Entre los cuatro, bueno entre los otros tres, creo que llevábamos doce o trece pesetas. Nuestro destino era Peñalva de la Sierra (Guadalajara), y allí llegamos cuando alboreaba el día. Nos dirigimos a casa del señor alcalde el que después de haber hecho lumbre nos dio un cuenco de sopas de leche y seguimos el camino. El cabo cambió de cabalgadura esta vez un caballo, para nosotros todo siguió igual con la diferencia de que ya era de día y no se veía el resplandor que despedían las herraduras del mulo cuando aun era de noche. A partir de Peñalva todo era cuesta arriba pues debíamos subir a la cordillera ya que los restos estaban por el lado de Segovia muy cerca de la cuerda, en un astial de piedra de pizarra. En la subida nosotros nos enganchábamos por turno a la cola del caballo y nos ayudaba a subir. La mañana era fría y con niebla, había algunos momentos que salía el sol, el viento llevaba a las nubes que soltaban una fina lluvia, las caballerías no podían por el hielo llegar donde estaba el avión y uno de los trozos más grandes que se veían del Junker era la cola que destacaba por un aspa en el timón, cruz de San Andrés. Los cuatro mozos de Montejo cogimos uno de los siete cadáveres que estaba desnudo boca abajo y poniéndolo en una manta militar y tomando cada uno una esquina nos dirigimos hacia Riofrío de Riaza, que es donde estaban las ambulancias. En una de las paradas que hicimos para descansar llegó un comandante de aviación y cuadrándose ante cadáver saludó militarmente y se santiguó y nos preguntó quiénes éramos y por qué estábamos colaborando. Le explicamos todo y le dijimos que lo peor es que nos íbamos alejando de nuestro pueblo cada vez más. Él nos dijo que nos traerían hasta Buitrago en un camión militar y así lo hicieron. En el camión nos dieron los militares pan y una lata de sardinas en aceite. Los cadáveres fueron bajados a Riofrío y en ambulancias militares trasladados a Madrid, y nosotros desde el puente de Horcajo, que fue donde nos dejaron, volvimos a Montejo andando para llegar cuando ya casi era día diez, pues en el puente nos dejaron cuando ya era de noche. El señor alcalde dicho mas arriba nos paso dos rutas de hacendera por los servicios prestados. Todo ello sucedió el 09-02-1956.    

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