J.B con hielo. 

“Sigue la fiesta”. Fue mi artículo anterior, y a estas alturas, veintitrés de febrero, fecha inolvidable, después de alabar las medidas populares y populistas, va terminando la orgía y el desenfreno y comienza la bronca.

Es lo que tiene formar un gobierno social-comunista; la cabra tira al monte por mucho que intentes bajarla agarrándola de los cuernos, y esta tira con fuerza y tiene leche.

Os ha pillado “en bragas o en calzoncillos”( no vayamos a tocar feminismos), la protesta campesina. Quien os lo iba a decir; el proletariado sublevado contra el poder comunista y este concediendo razones y animando las movilizaciones.

Que no os engañen, agricultores y ganaderos. Este gobierno y sus afines medios de comunicación (léase la sexta y otras adictas) tratan de tirar balones fuera, echando culpas banales sobre intermediarios o grandes cadenas de distribución. Eso no es más que humo para no dejar ver el incendio. Los mediadores son necesarios y las cadenas también, y el porcentaje tan justo como legítimo. El problema es que si se interviene el mercado los paganos seremos todos. Echar la culpa a Bruselas es otra entelequia. Ya se sabía, hace tiempo, de la salida de la Unión de Gran Bretaña y por tanto la reducción de ayudas al campo por la no contribución de este estado.  Por otro lado, es imposible cerrar mercados de importación sin sufrir el castigo a nuestras exportaciones.  

Vuestras reivindicaciones tan verdaderas como justas son misión imposible, salvo que nuestro gobierno intervenga y os ponga un precio mínimo de salida. Esto implicará la subvención.

Oigo y veo a los contertulios y entrevistados de la cadena gubernamental y llego a la conclusión de que lo rural sigue sin conocerse y sin importar un pimiento. Estos pueblerinos reconvertidos en capitalinos y algunos con parcelas de mucho poder,  definen la berza como la borrachera de un fin de semana y el tomate como el agujero de un calcetín. Ignorancia subida al poder.

Tan extendido está el analfabetismo y desconocimiento de lo rural que salgo a pasear por el pueblo un finde y oigo conversaciones tan extrañas como ridículas ¡mira, una vaca!,  ¡ovejas con sus “ovejitos”!. ¡Anda, caballos! Y los padres, ignorantes, tratan de que sus peques les den un chusco o una zanahoria arrimándoles su mano y su cabeza a la testuz y boca del animal. Aquello debe de ser un ciruelo, afirmaba una muchacha en un grupo. No, creo que es un lilo, asentía otro. ¡Mira, moras!,  pero tienen espinas. Pasean cerca de un terreno abonado y les oyes ¡Que mal huele!,  o, mira, una mierda de vaca y moscas, ¡qué asco! Imaginan el campo con flores silvestres y olor a Victorio y Luccino.

Volviendo al asunto tratado, la solución está en la protección patriarcal aunque se nos dispare el déficit y la deuda o nos frían a impuestos. No queda otra que pagar más en la tienda o el super, porque se irá disparando el precio en los tramos de la cadena.

Así que apreteu; os lo dice el gran Pablo, otrora luchador infatigable en defensa del campesinado y ahora reconvertido en casta; con coche oficial, despacho propio, secretario, subsecretario y hasta” mayordomo”; con un sueldo de 80.000 euros y con un trabajo de lo más placentero; acompañar al presidente en las mesas de negociación y enredarse el bigote mientras los demás hablan. Todo por la gracia de Pedro.

Por cierto, esto de la subida de impuestos, que va intrínseca en el A.D.N de estos gobiernos bipartitos y con tintes marxistas porque no saben mover la economía de otra manera, ya se dejan ver,  y nos saludan con armonizar los de patrimonio, sucesiones y donaciones y trasmisiones patrimoniales, intentando intervenir en parcelas propias de los organismos autonómicos. La intervención y la ideología única es innata con su ser. Dicen que existe dumping fiscal en Madrid y les contestan que hay que armonizar a la madrileña. Es directamente proporcional, menos “carguetes”,  menos impuestos.

En cuanto a la reforma laboral, señora ministra, despacio y con diálogo, con mucho cuidado, no vayamos a terminar la legislatura con cuatro millones de parados.  ¿Esta será la resaca?