El pasado 18 de Enero volvimos a salir de paseo con VALOJA visitando el yacimiento del cerro de La Cabrera y el Convento de San Antonio. La idea era visitar también la necrópolis medieval de «La Tumba del Moro», pero la lluvia y la niebla nos hizo recortar la ruta dejando este último yacimiento arqueológico para otra ocasión. 

El cerro de La Cabeza constituye un fantástico mirador desde el que se puede divisar todo el término de La Cabrera. La niebla no nos dejó disfrutar de estas vistas, pero hizo que el paseo estuviera impregnado de un ambiente mágico donde casi se podía sentir la presencia carpetana entre sus piedras. Este cerro constituye una fortaleza natural de fácil defensa, solo tiene acceso por el flanco este donde aun se puede apreciar lo que en su día fue una muralla defensiva, el resto de sus flancos son inaccesibles para potenciales enemigos. Es fácil de entender que «los que viven en los escarpes» eligieran este lugar para construir su poblado.

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La segunda parte del paseo lo realizamos con una visita guiada al Convento de San Antonio, que ha sido declarado recientemente Bien de Interés Cultural. Se trata de un templo románico construido a finales del siglo XI o principios del siglo XII, probablemente sobre una ermita prerrománica. La historia del Convento no puede ser más interesante, fundado por la orden benedictina y consagrado a San Julián en su origen, pasó después a manos de la orden Franciscana alcanzando sus días de mayor esplendor. Fue frecuentado por personajes ilustres como el Marqués de Santillana o el Cardenal Cisneros, ocupado y expoliado por las tropas francesas durante la guerra de la independencia a principios del siglo XIX, estuvo después en manos de los descendientes del genial pintor Francisco de Goya y fue adquirido posteriormente por el famoso médico Carlos Jiménez Díaz en el año 1934. Actualmente se encuentra restaurado y lo habitan religiosos de la hermandad de los Misioneros Identes.