Chimo Marcos

Morí hace un par de días, o meses, o años. No, no se sorprendan, ya sé que es sorprendente. Lo creemos una artimaña para atraer nuestra atención por parte del que escribe, pero es la realidad, lo que ocurre es que es una realidad absolutamente nueva. Pero, por favor, sigan leyendo, verán que merecerá la pena.

Que ¿cómo sé que he muerto? Pregunta natural dentro de los parámetros de nuestra lógica hasta que hoy puedan ustedes escuchar en vivo otra cosa. Pues lo sé porque al encontrarme en esa otra dimensión de la que voy a hablar ya a partir de ahora, pude ver y apreciar con detalle todo lo que me había ocurrido recientemente y, de hecho, con un poco de interés por mi parte, podría ver toda mi biografía sin mucho esfuerzo.

Al parecer, y hablo así, sin la seguridad en afirmar o negar lo que voy diciendo, pues nadie me lo ha explicado todavía Tendré que acostumbrarles a ustedes a creer en esto que les diga, pues yo a mi vez, lo creo a pies juntillas, ya que me voy insuflando de todo lo que pregunto, a nadie, ni nadie me responde, pero yo llego a saberlo con certeza.

Pero quizás no soy, en cambio era y eso es lo que represento aquí y ahora. Debo de ser una pequeña fuerza, parte infinitesimal de una fuerza más grande. Fuerza más grande y poderosa que se explica solo por si misma y para sí misma únicamente. Y debe de ser esa misma fuerza la que me está dictando esto que acabo de explicar; algo que nunca se me habría pasado por la imaginación (y siempre tuve mucha) y ahora he tenido que morirme para verlo con toda claridad

¿Por qué, si estoy muerto, tengo una plena conciencia de estar vivo? Estoy pensando y percibiendo las cosas a mi alrededor como siempre, o así me lo parecen, si bien no sé muy bien lo que son y no parece que me importen lo que puedan ser. Supongo que estoy rodeado de otras personas como me ha ocurrido otras veces, o muy parecido a aquello, lo que me ocurría en algunas grandes ciudades en las que he estado…no sé cuándo.

La siguiente pregunta que me he hecho, ha sido la de sí puedo pedir ver a alguien que me interese, y he pensado en Teresa  (en mi vida solo había habido una Teresa importante) y en el acto nos hemos visto. He sentido un calor diferente que me ha llenado todo el cuerpo; no era sexual – nos fue muy bien en ese aspecto de nuestra relación, que fue corta, pero intensa – lo definiría mejor si dijese que me pareció el propio de un gran afecto, casi el que conocía del amor a mis hijas, pero que no era exactamente el mismo. Era la misma proporción por la otra parte, es decir que sentía que Teresa me quería al menos como yo a ella. Y que su presencia allí, en el momento en que yo la había llamado de algún modo, al pensarla, ella había acudido.

Era también la confirmación de que mi ateísmo estaba plenamente justificado, pues de ningún modo podía llamar Dios con  mayúscula a la fuerza que mueve todo esto. Recuerdo que deje de creer en el Dios que me enseñaron de niño. Luego, los creacionistas añadieron a Adan y Eva y sus pecados originales. Al menos los protestantes pusieron algo de orden en ese batiburrillo de creencias increíbles. Solo a Jesucristo le dieron importancia divina. Luego los católicos necesitaron un Espíritu Santo para justificar que el ser humano tuviera alguna inteligencia.

Los musulmanes, al menos, tuvieron la decencia de no personalizar a su Dios, si bien aceptaron varias ideas primarias de los cristianos, como el paraíso, pero lo estropearon bastante con la machista idea de que allí, solo los hombres irían con todas su facultades. Y tendrían varias huríes por cada hombre para hacerles la estancia inmejorable-

Mucho más racional me han parecido siempre los panteístas y todos los que solo pueden pensar en paraísos oníricos, sí, pero realistas porque desean llegar a situaciones en que se encuentren con el equilibrio y el dominio de sus sentidos, basándose en lo que tienen y por ello conocen. Además, casi siempre, saliéndose de una situación racional como la humana y buscando niveles de deshumanización como podría decirse que ven al aceptar la muerte.

Es posible que yo esté dando mi ración de fuerza para que aquí siga habiendo suficiente. Suficiente fuerza ¿para qué?. A lo mejor para mantener esta situación a la que todos aportamos una energía desconocida, pero que quizás sea la que mantiene este mundo, ¿o inframundo? No sé, Quizás yo debería haber invocado a alguien  más.  No lo he hecho con mi madre y realmente me encantaría ver que está bien y feliz. Pero también creo que eso es decir algo que espero de mi mismo, no porque tenga que hacerlo.  Nada me obliga a nada, yo no soy yo, no tengo personalidad que guardar, que mantener. Lo único que tengo que hacer es seguir a los que parece vamos en la misma dirección, que a lo mejor es la salida. ¿La salida hacia dónde?