LOS AUTOMOVILES EN EL CALENTAMIENTO GLOBAL

ChiomoMarcos14

Chimo Marcos
Parece ser que el cambio climático ha logrado que los países, muchos, que iniciaban pero no concluían conversaciones sobre las medidas que deberían adoptarse para luchar contra este enorme problema a escala mundial, al cabo de todo este tiempo perdido, casi todos ellos hayan firmado los primeros acuerdos.
No se ha incluido nunca, hasta ahora, a los EE.UU. al menos en alguna conversación con afán constructivo, y sus gobiernos se han mostrado renuentes, cuando no despectivos, a tomar las medidas propuestas o sugeridas por el resto del mundo occidental, para remediar dicho calentamiento global.
Leo en los periódicos y veo en la TV las manifestaciones que los líderes de esos países que ahora inician este acuerdo, aunque en sintonía unos con otros en lo principal, todavía no han dedicado una parte importante de sus estudios a pensar antes de hablar sobre lo que van a proponer al mundo entero.
La decisión más llamativa es, desde luego, la prohibición total en fabricar y por tanto no matricular más automóviles de combustión en sus motores a partir de unas fecha nada alejadas en el tiempo, aunque variadas, como vamos a ver. Y lo más sorprendente es que se hayan lanzado a dar fechas de cierre total de plantas y matriculaciones cada uno en función de sus propios –mínimos por ahora – estudios de posibilidades. Para ello nos han dado las fechas en que cada uno por su cuenta ha decidido cuál será la fecha de ese comienzo de cambio.
Nos encontramos con algunos apuntes de comienzo tan inmediatos como 2025 (a la vuelta de la esquina) y también 2050, el más alejado de hoy. Entiendo que estas fechas se aproximarán a medida que se estudien sus posibilidades reales y yo diría que la de 2050 es más verosímil.
Hay que eliminar todos los coches, diésel o gasolina, e híbridos por tanto. Las furgonetas de reparto, camiones y supongo que tractores, me parece entender no se verán afectados, ya que el motivo principal es eliminar el coche individual; esta lacra del mundo actual, que además es el que más afecta a las grandes ciudades, verdadero cocederos de los ácidos lesivos que nos ahogan.
Habrá que disponer de dos cosas que, aunque conocidas, hoy son nuevas: electro estaciones de servicio (no creo que basten simples postes estratégicamente situados) que permitan recorrer distancias más en consonancia con la que hoy obtenemos de los motores de combustión. Lo de pilas con mayor capacidad parece menos fácil a corto, y suficientemente costoso para seguir teniendo estos coches como solo para potentes económicos; la clase media a lo peor tendrá que esperar o ir a plazos más largos, parecidos a los de las hipotecas. ¿Y cómo se prevé la suficiente electricidad para alimentar todos esos puntos de conexión a la red que no deberá suministrarse de productores con combustibles fósiles como los de hoy, y sí con el hidráulico y los solares y de viento.
Todo ello sin duda es posible, pero llevará a unas inversiones gigantescas y, por cierto, ¿no dejará fuera de su alcance a una gran parte del mundo? ¿Cómo podremos conciliar y por cuanto tiempo las diferentes situaciones que se crearán entre los países que cambien y los que no puedan hacerlo al mismo tiempo?
¿Ya no veremos nunca en Europa un coche matriculado en algún país africano? O por el mismo motivo, de cualquier país que haya o no adoptado la electrificación automóvil, pero en el que el automovilista en cuestión haya decidido no integrarse. Lo sentiré, pues recuerdo que desde niño me animaba a soñar, no sé exactamente qué, cuando veía una matrícula extranjera, aunque solo fuera de Andorra o Suiza… supongo que a viajar a esos países que siempre los imaginaba exóticos y atractivos; no digamos si eran con matrículas en árabe, que supongo se limitaban al cercano Marruecos, nada más. Y a las matrículas del cuerpo diplomático, ¿se las obligará a seguir la regla general?.
Para mí, créanme por favor, lo que me pone más triste de esta desaparición del coche de motor de gasolina es que me quitan un referente – no quiero decir el más importante pero si uno de ellos – que acompañaron muchos años de mi vida joven, cuando el coche era la libertad, el romper fronteras, el no depender de nadie y usarlo casi como mi casa (no tenía entonces la propia) para mis aventuras de todo tipo, sobre todo acompañado de una mujer, que se sentía, como yo, libre y disponible para cualquier aventura. No creo que me reponga de esta ausencia, aunque ya no signifique lo mismo para mí.

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