AVES DE LA SIERRA NORTE. EL VENCEJO REAL

VencejoReal

Miguel Ángel Granado
Cuando los días se alargan, síntoma de que llegan de nuevo los meses cálidos, multitud de aves estivales llegan a nuestro país. La primavera es la mejor época para observarlas. Algunas pasan más desapercibidas; otras como los vencejos son fácilmente identificables, ya que permanecen mucho tiempo volando. Supongo que sabréis reconocerlos: esos pájaros oscuros que vuelan a gran velocidad y emiten unos chillidos agudos; habitualmente se ven varios individuos juntos en vuelo sincronizado. Lo que probablemente no resulte tan conocido, es que existen varios tipos de vencejos; de todos ellos el que tiene mayor tamaño es el Vencejo real (Tachymarptis melba). Lo avisté por primera vez hace unos años, cuando vivía en Burgos. Un amigo me llevó a un lugar donde suelen criar; era a primeros de mayo, acababan de llegar de su largo viaje y, ya apreciamos una pareja con vuelos de cortejo.

Los vencejos comunes son de tamaño medio y destacan sus alas puntiagudas. Cuando se observa al real, se tiene la sensación de observar un vencejo gigante, además de que resulta inconfundible por tener tonalidad blanca en el pecho y en la cara. El resto del cuerpo, como en todos los vencejos, combina tonos pardos oscuros. Tiene los ojos negros, el pico corto pero con buena abertura bucal. Su silueta en vuelo es en forma de cruz o ballesta, con la cola corta y ahorquillada y las patas muy cortas y emplumadas. Al tenerlas tan pequeñas, no se posa nunca en el suelo; de hecho si nos encontramos un vencejo caído, debemos cogerlo, ponerlo en la palma de la mano y levantar el brazo, moviéndolo arriba y abajo suavemente para que pueda despegar. Si se va podemos quedarnos tranquilos, ya que en el aire está en su medio: los vencejos son acróbatas del vuelo.
En nuestra comarca podemos observar al Vencejo real (cuyo nombre científico hasta el año 2011 era Apus melba), únicamente en paso; no hay citas reproductoras pero sí los encontraremos durante el mes de abril en la migración prenupcial y durante este mes de septiembre y octubre en la postnupcial, cuando regresan a sus lugares de invernada en África tropical. Recorre cada año entre diez y quince mil kilómetros, incluso más, sumando los dos viajes. Se estima que puede volar cada jornada entre 500 y 800 kilómetros. Como reproductor se localiza en la Europa meridional, no más al norte de los Alpes o los Cárpatos; también se encuentra en esta etapa en varios puntos de África y de Asia. En nuestro país, se extiende por la zona este; además ocupa enclaves de Extremadura, Sierra Morena, las Arribes del Duero, el alto Sil y algunas rías gallegas, junto a puntos concretos de las Islas Baleares y Melilla.
Habita en cortados rocosos, ya sean costeros o de interior, donde instala sus nidos; prefiere la caliza, ya que tiene muchos más huecos. Además en menor medida podemos verle en edificaciones de pueblos y, en presas o puentes en el monte. El nido es una pequeña copa en alguna fisura de la pared, construido con plumas, paja y barro que fija con su saliva; lo elaboran ambos sexos. Suelen emparejarse de por vida con un mismo individuo; se ha descubierto que esto sucede porque regresan siempre al mismo lugar y a la misma oquedad; al tener esa querencia vuelven a encontrarse tras sus viajes, aunque lleguen con unos días de diferencia. Crían en pequeñas colonias que rara vez sobrepasan las veinte parejas. Realizan una única puesta; aunque haya años en que podamos verles ya en marzo (lo habitual es que lleguen en abril), no será hasta mayo o incluso junio cuando pondrán los huevos, generalmente dos o tres; serán incubados por ambos progenitores durante unos veinte días. Tras la eclosión, tendrán que transcurrir otros cincuenta, hasta que los pollos abandonen el nido. Durante este tiempo son cebados por hembra y macho, mínimo unas diez veces al día. Los vencejos se alimentan de insectos que capturan en vuelo, permaneciendo con la boca abierta y aglutinándolos con su saliva: moscas y mosquitos, chinches, avispas, hormigas, arañas,…. Cuando hace frío y hay escasez de comida, los pollos pueden entrar en letargo, bajando su temperatura corporal y sobreviviendo así varios días sin comer.
Esta especie llega a alcanzar en los picados hasta 200 kilómetros por hora. En vuelo horizontal es el ave más rápida del mundo, con máximos de 170 km/h. Poseía además hasta hace poco el récord de vuelo, habiéndose documentado individuos que permanecen hasta seis meses sin posarse; recientemente se ha descubierto que su pariente, el Vencejo común puede llegar a estar hasta diez meses seguidos volando. Por supuesto, comen en el aire, copulan en el aire, duermen en el aire,…No sufre amenazas importantes aunque le afectan los pesticidas utilizados en la agricultura, como a todas las aves insectívoras. Esperemos que siempre disfrutemos de los vencejos, son aves únicas y extraordinarias.

 

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