Rascafría regresa al Siglo XIX

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Enrique Pérez Baos – PP Rascafría

Llegamos a la mitad de la legislatura en Rascafría y comprobamos como el actual Equipo de Gobierno ha enterrado a la democracia para imponer el caciquismo del siglo XIX.

España goza de un sistema democrático y constitucional que ha otorgado a los españoles los actuales niveles de derechos y libertades de los que nuestra sociedad plural puede disfrutar. El progreso y desarrollo social ha sido posible gracias al actual Estado de Derecho y el cumplimiento de la Ley, éste es el pilar fundamental de una sociedad desarrollada y libre, además de la única garantía de nuestra convivencia. Sin embargo, el actual Equipo de Gobierno de Rascafría que encabeza Beatriz Aguirre lleva 2 años despreciando los pilares fundamentales de nuestra sociedad y han convertido el Ayuntamiento en su cortijo privado donde como ellos mismos dicen «nosotros gobernamos, nosotros decidimos». Esta expresión es más propia de gobiernos autoritarios, antidemocráticos y caciques que de gobiernos democráticos, sobre todo teniendo en cuenta que la oposición representa a 6 de cada 10 vecinos. Conviene recordar que el caciquismo fue un hecho sociopolítico propio de la Restauración Borbónica de finales del siglo XIX, donde las coacciones y las influencias sobre los ciudadanos buscaban privarles de su libertad y condicionar su comportamiento.

¿Qué elementos prueban que la alcaldesa ha impuesto un sistema caciquil en Rascafría?

-El primer elemento es su actitud antidemocrática por la cual se niega a cumplir las mociones aprobadas por la mayoría del Pleno municipal, teniendo en cuenta que el Pleno municipal es el órgano de máxima representación vecinal en el pueblo esto supone un tremendo atentando democrático.
-El segundo elemento es su actitud violenta y chantajista contra todo aquel, vecino o concejal, que cuestiona su forma de gobernar. Así lo demostró en los primeros meses de legislatura cuando buzoneó con dinero público cartas insultantes y con ataques personales hacia los concejales de la oposición por haber planteado un calendario de celebración de Plenos. Seguidamente han venido las amenazas y coacciones a vecinos y concejales, ya que buscan imponer el miedo en todo aquel que cuestiona el catastrófico trabajo y desgobierno de esta alcaldesa.
-El tercer elemento es la violación de los principios constitucionales para la contratación de trabajadores municipales, de este modo se contrata sin transparencia, a dedo y casualmente siempre hay gente contratada próxima a su candidatura electoral. La prueba es que las entrevistas de trabajo las realiza la propia alcaldesa o su mano derecha el concejal Víctor Velasco cuando deberían realizarla empleados públicos imparciales y objetivos. Además la alcaldesa se niega a dar explicaciones a la oposición del procedimiento en los procesos de selección.
-El cuarto elemento son los contratos a dedo, que vienen realizando desde el primer día y por los cuales se despilfarra el dinero público de todos los vecinos en el beneficio directo de determinadas empresas privadas o gente de su entorno. Pero no solo están utilizando el dinero público para beneficio de privados, también están cediendo instalaciones municipales, propiedad de todos los vecinos, a grupos de personas próximas a la alcaldesa. ¿A quién pregunta la alcaldesa para poder darle la llave de una instalación municipal a un particular?
-El quinto elemento, y no por ello menos grave, es la negativa de la alcaldesa para aplicar la Ley cometiendo un presunto delito de prevaricación y permitiendo que familiares de su Equipo de Gobierno tengan negocios abiertos sin las licencias necesarias. Todas estas prácticas son las mismas que realizaban los caciques en 1874, desde el ayuntamiento se busca amordazar a los que discrepaban, comprar apoyos e influir directamente sobre los vecinos mediante el chantaje y los favores.

¡Qué vuelva pronto la democracia a Rascafría!

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