De “las hostias de la ley del menor”, al guantazo al menor

 

 

 

Alberto Brasero Iniesta

Escribo en relación al artículo de Luis Fco. Durán «las ostias de la ley del menor» publicado por ustedes el mes pasado. Y escribo porque me he sentido profundamente decepcionado por las expresiones tan chabacanas que se escriben como «ostias», «HDP», «manda güevos» o «mierda de sociedad», y lo que subyace de fondo que de alguna manera crea opinión y por tanto construye cultura.
Lo primero que me gustaría preguntar es por el significado de HDP, pues no me creo lo de pantera rosa, faltaría la R; ¿acaso quiere decir «hijos de puta»? De ser así decirle que es una expresión profundamente vulgar y machista (ya que ninguna madre es puta y parece que siempre son ellas las que pagan el pato) y no está a la altura de un periódico como este.
Si lo que quiere trasmitir es respeto hacia los mayores, debería predicar con el ejemplo y usar términos respetuosos.
Todo esto no significa que no condene, que lo hago firmemente, los crímenes de Marta del Castillo o Sandra Palo (que me imagino es a quien se refiere con la niña de Leganés, que, por cierto, respeto es también usar su nombre y no un mote cualquiera, y además era de Getafe), pero creo que no se pueden coger dos casos tan brutales para justificar dar un guantazo a un menor (de hecho sus asesinos tuvieron algún que otro guantazo en su infancia), o venir a decir que los adolescentes son escoria por hablar por redes sociales y por su culpa tenemos una «mierda de sociedad».
Como hijo y padre que soy no puedo pasar por alto tan desafortunada afirmación por varios motivos, y es que cuando dice «un guantazo en un momento dado», ¿a qué se refiere? a un guantazo al año, uno al mes o uno a la semana; y ¿como diferenciar galleta, guantazo y hostia ? (si, con h, como dice la rae). Bajo este argumento he visto muchas «galletas» o guantazos (no sé diferenciarlos) a niños y niñas y los sentimientos que les genera: humillación, odio, tristeza, ira y/o miedo.
Y digo persona porque es lo que es ante todo un menor: persona. De hecho si existen unos derechos de la Infancia es porque en demasiadas ocasiones son menospreciados y vulnerados, como en este artículo.
Creo profundamente que la violencia física aparece cuando no se tienen las herramientas, el tiempo, la paciencia y/o la habilidad para dialogar; y el guantazo lejos de ser la solución se convierte en problema.
Siento que como sociedad tenemos que reprobar sus palabras tan desafortunadas para cambiar de paradigma de una vez por todas. Vamos a imaginar que en lugar de menor, pusiese persona mayor o mujer ¿toleraríamos que en un periódico se incitase a pegar puntualmente a una persona mayor o mujer? ¿Entonces porque nos parece normal que si se haga hacia un menor?
Hace unos 40 años había un anuncio en televisión de Osborne donde un hombre pegaba a su mujer con total naturalidad sin que nadie censurase ese anuncio, pues igual que hoy eso nos parece aberrante, espero que en pocos años a nuestra sociedad nos parezca igual de despreciable sus palabras.
De esta manera espero y deseo que desterremos el refrán «la letra con sangre, entra» y lo transformemos en «la letra con amor y con humor, entra mucho mejor», porque esto también forma parte de la cultura española.

 

 

 

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