Se intensifican los tratamientos preventivos para proteger las masas arboladas de las plagas

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La Comunidad de Madrid va a intensificar en las próximas fechas los tratamientos de prevención de las masas arboladas de la región frente a las plagas que les amenazan, especialmente activas ahora tras un año de abundantes lluvias que favorece su proliferación. La primavera es el momento idóneo para iniciar los controles que permitan detectar la proliferación excesiva de alguno de los principales insectos plaga, facilitando la realización de las distintas actuaciones encaminadas a su control con mayor eficacia.
El viceconsejero de Medio Ambiente, Enrique Ruiz Escudero, comprobó en el Arboreto Luis Ceballos de El Escorial las labores que se realizan en distintos árboles para contener las principales plagas de nuestras zonas arboladas, especialmente las dedicadas a combatir la grafiosis, una enfermedad que ataca a los olmos desde principios de siglo XX y que ha provocado la pérdida de miles de ejemplares en Europa y Norteamérica. La Comunidad de Madrid tiene en marcha un programa de tratamiento y prevención de esta plaga en los olmos de interés de la región desde 1986.
«Sabemos que la actuación de la cepa agresiva de la grafiosis en esta década ha dejado graves daños, pero si se llevan a cabo escrupulosas labores de vigilancia y control, como la que hemos realizado hoy, se ha demostrado que se puede contener la extensión de la enfermedad, aunque no se logre erradicar por completo», manifestó el viceconsejero.

Análisis de la evolución de las masas arbóreas

La Comunidad cuenta con la red de Seguimiento de la Evolución Sanitaria de las Masas Forestales (Red SESMAF), que analiza la situación actual y la evolución en el tiempo de las diferentes masas forestales de la Región a través de 98 parcelas (pobladas con fresnos, enebros, pinos, coscoja, quejigos, encinas, rebollos y olmo común que se siguen de forma continuada). El objetivo de la Red es determinar, anualmente, el estado sanitario de las formaciones arbóreas, identificar los agentes que causan daños, valorar la evolución de esos daños y analizar comparativamente la evolución sanitaria de las diferentes formaciones forestales.
Los datos preliminares de la Red indican que la evolución de las masas arbóreas se puede calificar como normal, si bien para poder tener datos precisos de este proceso es necesario contar con un periodo amplio de tiempo, por lo que la Red aún está en la fase de recogida y análisis de datos.
La Comunidad vigila principalmente 13 plagas distintas en 70 puntos que cuentan con 315 trampas de feromonas que se revisan semanalmente durante el periodo de actividad de cada plaga; los resultados se incluyen en una base de datos que permite visualizar su actividad, incluyendo curvas de vuelo de la fase adulta de los insectos, actualizadas semanalmente y que se pueden comparar con las de campañas anteriores. Entre las plagas estudiadas, están la procesionaria del pino, el minador del castaño de indias, defoliadores de los encinares o la oruga perforadora del chopo, además de la grafiosis del olmo.

Actuación sobre distintas plagas

A lo largo del año la Comunidad actúa de forma directa en plagas como la procesionaria del pino, con insecticidas o con trampas de feromonas (que atraen a los machos que, atrapados, no pueden reproducirse); trabaja también en nuevas trampas de feromonas para combatir a los barrenadores del pino, de los que, solo en el año 2012, se recogieron 830.000 en las trampas instaladas, y todos los años realizan dos tratamientos contra los escolítidos, transmisores de la grafiosis en los olmos de interés de la región.

Grafiosis del olmo

La grafiosis del olmo llegó a Europa desde Asia tras la I Guerra Mundial; tras unas décadas de actividad limitada, resurgió en los años 70 en Europa, y en España el primer gran brote se produjo en los años 80, de la mano de nuevas cepas del hongo que causa la enfermedad, mucho más agresivas. Actualmente las poblaciones peninsulares de olmo campestre han sufrido una importante merma, hasta el punto de desaparecer como árbol en muchos lugares de las dos Mesetas, Aragón, Extremadura y cornisa cantábrica.
La lucha contra la grafiosis se centra en el insecto que esparce las esporas del hongo, el barrenador del olmo, que deposita los huevos entre la corteza y el tronco formando galerías; las esporas del hongo llegan así hasta los vasos del árbol y se propagan por él hasta matarlo. Las nuevas generaciones del insecto, que se han nutrido del árbol muerto por el hongo, dispersan las esporas volando hasta nuevos olmos.

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