El gas radón es la primera causa de muerte por cáncer de pulmón en no fumadores y la segunda en fumadores
El mes de octubre debió ser el momento en que los ayuntamientos, entidades públicas y la Comunidad de Madrid (en nuestro región) afrontarán el problema del gas radón. Aunque también las entidades privadas y los particulares deberán afrontan si viven en una de las zonas consideras de riesgo.
El pasado 15 de noviembre, en el salón de plenos del Ayuntamiento de Lozoya, la empresa Novanor, presentó a representantes de ayuntamientos de la zona los riesgos, las medidas a tomar y las posibilidades que ofrecía dicha empresa. Mario López, arquitecto técnico de la empresa, incidió en las medidas a tomar, tanto en los proyectos de nueva construcción como en reformas de edificios. La instalación de membranas especiales, forjados sanitarios y equipos de ventilación especiales. Oscar del Primo, director de la empresa señaló que en San Mames, cuando arreglo su caso en la planta baja llegó a registrar niveles de 400 Bq/m³, y en municipios cercanos a la Sierra como El Bolao, Matalpino, Manzanares el Real se han llegado a casi 600. En Matalpino, en concreto, un alto número de casos motivo la creación de una asociación para demandar al Ayuntamiento por no avisarles del riesgo.

De hecho en el último año se han realizado obras para tratar el problema en el edificio del CEA Valle del Lozoya, en El Cuadrón, y en el edificio de Villa San Roque de La Cabrera.
Los locales en planta baja o sótanos ubicados en zonas de alto riesgo deben controlar este gas cancerígeno. En casi la mitad de los ayuntamientos de esta comunidad las entidades públicas y privadas están obligadas a revisarlo si están en algunos de los municipios que el Consejo de Seguridad Nuclear y La Subdirección General de Arquitectura y Edificación del Ministerio de Fomento han determinado con mayor riesgo, es decir los situados en las zona II y zona I.
En la Sierra Norte todos los municipios están afectados, la mayoría en la zona 2, que es la más grave, y solo seis en la zona, de un riesgo menor, pero peligroso. Al final del artículo viene cuales están en cada categoría.
El radón mata y Madrid es una de las autonomías más afectadas en superficie por este gas, tras Galicia y Extremadura. Su radiación es la primera causa de cáncer de pulmón en personas no fumadoras y la segunda después del tabaco en quienes sí lo son. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) estipula que en 86 municipios madrileños se debe actuar de forma prioritaria para proteger a los ciudadanos, mientras otros 59 presentan un riesgo moderado.
El incumplimiento de las obligaciones se considera una infracción en materia de protección radiológica. Según la Ley 25/1964 sobre Energía Nuclear, las sanciones pueden ir desde multas económicas hasta la suspensión o anulación de licencias, e incluso la paralización de la actividad hasta que se corrija la situación. En los casos más graves, podría derivar también en responsabilidad penal.
El radón se desplaza mejor en superficies fracturadas o porosas. En zonas montañosas, con fisuras, encuentra más caminos para llegar a la superficie. Por ello, las construcciones próximas a estos territorios entrañan mayor riesgo. Es un gas noble, pero el problema reside en su desintegración. Se descompone en otros elementos, con la emisión de partículas radioactivas que son capaces de atravesar la membrana celular hasta y causar tumores. Cuando respiramos radón, se desintegra en nuestros pulmones y sus partículas radioactivas provocan cáncer de pulmón.
Aprovecha cualquier grieta para colarse y penetrar en los edificios. Por eso es tan peligroso”, añade el experto. Tiende a concentrarse en la parte baja de las edificaciones porque se genera en el suelo y es nueve veces más pesado que el aire. “El riesgo de cáncer de pulmón aumenta en un 16% con cada incremento de 100 becquerelios por metro cúbico en la concentración media de radón a largo plazo.
Si las entidades están por debajo de los 300 becquerelios por metro cúbico, no se considera una situación de gravedad, pero deben volver a revisar las mediciones a los cinco o 10 años. La medida se realiza durante un periodo continuado de tres meses a través de unos dispositivos que se envían a un laboratorio acreditado para su análisis.
El gas radón empezó a ser considerado un problema a principios de este siglo. Aunque en España, y a pesar de la recomendación de la Unión Europea, desde 2012 no se han empezado a tomar medidas hasta ahora.
En la vivienda ya se habían dado pasos antes. En 2019, el Código Técnico de la Edificación se modificó para establecer una protección frente a la exposición al radón. Se estipularon medidas constructivas obligatorias en función de la ubicación de los edificios. Los que se sitúan en zonas de riesgo moderado deben establecer una barrera de protección contra la entrada de radón desde el terreno y los que se ubican en zonas de actuación prioritaria, además de esta lámina, tienen que incorporar un sistema de despresurización del suelo o ventilación del sótano, si disponen de este.
Los municipios afectados
Zona 1: Alameda, Pinilla del Valle, Redueña, El Atazar, Patones, Torremocha.
Zona 2: Rascafría, Lozoya, Canencia, Garganta de los Montes y El Cuadrón, Gargantilla de Lozoya y Pinilla de Buitrago, Navarredonda y San Mames, Villavieja, Braojos, La Serna, Gascones, La Acebeda, Robregordo, Somosierra, La Hiruela, Montejo, Puebla, Prádena del Rincón, Horcajuelo, Horcajo-Aoslos, Piñuecar-Gandullas, Buitrago, Puentes Viejas, Berzosa, Robledillo, Cervera de Buitrago, El Berrueco, Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias, La Cabrera, Venturada, Torrelaguna, Cabanillas, Navalafuente, Guadalix, Soto del Real, Miraflores, Manzanares El Real, Bustarviejo, Valdemanco, El Vellón, Pedrezuela, El Molar.

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