AVES DE LA SIERRA NORTE. LA COLLALBA RUBIA

Al llegar los meses cálidos muchas aves procedentes de África cruzan el Estrecho de Gibraltar y se asientan en diferentes países de Europa para llevar a cabo una época clave en su existencia: la reproducción y crianza de sus pollos. En el pasado artículo hablábamos de las cigüeñas, aves de gran tamaño que realizan esos trayectos de miles de kilómetros desde territorios al sur del Sáhara. A todas ellas se las conoce como especies estivales y en gran número su destino es España. Muchos de los que llevan a cabo este largo viaje son pájaros pequeños, como los aviones comunes, las golondrinas o nuestra protagonista de hoy, la Collalba rubia (Oenanthe hispanica), que tiene una longitud de 14 cms.

Recientemente, en 2022, se ha confirmado diferenciada como especie de la Collalba rubia oriental, que habita en zonas de Oriente Próximo. Por tanto la distribución de la Collalba rubia occidental abarca el suroeste de Europa y el noroeste de África. Inverna en el Sahel. En cuanto a la identificación los machos presentan una variación del plumaje, son dimórficos: los hay de garganta negra (como los de las imágenes) y de garganta blanca. Ese es el rasgo sustancial, por lo demás son idénticos: dorso de color beige amarillento, confrontado con el negro de los carrillos, las alas y la T invertida de la cola; el pecho es también beige amarillento aclarándose al llegar al vientre, el obispillo es blanco al igual que las rectrices externas (plumas laterales de la cola); desde la distancia este beige parece blanco. Las hembras se parecen a los machos aunque su aspecto es más pardo, no tienen ese contraste entre las zonas oscuras y claras y en la cabeza se aprecia un antifaz amarronado, sobre todo al observarlas de cerca.  

Vive en paisajes abiertos y áridos, con escasa vegetación: páramos, llanuras esteparias, etc. o en viñedos, olivares y dehesas con poca cobertura arbórea; como máximo a dos mil metros de altitud. Se distribuye por toda la región mediterránea de nuestro país, estando ausente en la costa atlántica y en lugares de alta montaña como Galicia, la Cornisa Cantábrica, zonas septentrionales de Castilla y León, Aragón, Navarra y Cataluña, además de en ambos archipiélagos. En nuestra comarca es más abundante en la campiña pero también la encontraremos en terrenos rocosos y despejados de la sierra. Se alimenta de insectos que captura en el suelo o al vuelo, le atraen especialmente los grillos y también los moluscos. Al final del verano y de cara a la migración postnupcial ingiere bayas y pequeños frutos.

La migración prenupcial transcurre de marzo a mayo, siendo más abundante el paso la primera quincena de abril. Por aquí comenzaremos a verla desde mediados de abril y, sobre todo a principios de mayo. Como suele ser habitual llegan primero los machos, que empezarán a reclamar esperando la llegada de las hembras; a diferencia de otras collalbas se posan menos en el suelo, prefiriendo una percha como un pequeño montículo, una rama de un arbusto, una roca,…, cantan también en vuelo. Éste consta de una serie de notas continuas y aceleradas, muy sonoras y con trinos agudos, intercalando sonidos ásperos y duros, que le restan armonía y belleza; se oye a bastante distancia y lo emite siempre desde sitios soleados. El periodo reproductor se prolonga desde principios de mayo hasta finales de julio, pudiendo producirse una o dos puestas anuales. Construye el nido en el suelo, en algún hueco protegido por una piedra o un arbusto; también en pedreras o entre los muros que separan los terrenos. Asimismo lo puede hacer en las ruinas de edificios o castillos. Consiste en una pequeña copa de hierbas y musgos o también raicillas secas, revestido por dentro con hierbas finas, crines y pelos. 

La hembra suele poner 4 o 5 huevos, en alguna ocasión 6. Sólo ella los incuba, aportando el macho la comida para ambos; tras dos semanas aproximadamente nacerán los pollos, que serán alimentados por sus padres durante 12-14 días, momento en el cual ya podrán volar aunque se independizarán 7-10 días después. Las puestas que encontremos durante la segunda quincena de junio o en julio son segundas puestas o puestas de reposición. Llegado el mes de agosto comenzarán su regreso a África y estarán cruzando el Estrecho de Gibraltar hasta principios de octubre, con máximos a finales de agosto.

Esta collalba es más confiada que su pariente la gris, de la cual escribí hace ya tiempo. Hemos visto una hace dos días en una excursión con bastantes asistentes y ha permanecido largo rato sin levantarse, incluso cantaba desde lo alto de una piedra, como ya he comentado en cuanto a su comportamiento. No es una especie abundante y su tendencia poblacional es negativa. Sus principales amenazas tienen que ver con la alteración de su hábitat debido a la intensificación agrícola y el uso de plaguicidas. Es un ave muy vistosa, no es tímida y su observación es muy placentera. Debemos conservar las collalbas rubias. 

Miguel Ángel Granado

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