Una casita de madre de día abre sus puertas en Bustarviejo.

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Claudia Arracó 

Las madres y padres de día son una alternativa de conciliación para las familias,  otra opción para acompañar y cuidar de los niños y niñas en sus primeros años de vida.

No es algo nuevo, aunque en la Sierra Norte de Madrid sí que lo sea. En países como Francia o Alemania cuentan con más de 50 años de trayectoria, y a día de hoy, son una de las primeras opciones a la hora de elegir dónde llevar a los más pequeños cuando toca volver al trabajo. 

En nuestro país están reguladas desde el año 2006 en la comunidad foral de Navarra, en Madrid desde 2015 y en las zonas rurales de Galicia desde 2017. Y actualmente en nuestra Comunidad Autónoma contamos con más de setenta y cinco iniciativas de madre de día funcionando reguladas por la Consejería de Asuntos Sociales y familia.

Y, ¿En qué consiste la labor de una madre/padre de día?

Las madres y padres de día, como profesionales del ámbito de la educación y los cuidados, defienden y abogan por el derecho de los más pequeños a permanecer en un hogar, y no ser institucionalizados desde edades tan tempranas. Para ello abren las puertas de sus propios hogares, debidamente adaptados y preparados, a un grupo de máximo cuatro criaturas,  desde los cuatro meses hasta los 6 años.

Basan su forma de hacer en pilares como el respeto a la individualidad y a los ritmos evolutivos y madurativos de cada niño, entendiendo a éste como un ser único e irrepetible.

Igualmente resulta fundamental la concepción del ritmo como portador de salud,  un ritmo diario donde los ejes centrales no son las actividades dirigidas,  sino el cuidado de las necesidades básicas de higiene, descanso y alimentación,  pero también de juego y movimiento libre y autónomo,  y por supuesto de amor incondicional.

Es importante destacar también lo fundamental del contacto diario con la naturaleza y con el pueblo en que habitan, y por ello y para ello el pequeño grupo hace salidas fuera de la casita, cada día.

Por último, pero no por ello menos importante, conceder el valor que me merece a la autoeducación y el autocuidado de la maestra, por entender que no puede aportarse al niño pequeño algo que su educador/a no haya conquistado aún en sí mismo.

Las madres y padres de día poseen el convencimiento de que aportan semillas para una sociedad futura más sana y equilibrada.

Y,  desde estas premisas y tras una trayectoria de 5 años ejerciendo desde el calor de su hogar en Madrid capital,  Claudia Arracó abre las puertas de “La casita de Claclu” en Bustarviejo. Un hogar donde crecer sin prisas, y con pausas.

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