AVES DE LA SIERRA NORTE. EL RUISEÑOR PECHIAZUL

En nuestra comarca, la menos poblada de la comunidad autónoma, suele haber sorpresas agradables en cuanto a observaciones de fauna se refiere. De este modo, especies que no estaban citadas hace años se pueden ver ahora por estos lares, incluso algunas como reproductoras: pongamos como ejemplo al vistoso Camachuelo común. Sin embargo, algunas están en regresión y no se sabe si todavía están por aquí. Es el caso de otra ave muy llamativa, me refiero al Ruiseñor pechiazul (Luscinia svecica), que en el pasado podía verse por la Sierra del Rincón y que hoy en día parece que ya no se encuentra. 

Este paseriforme de tamaño similar al petirrojo mide 14 cm. de longitud y pesa unos 12 gramos. Su dorso es pardo grisáceo pero si lo observamos de frente tiene el pecho de un tono azul metálico, que es lo que primero llamara nuestra atención; donde termina el azul aparece una franja negra estrecha seguida de otra franja anaranjada, más ancha; finalmente la zona ventral es blanquecina; reseñar que en el babero azul aparece una mancha blanca, dependiendo de la subespecie (incluso en una esta mancha es roja); muchos de los pechiazules españoles no tienen esta mancha y su babero es completamente azul. La cola es larga y apuntada hacia arriba, especialmente cuando canta. De marcado dimorfismo sexual, la hembra tiene poco azul o carece de él, tampoco aparecen las franjas negra y anaranjada y tiene la garganta de color crema. Sí coincide con el macho en la línea blanca sobre el ojo. Los jóvenes son pardos y moteados. Tras la muda postnupcial el babero azul se reduce y resulta menos apreciable.

En el caso de esta especie nos encontramos con grupos invernantes y otros estivales. El pechiazul es más numeroso en regiones del norte de Europa como los países escandinavos; también en el centro y norte de Asia y en Alaska. Destacar que existen varias subespecies y dependiendo de la que se trate la hallaremos en una u otras zonas. En España encontramos tanto individuos invernantes pertenecientes a la subespecie namnetum como estivales, que son de la subespecie cyanecula y son los reproductores en nuestro país; estos últimos pasan el invierno en las sábanas africanas. Los que proceden del norte de Europa también emigran hacia África aunque una pequeña cantidad permanece en nuestra península, que son los observados en invierno. Es por ello por lo que en el mapa de distribución aparece en España como invernante (azul) y estival (naranja). Un caso singular. 

A finales de febrero y durante el mes de marzo los pechiazules europeos comienzan su migración prenupcial, la mayoría procedentes de África; atraviesan nuestro país exceptuando los que permanecerán aquí para reproducirse; así que durante estos meses, junto con los de la migración postnupcial, será cuando habrá más individuos en España: en paso es posible encontrarlos incluso en los archipiélagos. En primavera y verano localizamos esta ave en algunos enclaves de la Cordillera Cantábrica, los Montes de León y el Sistema Central. Habitan zonas montañosas con densas manchas arbustivas preferentemente piornales, brezales o jarales…y prados húmedos cercanos más abiertos, donde alimentarse, a una altitud aproximada de 1200 a 2500 metros. Consume insectos como hormigas o escarabajos además de gusanos; en época otoñal complementa la dieta con frutos y semillas. 

Desde mediados de marzo se puede escuchar el reclamo de los machos; cantan posados en algún arbusto, visibles y confiados si no se les molesta; de hecho es el mejor momento para verles, ya que una vez formada la pareja son muy huidizos y se alejarán por el suelo caminando rápidamente hasta esconderse entre los arbustos; es raro verles volar. Esta ave canora imita a otras como las alondras, ruiseñores, etc. Tiene un repertorio muy variado. Una vez formada la pareja y tras las cópulas, la hembra construye el nido cerca del suelo, en la base de algún arbusto, en zonas con mucho follaje. Este tiene forma de taza y se compone de ramitas secas en la parte exterior y por dentro raicillas y hierba seca. La puesta consta de 4 a 6 huevos; a veces realiza una segunda. La incubación también la realiza la hembra y se extiende durante dos semanas. Durante el mes de junio e incluso principios de julio los pollos abandonan el nido, tras haber sido alimentados por ambos progenitores durante otras dos semanas. Desde finales de agosto hasta principios de octubre se producirá de nuevo un paso importante de individuos: los que se han reproducido aquí marchan de nuevo a África como la mayoría de los europeos, aunque algunos se quedarán en nuestro país como ya se ha comentado, pero durante estos meses fríos estarán en zonas húmedas y a baja altitud: marismas, humedales, etc.

Las amenazas que sufre esta especie se deben sobre todo a la transformación de los paisajes alpinos donde viven; son muy sensibles a la tala o quema de arbustos con aclarados para pastos, construcción de infraestructuras humanas como pistas de esquí, etc.; también le afecta la desecación de arroyos para abastecer los cañones de nieve artificial, ligados también a este deporte. El Pechiazul es un ave típica de la alta montaña; si mantenemos este ecosistema en buen estado podremos seguir disfrutando de este bello pájaro, al que recordarás siempre si lo observas cantando en algún piorno, como me sucedió en Gredos hace unos años y además muy cerca, a simple vista. Tras unos minutos sin moverme, me marché de allí despacio mientras el ave continuaba cantando sin alterarse.

Miguel Ángel Granado

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