AVES DE LA SIERRA NORTE. EL JILGUERO

En el mundo de la ornitología hay especies comunes, muy conocidas y populares pero, no por ello dejan de atraer nuestra atención cuando las vemos a través de los oculares de los prismáticos. El protagonista de este mes, el Jilguero europeo (Carduelis carduelis), es un claro ejemplo. Conocido en muchos pueblos como “colorín” debido a los diferentes tonos de su plumaje. Este fringílido de pequeño tamaño (de 11 a 13 cms. de longitud y de 21 a 26 de envergadura) tiene cabeza muy llamativa, con careta roja, a la que sigue una zona blanca y remata con otra negra que le llega hasta la nuca. Su pico pardo es ancho, cónico y afilado en la punta, típico de las granívoras. El cuerpo es blanquecino rodeado de ocre en la zona frontal; en la dorsal predomina el marrón aunque las alas son negras; en estas tiene una ancha franja amarilla y presenta manchas blancas de tamaño variable en los extremos de las rémiges; la cola negra y escotada tiene el extremo blanco y el obispillo también es blanco. Apenas existe dimorfismo sexual, los machos suelen tener la careta roja más amplia. Sin embargo el plumaje de los jóvenes carece del diseño tricolor de la cabeza aunque sí coinciden en el dibujo de las alas, con la franja amarilla.

Raramente lo veremos en solitario, se asocian en bandos; además en invierno es normal verlo junto con individuos de otras especies, como pardillos, verdecillos y verderones. Se distribuye por Europa, norte de África y el occidente de Asia. En nuestro país está repartido por todas las regiones, incluso en las islas Baleares y Canarias, Ceuta y Melilla. En España solo reside la subespecie carduelis pero, durante los meses fríos su número aumenta, ya que vendrán otros muchos procedentes de países más norteños, como Rusia, Alemania, etc. Parte se quedarán aquí y parte continuarán su viaje, cruzando el Estrecho hacia el continente africano. Por tanto es otra ave migradora parcial. Será más fácil localizarlo en linderos de bosque, sotos, cultivos, dehesas, campiñas e incluso en parques y jardines. Siempre que sean terrenos abiertos con algunos árboles para establecer su nido y, sobre todo, con abundancia de plantas rudelares, preferentemente cardos y centaureas, de cuyas semillas se nutre. Prefiere los ambientes cálidos por lo que en nuestra comarca lo encontraremos siempre en zonas de altitud moderada, será difícil observarle por encima de los mil quinientos metros. También come semillas de girasol, trigo,…, así como frutos de abedul, alisos, etc. Durante la reproducción captura pequeños insectos para nutrir a su descendencia.

Aparte de su bonita coloración destaca su variado canto, especialmente los machos en celo que emiten gorjeos y trinos variados. Debido a ambos motivos se les ha capturado para tenerlos en jaulas; además de realizar concursos, compitiendo distintos individuos sobre todo en la variedad y potencia de su canto. Hoy en día son aves protegidas, como todas, y no está permitida su captura.

El ciclo reproductor comienza en abril y se extiende hasta agosto, realizando dos puestas por temporada; en algunas ocasiones hasta tres. En regiones más meridionales puede comenzar desde febrero. Al final del invierno, dentro de los bandos se producirán interacciones entre machos y hembras, acariciándose con el pico; tras esto el macho ofrecerá alimento a la hembra, previamente a la construcción del nido (muy elaborado y en el que la hembra pone gran esmero),  en forma de copa y que emplazarán en ramas altas; utilizan materiales como pequeñas raíces, hierba y musgo que, revestirán posteriormente con pelusa y pequeños fragmentos de lana. Debido a su carácter gregario, muchas veces hay varios nidos juntos; aunque hay que comentar que esta especie posee fuerte carácter, lo que hace que de modo frecuente se peleen en vuelo, en posturas acrobáticas. Tras la construcción del nido llegarán las cópulas y después la puesta. Esta consta de cuatro a seis huevos, que incuba la hembra durante 12 o 13 días. Cuando eclosionen ambos adultos cebarán a los pollos, que salen del nido a las dos semanas aproximadamente. Aunque todavía reclamarán alimento a sus progenitores durante 7 u 8 días más. Se independizan sin haber adquirido aún el plumaje adulto, que completarán en la muda de otoño. Tras marcharse los jóvenes, los adultos inician de nuevo el ciclo con una segunda puesta. 

El jilguero es un ave numerosa aunque sufre cada año multitud de bajas debido a las capturas para enjaularlo, muriendo muchos en las trampas. Además le afectan el uso de plaguicidas en los cultivos. Cuidemos a estas vistosas aves y, disfrutemos más de su canto en libertad que encerrados en una jaula.

Miguel Ángel Granado

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