Miguel Nava:

Buscando la música en la tierra que vivimos

Eres músico, eres maestro, eres investigador. ¿Con que faceta te quedas?

Mi vida como músico es realmente esta mezcla de intérprete, maestro e indagador. Como músico instrumentista hacer que las canciones suenen en entornos tan diferentes como plazas, iglesias o patios vecinales, es un placer personal que de repente se hace colectivo y compartido. Como maestro trasmitir lo aprendido de forma vivenciada, intentando despertar el interés por conocer y relacionar los múltiples saberes de la cultura popular, una tarea fundamental para mantener vivo el sentir de la música como generador de proyectos que dan identidad. Investigar y analizar, es quizás la faceta menos conocida del músico, porque se hace en soledad y silencio, proporcionando esa profunda intimidad, donde lo sistemático y creativo se juntan para evocar momentos de una gran intensidad musical.

De donde viene tu pasión por la música tradicional

La música popular, me gusta más utilizar este término, ha sido un referente continuo desde que comencé a tocar. Músicas de todo el mundo que me han hecho entender el sentir de la gente en cualquier latitud. Voces e instrumentos que hablan del cotidiano; el amor, el desamor, la nostalgia….. Cantos que celebran los momentos personales y colectivos de la vida como hechos únicos e irrepetibles. Vivencias personales que tienen que ver con el bien común; plazas vestidas de fiesta, romerías y celebraciones religiosas donde el rito se conforma como un elemento trascendental, músicas para dormir, para despertar, para consolar, para celebrar y también para morir. La música que lo envuelve todo y que da sentido a la existencia; eso es la música popular.

¿Cuál es el instrumento que más te apasiona? Hay alguno que te intrigue por su origen.

Yo estudié violín en el conservatorio y lo sigo tocando al día de hoy, pero reconozco que luego mi interés por instrumentos sencillos y populares han llenado gran parte de mi vida musical. Siempre me ha interesado el hecho musical como elemento de expresión y comunicación en el ser humano y como esta necesidad ha servido para utilizar la voz y generar cientos de objetos sonoros. Recuerdo numerosos momentos tocando con gente de los pueblos que apenas sabía leer y escribir pero con un sentir musical extraordinario; hombres y mujeres que han conformado su vida en torno al hecho de hacer música. La relación que se establece con un instrumento musical, es difícil de expresar pero es tan significativa, que cuando el músico muere, su instrumento y melodías permanecen, siguen existiendo, como si de un ser vivo se tratara.

Desde hace ya bastantes años vengo desarrollando un trabajo de investigación y puesta al día del único instrumento autóctono de la sierra del Guadarrama: La gaita serrana o albogue de la sierra. Un instrumento que desapareció en los años 50 del siglo pasado y que gracias al trabajo musicológico llevado a cabo por Manuel García Matos, hemos podido recuperar y hacer sonar con nuevos recursos y proyectos musicales.

¿Cómo ves la música tradicional en la actualidad?

Hay muchos y diversos grupos de música y eso es síntoma de vitalidad. Músicos con una interpretación mas purista y otros con una mirada mas amplia que mezclan todo tipo de estilos musicales. Temas que se recrean una y otra vez como fuente de inspiración inagotable.  Al hilo de esto último, llevo años recopilando versiones de “la Entradilla castellana” y escuchando estas mas de cuarenta versiones, te das cuenta de la riqueza que supone tocar la misma melodía de maneras tan distintas.

¿Qué significa Entresierras?

Entresierras surgió, inicialmente, como escuela de música popular con el ánimo de enseñar a tocar instrumentos poco convencionales y que no se contemplan en la enseñanza de las escuelas de música habituales, como por ejemplo, la zanfona, la percusión ibérica, la dulzaina o el albogue de la sierra. Con el tiempo, la enseñanza de estos instrumentos nos ha enseñado a descubrir el repertorio oculto de la Sierra Norte y su interpretación al día de hoy. Villancicos y aguinaldos así como canciones de carnaval y cantos de cuaresma de repente han surgido con una intensidad insospechada para dar identidad y hacer de este bien común olvidado, un punto de encuentro y participación; una apuesta por la cultura viva.

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