AVES DE LA SIERRA NORTE. EL TORCECUELLO

En el mundo de las aves como en otros, ya sean animales o plantas, existen especies muy particulares, que se diferencian mucho de las demás, incluso dentro del mismo género o familia. Algunas de ellas no se observan habitualmente: entre los aficionados a la ornitología siempre se comenta como un dato destacable. El Torcecuello euroasiático (Jynx torquilla) es nuestro protagonista de este mes y es un buen ejemplo. De la familia de los pícidos o pájaros carpinteros, es de los que tiene menor tamaño. Es estival en nuestra comarca como en todo el tercio norte de España, exceptuando la cornisa cantábrica y Galicia, donde no se encuentra; en Levante, Mallorca y buena parte de Andalucía (incluso en algunos puntos de esta región aparece como invernante) es residente. También es inusual en este sentido. En la Sierra Norte de Madrid comienzan a llegar a principio de abril, marchándose de nuevo con el final del verano. Es más fácil escuchar su canto (un “que-que-que” llamativo) que localizarle, debido a su mimetismo. Tiene un plumaje poco contrastado, que recuerda al de las rapaces nocturnas. De tonos pardos grisáceos, moteado en la zona dorsal y barreado en la ventral, es más oscuro por la el dorso y más claro y grisáceo por el vientre. La cola normalmente no la utiliza para apoyarse en el tronco, como otros pícidos; destaca asimismo una lista en la cabeza que llega hasta el ojo. Su pico, recto y pequeño, no es utilizado para perforar la madera. Sí que posee como los de su familia, una larga lengua para introducirla en los orificios y alimentarse de termitas, hormigas y sus larvas, polillas, arañas, etc. Sus dimensiones rondan los 16 cms. de longitud y no alcanza los 30 de envergadura.

Como todos los pájaros carpinteros necesita árboles donde instalar el nido pero, a diferencia de sus parientes, no precisa de una cobertura forestal abundante; más bien prefiere zonas abiertas como sotos, dehesas, huertos, parques y jardines. No taladra la madera con el pico, aprovecha oquedades, donde instalará el nido. Poco después de llegar de su viaje migratorio, a mediados de abril, el macho elige una zona adecuada para criar y emite su canto continuamente, haciéndola suya. Es entonces cuando lleva a cabo otro de sus curiosos comportamientos: escrutará todos los huecos posibles, incansablemente, moviéndose por las ramas y, no tendrá problema en desalojar a todas las aves que estén criando allí, como carboneros, herrerillos y otros páridos; incluso se ha constatado que puede destruir nidos de Pico picapinos o Pito real, lo cual conlleva la muerte de los pollitos o la pérdida de los huevos. De carácter territorial, su comportamiento no se puede calificar como depredador sino más bien limpiador, ya que en sus nidos no deposita ningún tipo de material para revestirlo, le gusta que la oquedad en el tronco o rama del árbol, esté completamente limpia. Cuando llega la hembra, comenzando mayo, inspeccionará todos los lugares preparados por su cónyuge y elegirá el que más le guste; a partir de entonces comenzarán las cópulas y, llegada esa etapa, una vez establecida la pareja, los pájaros de alrededor ya no tendrán que temer por puestas que realicen; se ha comprobado en casos en los que los torcecuellos ya están criando, tener muy cerca nidos de las aves citadas anteriormente, como carboneros, etc. Se ha comentado que no  horada los troncos, aunque sí puede agrandar algún agujero que sea estrecho, eliminando con su pico las aristas de madera podrida. Llegada la época del cortejo no realizan acciones llamativas, como en muchas especies; posados en una rama, el uno muy cerca del otro, efectúan movimientos sinuosos del cuello girando la cabeza, erizan las plumas del píleo y emiten un suave matraqueo; es como una actuación mímica. Tras ello, se producirán las cópulas con la consiguiente puesta, que consta de siete a diez huevos normalmente, depositados de uno en uno, en varios días; esta suele ser en la segunda quincena de mayo y, a veces, efectúa una segunda. Generalmente la incubación corre a cargo de la hembra y, a partir de ese momento el macho dejará de cantar.  Los pollos nacerán escalonadamente a los 12-14 días desde la deposición del primer huevo y, permanecerán en el nido unas tres semanas, alimentados por ambos progenitores.

Para terminar, su comportamiento más intrínseco y original: cuando se siente amenazado, eriza las plumas de la parte superior de su cabeza (píleo), encuadrando los ojos de forma llamativa, tuerce el cuello hacia atrás y luego hacia adelante rápidamente, mientras silba imitando a las culebras; repite este proceder hasta ahuyentar al enemigo.

Está catalogado como “De interés especial” y su principal amenaza se encuentra en la disminución de poblaciones de hormigas, debida fundamentalmente a los pesticidas. Cuidar y proteger al torcecuello es fundamental, es tan exclusivo que constituye una subfamilia propia dentro de los pájaros carpinteros.                                                                 Miguel Ángel Granado

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