INCENDIO EN MONTEJO 1935

Rafael de Frutos Brun. Montejo de la Sierra. Junio 2020

Este enero pasado de han cumplido 85 años de un incendio que tuvo lugar en Montejo en 1935 en la madrugada del día 29. Para aquellos que gustan de la historia de Montejo, les relataré el hecho gracias a los datos proporcionados por personas que en estos momentos han cumplido más de 90 años y por la información recogida en periódicos de la época.  Para todos aquellos que hayan visitado Montejo les diremos que el fuego de produjo en la entrada del pueblo, al lado derecho de la Calle Real, en una construcción que lindaba con el callejón donde se encuentra el horno suspendido.

Allí había dos casas, un establo y un pajar. Las viviendas estaban una habitada por siete personas y la otra vacía. Nos situamos a finales de enero, donde los periódicos nos dicen que había caído una considerable nevada. A primeras horas de la madrugada del día 29, una señora del pueblo según la prensa, descubre el fuego y con rapidez avisa al dueño del pajar, que era en aquel momento el juez de paz del pueblo y éste a su vez pide ayuda a voces a sus vecinos, los que acuden para ayudar a toda prisa. Se avisa a la familia de la casa lindante habitada y todos, absolutamente todos, la abandonan sin daños físicos. Todos los vecinos que han llegado al lugar del siniestro se ponen a ayudar e intentan apagar el fuego. Difícil tarea donde hay paja y hierba seca para el ganado, donde los techos son de madera y en el pajar hay por lo menos 28 reses de vacuno, dos cabras y varios cerdos. Enseguida se organiza una cadena humana desde la Fuente de los Tres Caños, a unos ciento ochenta metros, y con cubos y toda clase de recipientes se empieza a llevar agua para luchar contra el fuego. También, según un testigo, se mete el agua de riego a un huerto cercano, en el que hay un pozo, para hacer más fácil el intento de apagar el fuego. 

Los más osados, o valientes, entraron en el establo y empezaron a soltar las vacas cortando con navajas, hoces y podones los cordeles con los que estaban atadas, pero no pudiendo hacer nada con las que estaban atadas con corniles de hierro. Y del techo seguían cayendo puñados de hierba y paja ardiendo, que quedaban en los lomos de las bestias, provocándoles quemaduras que les llevan a la muerte. Entre el crepitar de las llamas, los mugidos de las reses moribundas, el ruido de las vigas al caer y los gritos de la gente, aquello “parecía el infierno” según palabras textuales de otro testigo.

Al iniciarse el fuego se llamó por teléfono desde Montejo al cuartel de la Guardia Civil de Buitrago y desde Buitrago al despacho del Gobernador Civil en Madrid. Allí entendieron que el incendio era de grandes proporciones y que podía arder medio pueblo. Avisado el Gobernador Civil, señor Morata, se pone en marcha hacia Montejo, pero sólo puede llegar en coche hasta Prádena pues los ventisqueros de la carretera impiden el paso del mismo. La comitiva política, y los periodistas que le acompañan, han de hacer los últimos tres kilómetros hasta Montejo andando. 

También andando llegaron desde Robregordo el Sargento de la Guardia Civil José Martín Alejo y el guardia Juan Fernández Zendajas, empleando once horas y media en recorrer los 17 kilómetros luchando contra el frío y la nieve. Estas condiciones tan adversas son las que hicieron que de Madrid capital no saliera el servicio de incendios con sus vehículos. Por eso la prensa hace una mención especial a las mujeres del pueblo que lucharon como campeonas de principio a fin. Alguna me contó que, de la ventisca que había y a causa del frío, en las cejas se les llegaba a formar hielo. Según cuentan, el incendio duró 21 horas y se necesitaron los esfuerzos de los vecinos de Montejo y de más de 100 voluntarios que llegaron de Prádena y Horcajuelo para sofocarlo. Y entonces es cuando se pudo hacer recuento de los daños. Catorce vacas calcinadas por el fuego, otras tantas con quemaduras de importancia. Dos cabras, un par de cerdos, una burra y un pollino también muertos. Se quemaron varios carros de hierba y quedaron para la ruina el establo, el pajar y una de las casas. Los daños se valoraron en 70.000 pesetas. Hasta aquí el balance y la desolación para un pueblo, donde el que no es familia es amigo y el que no vecino. 

Por lo que hemos escudriñado en la hemeroteca sabemos que el gobernador Morata tuvo que hacer noche en Montejo a la espera de que llegara un coche del Parque Móvil, enviado por la Dirección General de Seguridad, ya que el suyo había quedado inutilizado. 

Pasado el incendio no faltaron las conjeturas sobre el inicio del mismo. ¿Por qué y cómo se originó el incendio? ¿Fue un desgraciado accidente? ¿Tal vez un ajuste de cuentas? ¿Un gato que entró encendido por la ventana? ¿Tal vez la venganza por un desengaño amoroso? Nunca se supo ni se sabrá. Y no somos nosotros los encargados de descubrirlo. La realidad es que pasó y así se lo contamos. En la mente de los vecinos quedó el sentimiento, la pena, la rabia y el desconsuelo de todos por la desgracia acaecida a estos vecinos del pueblo.

Hasta aquí podíamos decir lo que fue el relato del incendio pero no seriamos honestos si no contáramos que a raíz del fuego, Montejo tuvo la visita que, en nombre de Acción Popular, hizo el diputado a Cortes por la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) señor Fernández Heredia para ofrecer ayuda a los damnificados abriendo una suscripción popular. Y dos meses después volvieron al pueblo y el pueblo, como el Ave Fénix renació de sus cenizas, sobreponiéndose a los recuerdos, se vistió con sus mejores ropas sacando de las arcas los refajos y mantones y tomando sus guitarras y bandurrias salió a la calle a recibir de nuevo al gobernador señor Morata y al diputado señor Fernández, esta vez con alegría y luciendo como siempre ha sabido hacerlo Montejo. El señor Gobernador además de las palabras de consuelo traía ocho mil pesetas, que entregó al señor Alcalde, para resarcir las pérdidas del fuego. En el documento grafico de aquella fecha se reconoce a varias personas del pueblo incluido el señor Alcalde que todos los mayores hemos conocido. 

Hasta aquí, con la ayuda de mis paisanos que vivieron este episodio de la historia de Montejo y de la hemeroteca, he intentado  contar lo mejor que he podido aquel  desgraciado accidente del siglo pasado.

1 Comentario sobre "INCENDIO EN MONTEJO 1935"

  1. Gracias Rafa potestad articulo. Eres un auténtico cronisa. Enhora buena.

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