C’est la vie

J.B CON HIELO – Rascafría

Hemos llegado a viejos, (sin miedo) “mayores” y nos llega la jubilación. A golpe de corazón, con nuestras manos y con bastante cabeza hemos superado momentos difíciles. Ahora tenemos por delante otra etapa. Es una época dura, no por haberla vivido sino por recibir información de quien lo han hecho. Como todas las pasadas no es fácil de afrontar, pero tenemos los resortes suficientes y el ánimo para enfrentarla. Pensamos en positivo, se nos ha quitado el miedo de la juventud, no nos asusta nada. La vida nos ha enseñado los caminos, hemos optado por uno o han elegido por nosotros, pero llegamos al final en forma, mirando para adelante y con muchas ganas de aprovechar lo que nos quede.

Es duro porque parece que nuestra generación ha nacido para trabajar y dejar el camino limpio, miramos el presente y vemos las mejoras sociales que han supuesto los últimos años en nuestras vidas y las de generaciones más jóvenes. Hemos conseguido vacaciones, días libres, salarios más dignos, en resumen, calidad y cantidad de vida. Todo esto fruto de nuestro sudor y nuestra competencia. Así que no nos callemos cuando nos dicen, los agoreros, que las generaciones futuras son consecuencia de nuestra herencia. Serán lo que ellas quieran ser, nosotros hemos cumplido con creces. Estamos hartos de oír lo mismo una y otra vez, machacando términos. Hartos de salva-patrias y aburridos monigotes.

 

Somos la generación de la posguerra, de la peseta, de las escuelas de niños-niñas, de la Seción femenina, de los intentos de goldes de estado, de la transición, de la democracia, de la nostalgia, de los Beatles, de las luchas en las calles, del horror,  de las bandas terroristas. Hemos levantado un país hundido en la miseria, hemos logrado la reconciliación, superado rencores, enemistades y hasta los más oscuros pensamientos, que nos decía la iglesia.

Es momento de hacer análisis, y con la cabeza bien alta pasear por las calles con orgullo y contarlo a nuestros hijos y descendientes. Nos dirán que aburrimos, es igual, nosotros podemos decir muy alto y claro, que a pesar de su pensamiento y de su intolerancia en momentos, los queremos y seguiremos luchando por ellos hasta las últimas fuerzas que nos queden.

Casi todos hemos padecido enfermedades, depresiones, hemos perdido seres queridos…y hemos sobrevivido, incluso sin querer.

Bueno, después de esta reflexión, vamos a empezar la batalla.

Los “jubilatas” estamos dispuestos a dar la lata, no es mío, y, como bien reconocemos, tenemos mucho tiempo para pensar, veinticuatro horas todos los días y vamos a dar el “coñazo” un día sí y otro día…….y nos harán caso, sí o sí. Os parece? A mí sí.

Vamos a tomar las riendas de nuestros hijos y familiares más jóvenes, que no disponen de ese tiempo, y vamos a luchar para que se respeten sus derechos, nuestros intereses particulares, no nos dé miedo la palabra, que lo ganado, nos ha costado mucho, mucho sudor, mucho tiempo y hemos cumplido con nuestras obligaciones.

Sin miedo pensamos en la muerte, no nos “acojona”, y vemos que se trafica con ella.

Hablaremos intensamente en otro capítulo de una obra social que se ha creado en Rascafría, dónde gente totalmente desinteresada ha llevado a cabo una labor impagable; proporcionarnos los medios para que no exista ese cambalache que nos ha llevado a situaciones insostenibles y rocambolescas. Los entierros de la vergüenza, aprovechando la coyuntura familiar y desangrando familias que han llegado al préstamo mortuorio. Vergonzoso y totalmente intolerable. Todos nosotros de una manera u otra lo hemos padecido. Por desconocimiento y dejadez, me acuso de no haberme involucrado antes en este asunto, que nos atañe a todos, jóvenes y mayores. Sabed que me he puesto al corriente y soy uno más que va a luchar por esta empresa. A vosotros los más jóvenes, ya con uso de razón, os dirijo estas líneas: Nosotros tenemos la experiencia, vosotros la juventud, todos tenemos las ideas. Nos necesitamos. Esta empresa es de todos, empezando por las instituciones, no puede quebrar; va en beneficio de todos, las plusvalías son altas y nuestro negocio, el de todos, seguro. No se puede pedir más.

Hablaremos, después del verano, con más detenimiento del tema. Ahora quiero terminar con unos versos de una canción de Serrat, mi admirado. 

  1. No esperes que un hombre muera 2.  para saber que todo corre peligro, 3  .ni a que te cuenten los libros   4.   lo que están tramando ahí fuera.
  2. No esperes a que se acaben las cosas  2.  para desearlas más que nunca  3. ni a responder las preguntas 4  cuando los otros se callen.
  3. No esperes de ningún modo  2. Que se dignen consentir  3. Tu acceso al porvenir   4.  Los que hoy arrasan     con todo

 No esperes golpes de suerte,

seguirás a su merced

 

mientras haya gente que
rafique con la muerte.

Sé el primero en comentar sobre "C’est la vie"

Dejar un comentario

Tu dirección email no será publicada.


*