¿Por qué escribo esto?

Rafael de Frutos
Todo empezó a finales de febrero, principios de marzo en un año de mis tiempos mozos. Me encontraba en la huerta intentando de injertar un maíllo, cuando llego mi madre y pregunto qué hacía.»-estoy injertando un camueso a ver si tengo suerte y lo consigo.» Mi madre dio una vuelta y cuando me di cuenta ya había marchado. Al llegar a casa la pregunte como se había venido sin decirme nada, a lo que me contesto: -solo he ido hacer una cosa. Pero después de un breve silencio me dijo: he ido a la huerta hacer un ritual y una oración para que se le quiten los gusanos a una novilla de fulano que los tiene en un lagrimal y me ha dicho que le echara el mal rubio. Aquello me sonó a un lenguaje desconocido y la pedí que me explicara todo y esta es la historia y otra (que no leyendas) que he dudado mucho en sacar a la luz. ¿Qué porque lo he dudado durante tantos años? Sencillamente porque por una parte me parecía un homenaje a mi madre y por otra porque pensaba que a nadie que se lo contara lo iba a creer excepto los del pueblo que lo sabían.
Decía mi madre: que cuando ella era mocita su tía Caya (1845-1912) la enseño un ritual u oración que consistía en salir a la huerta antes de que el sol saliera arrancar un mal rubio y tirarlo por encima de la cabeza sin mirar hacia atrás y a la vez decir»: mal rubio por la gracia que Dios te dio haz que se le caigan los gusanos al cordero de fulano que los tiene en el meano, en una pata, o donde previamente le había dicho el ganadero todo ello con mucha fe». Y ella aseguraba y porfiaba que al tercer día el animal quedaba limpio.
La segunda historia la vivimos en familia y tuvo un final un poco mas desagradable. La familia estábamos cenando en la planta baja de la casa cuando llamaron a mi madre y salió mi padre. Esta la señora Paula? – Que haga el favor de salir un momento, salió mi madre y era Victor y que nosotros nos quedamos en silencio,-«A ver si hace usted el favor de echar la oración a San Antonio que se me han quedado dos ovejas a parir y no han llegado al «tinao «al cerrarlas» La oración que rezaba mi madre también se la enseño su tia Caya que empieza diciendo «Si buscas milagros, mira muerte y desterrados..etc etc» Le dijo mi madre a Victor ahora mismo rezo la oración a San Antonio y si no le han quitado las alimañas los corderos ya no se los quitan, mientras esperábamos a que volviera mi madre para seguir cenando mi padre nos dijo que él se sabia otra oración que decía «lobitos que andaís por el campo, con el rabito extendido, buscad las ovejas de Victor, que se han perdido». A los hijos esta coplilla nos trajo una risa blanda y cuando entro mi madre a la cocina y nos vio en esta situación se molestó y nos dio la charla, se puso enfadada y la cena siguió con mucha seriedad. La tía Caya debía de ser una señora religiosa con mucho gancho en Montejo y al mismo tiempo con una férrea creencia en sus oraciones pues al final de su vida decía a los ganaderos vete a ver a la Paula que ella hecha el mal rubio y la oración a San Antonio que yo soy muy mayor. Esta señora con su marido Julian tuvo cinco hijos y el que más vivió fueron 23 años, otro 16, un tercero 6 y dos cero años. A mi madre la enseño EL CATORCE ROMANCE «bañando están las prisiones con lagrimas que derrama aquel señor soberano digno de toda alabanza» es larguisimo y después amor de la lumbre en las noches de invierno aprendimos sus hijos y mas tarde los nietos.

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