QUIM TORRA O LA IMBECILIDAD

ChiomoMarcos14

Chimo Marcos
No quisiera que se entendiera esta columna como la culminación de un deseo de insultar al inesperado President del Govern catalán (así en casi catalán me gusta expresarlo, aunque no doy más de sí en este idioma). Podría hacerlo en otros idiomas que más o menos domino, pro creo que es suficiente con el nuestro común castellano (español, claro) o las traducciones que utilizo, pero de las que siempre cito la proveniencia.
Me ha motivado una magnífica columna en El Mundo de un para mi desconocido, pero cuya prosa admiro desde ya, que se llama Jorge Bustos y que en dicho escrito llama al señor Torra cualquier cosa, menos persona normal. Llama a esta aparente persona supremacista y/o machista que quiere (no lo consigue) enmascarar su debilidad con la violencia. Y añade que las motivaciones de esta casi persona no son porque él sea básicamente malvado, sino que es declaradamente imbécil.
Las definiciones todas que he buscado y encuentro en español; francés (me encanta la expresión gala de: tonto feliz, satisfecho y orgulloso de sí; además de «arrieré»; es decir: retrasado. Luego, en inglés, solo lo califica desde el punto de vista más bien médico. Y todas ellas me parecen acertadas, pero claro es que no se define en esas presentaciones la parte en que esta casi persona disfruta insultando a voces a los españoles, que al parecer somos el summum de sus diatribas justificadas. Parece ser su preferida la de que somos un país de expoliadores; que hemos borrado de nuestro lenguaje la palabra vergüenza y que somos unos garrulos de primera clase, todos, sin excepción, o él al menos no ha encontrado ninguna.
Un consumado y ambicioso cantamañanas (así me lo describió un amigo catalán de los «de toda la vida») como el Sr. Puigdemont, decidió en un momento de obnubilación, forzado quizás por su situación de autoexiliado, presentar a este señor (por cierto, «a dedo», es decir sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, ni al resto de los catalanes tan independentistas como pueda serlo él, proponer a Torra como President sustituto, aunque marioneta dirigido por su propia mano. Dejaba claro así el señor Puigdemont que solo cubría el hueco en la presidencia hasta que él mismo pudiera ocuparla, cuando tenga la seguridad de evitar el paso por cualquier cárcel española.
Parecerá muy elemental, pero creo que esa decisión lleva implícito que, cuando él mismo llegue a ocupar esa presidencia, por el solo hecho de sustituir al inane Torra, sea recibido con algazara y parabienes de toda Cataluña, la independiente y la otra, aunque solo sea por quitar del medio al don Tancredo que Torra supone. No, si al final, echaremos de menos al Sr. Mas, del que un taxista en 2015 me dijo que habría que echarlo de Cataluña de una patada en el trasero (él dijo culo). Aunque yo crea que a este señor ya lo echaron los catalanes, si bien sin la patada, hace ya algún tiempo
Y, por lo que a mi afecta, esta situación me aleja de aquellos catalanes a los que fui conociendo a través de varios años, en mis relaciones profesionales y que me llevaban a esperar con impaciencia mis visitas a esas ciudades, para encontrarme con mis clientes, debo decir de los mejores de España, tanto en Barcelona como en Lérida, Gerona o Manresa, donde disfruté siempre de una cálida acogida; se me invitaba al almuerzo –siendo yo el que vendía y por tanto obligado por cortesía a invitar- y limitándome yo a hacerles regalos triviales, como muestra pequeñísima de mi aprecio únicamente. En todo caso, hoy no me afecta tanto, pues ya llevo un par de años jubilado y no viajo como entonces con frecuencia. Pero en cualquier caso, lo echo de menos y me tomo como insulto personal los discursos de Torra.

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