MILITANCIA Y SALTO CUANTITATIVO

IULosVerdes

Francisco Cerdeño Isabel – Ex Concejal Izquierda Unida Buitrago del Lozoya

A estas alturas del invierno, cuando estas palabras se hagan públicas, cabe pensar que ya han pasado los festejos, celebraciones y auto celebraciones que, justas e inevitables, haya provocado el 1er Centenario de la Revolución Soviética.
Sin duda, la ocasión histórica habrá dado lugar al entusiasmo épico de las grandes palabras, a la retórica de los buenos deseos y las poéticas buenas intenciones. Otro momento habrá para analizar los resultados políticos de toda la valiosa y diversa actividad que el partido ha desplegado con ocasión de la efeméride, pero es quizá ahora, con el congreso de nuestro partido a la vuelta de la esquina, sea bueno rebajar un poco el verbo de los objetivos y programas para hablar desde una prosa, más matemática que lírica, acerca de cuestiones más toscas y conmensurables como las cifras. Por ejemplo, de afiliación a nuestro partido y de la necesidad imperiosa de crecer en número si queremos crecer en influencia, presencia y relevancia. Hacer las cuentas para marcar objetivos y propósitos.
Sin duda es este congreso de nuestro partido, el partido de nosotras y nosotros los Comunistas, va a salir con mucha más voluntad de estar y hacerse presente en los lugares de conflicto entre capital y trabajo, limitados por el patriarcado y la democracia parlamentaria y la democracia social a la que aspiramos, un partido con voluntad de recuperar los perfiles leninistas que nos permitan organizarnos con eficiencia, identificarnos con su voluntad de combate y reconstruirnos como herramienta para la formación y la praxis, que la ruptura con el capitalismo de hoy exige. Un partido capaz de elaborar su estrategia y sus tácticas desde la pluralidad y el libre intercambio de propuestas, pero siempre al servicio de una disciplina de unidad de acción, centralismo democrático que no hurte las críticas, pero que impida que el partido se desangre en desapegos e inhibiciones. El partido como «esperanza argumentada», como practica organizada, un partido comunista con un proyecto único, muchas inteligencias una sola voz común, lo común, comunismo.
Un partido con voluntad leninista, en el que existan y se exijan responsabilidades, como compromiso y como tiempo compartido de dedicación, tareas, metas y, por tanto, mecanismos de valoración y critica, con poca retórica vacía y capaz de elaborar horizontes concretos, un partido que necesita estar en muchos frentes: en los lugares de ocio, en los lugares de producción, en los de consumo, en las ciudades, pueblos, barrios, asociaciones de vecinos, en los movimientos sociales, en los medios de comunicación, en los centros de lectura y escritura, en los mil espacios de la industria cultural, en las oficinas de empleo, en los tribunales, en los distritos, municipios y comunidades autónomas, en todas las instituciones del Estado, y eso, camaradas, se consigue con un incremento importante de la militancia.
Nuestra meta es la revolución, que nadie necesite que nadie le de trabajo con el que ganarse la vida, que la dignidad propia no esté en manos ajenas, que el miedo al desempleo no siga siendo el aparato ideológico más importante del capitalismo; pero se hace camino al andar y el nuestro es un andar compartido, que requiere cantidad de militantes, pero no cantidad por la cantidad sino como premisa del salto cualitativo y asalto cuantitativo, condición para el salto que la tercera ley de la dialéctica anuncia y promete, la cantidad como tránsito hacia el cambio, para la construcción de un partido que pueda estar presente en los espacios en los que las clases trabajadoras se transforman en clase revolucionaria. Esa inmensa minoría en la que la metáfora de Juan Ramón Jiménez se casa con la inteligencia de Lenin, para todos los que estén en contacto efectivo y permanente con las masas y sepan dirigirlas.
El incremento de la afiliación, no como deseo, sino como tarea, es decir, como objetivo conmensurable sujeto a balance y análisis, ponderación y critica. Ojalá que las nuevas formas de organización que salgan del XX Congreso asuman como objetivo metas concretas, como duplicar, por ejemplo, en el plazo de un año el número de nuestra militancia, un objetivo acaso poco grandilocuente, pero que nos permitiría hacer balance, cuenta de resultado y, por lo tanto nos otorgaría más sentido de la responsabilidad, más compromiso y mejores conocimientos de nuestros límites y nuestras fuerzas, algo absolutamente necesario, la afiliación no como consigna, sino como acción de vanguardia: La cantidad como salto cualitativo.

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