AVES DE LA SIERRA NORTE. LA GAVIOTA REIDORA

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Miguel Ángel Granado
¿Qué es lo que haces tú aquí?, una gaviota en Madrid...Cuando hablamos de gaviotas, algunos de nosotros recordaremos la famosa canción de Caco Senante, en la que, comparaba a un humano con estas aves: había nacido y vivido en la costa aunque luego estaba perdido en zonas interiores. Seguro que a todos nos extrañó la primera vez que vimos gaviotas en zonas no costeras. En nuestro país se pueden observar más de diez especies diferentes, todas ellas en zonas marítimas. Dos de estas diez especies son comunes en algunas zonas del interior: la sombría y, sobre todo, la reidora.
La Gaviota reidora (Larus ridibundus) es un lárido de tamaño mediano que, al igual que otros de su familia, aparecerá en gran número cuando el verano llega a su fin. En España, independientemente de donde nos encontremos, siempre observaremos más gaviotas en invierno que durante los meses cálidos. De hecho, en el caso de la reidora, que se ha adaptado bastante bien debido a su amplia dieta, se tiene constancia de su nidificación hacia 1960, en el Delta del Ebro, con una colonia de dos docenas de parejas. Posteriormente, en 1966 crió en la parte sur de Andalucía, al año siguiente en la Albufera de Valencia, en 1971 en las lagunas manchegas,…Aunque hoy en día tenemos casi 5000 parejas reproductoras, éstas se dan en algunos núcleos concretos, básicamente los lugares que citábamos antes, además de otras zonas costeras. Aún así, es cuando llega el frío, cuando habrá abundancia de reidoras; en época de cría, en primavera, será mucho más difícil observarlas. En cuanto a su identificación, resaltar en primer lugar que las gaviotas son una familia difícil, puesto que existen gran variedad de plumajes en una misma especie. Centrándonos en la que hoy nos ocupa, tiene una característica fundamental en todas sus edades y sexos, se trata de un triángulo blanco en las plumas primarias, en los bordes delanteros de las alas, llegando hasta la punta de éstas. El resto de primarias son negras, como en otros láridos. Asimismo, luce un capirote gris oscuro muy llamativo, aunque éste desaparece fuera de la época de cría, quedando un punto oscuro más abajo del ojo, en el centro de la cabeza, que destaca sobre el tono blanco general de sus plumas. Por la parte dorsal, cuerpo y alas, tiene tonos grises, las patas y el pico son rojos. Estas características se refieren a individuos adultos; no existe dimorfismo sexual, las hembras y machos son similares en la reidora. Los ejemplares juveniles no poseen el capuchón cefálico, el plumaje del dorso es de un gris amarronado, no tienen el rojo de pico y patas pero sí poseen la mancha auricular aunque menos contrastada.
Reidoras1La reidora tiene el vuelo rápido y ágil, destacando en este aspecto entre las gaviotas (láridos): son frecuentes los quiebros en el aire; aprovechará las fuertes ráfagas de viento para ascender y descender a gran velocidad; volará cerca de las olas, siguiendo las orillas de las playas o cerniéndose sobre la tierra recién arada. Su vuelo se parece más al de los charranes. Tiende a posarse frecuentemente en postes. Su alimentación es variada, fundamentalmente consume animales como gusanos, insectos, crustáceos, moluscos o peces. También algo de materia vegetal, aproximadamente una décima parte de su dieta. Frecuenta los vertederos, donde ingiere restos orgánicos de la basura. Su canto es parecido a otras gaviotas, suena a chillidos y risas. En cuanto a la reproducción, crían siempre en zonas húmedas y agrupadas en colonias, en ocasiones muy numerosas, muy ruidosas, de centenares de parejas. Construye el nido directamente en el suelo, a veces protegido por arbustos y plantas, otras al descubierto. Ambos sexos aportan materia vegetal, aunque suele ser el macho el que elige el lugar y comienza a realizarlo. Tras la cópula, las hembras depositan dos o tres huevos, que serán incubados por ambos sexos durante 20 o 23 días. Las puestas se producen desde abril a junio. Tras la eclosión, los pollos abandonarán el nido a los pocos días de nacer y, adquirirán la capacidad de vuelo a partir de su quinta semana de vida. También son ambos padres los que se encargan de la alimentación de su prole. Un dato llamativo es la agresividad que muestran hacia los intrusos (incluido el hombre) durante la época reproductora, al igual que todos los láridos. Hace tiempo en las islas Cíes, vi como una pareja de gaviotas adultas se tiraban contra un chico, cuando él intentaba salvar un pollo que estaba atrapado en unas zarzas. Unos años después, tuvimos que defendernos toalla en mano, porque un juvenil apareció en el camino por el que transitábamos, sin tener nosotros ninguna intención de hacerle daño, fue algo imprevisto. Aunque muestren este carácter y no tengan a veces buena prensa, por ser oportunistas, debemos proteger a las gaviotas, continuar disfrutando de sus peculiares conductas y formas de vuelo y, alegrarnos de poder verlas, sobre todo los que vivimos en comarcas interiores.

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