CANCIÓN TONTA

Por Rosa Ortega
Profe que me aburro, niño tendrás que pensar. Profe que me sigo aburriendo, niño escucha el silencio y déjate sorprender por ti mismo. Calla y aguántate, ¡niño!
La profe de esta historia es una señora seria, lista y con un baúl lleno de tiempo para repartir entre sus alumnos. En casa, el niño diría: papá que me aburro y rompo el cristal de la cocina, niño calla y ponte una película de indios.
Hablando de pensar y de tiempo libre, he ido de cabeza y pensamiento a una escuela cercana. Imaginándola, he dudado si esta era una escuela pública, concertada o privada. Al entrar, y a juzgar por la cara de estrés de sus profes, deduzco que era una escuela privada o muy concertada como son casi la mitad de los centros de la Comunidad de Madrid. Si miro los zapatos y envolturas de los alumnos, enseguida percibiré su aspecto uniformado y, aunque corren por los pasillos y gritan como niños y niñas, parecen más modositos y educados, en ocasiones solo por la influencia del Espíritu Santo. Las aulas de esta escuela están masificadas y los recursos educativos no son muy abundantes, pero en esta jornada de puertas abiertas el director nos ha recibido en su despacho y parece una plaza de toros con vistas a Somosierra.
En este momento de la historia ya nadie se cuestiona la gran cantidad de escuelas concertadas que hay en España, ni las razones de estos conciertos (en 2015-2016 el porcentaje en la Comunidad de Madrid es del 55% públicos, 30,1% de centros concertados y 14,9% centros privados). Pero esto pudo haber sido distinto con otros gobernantes o con otras prácticas de negocio de los mismos gobernantes y ahora podíamos tener unos colegios públicos mucho más grandes, con más alumnos y con más recursos e instalaciones… y, ¿por qué no? Una enseñanza pública con más prestigio, una sociedad que respetara más a sus profesores y una oferta educativa más rica en proyectos y menos en extraescolares (recordemos aquellas campañas de desprestigio de los profesores de la enseñanza pública madrileña del año 2013).
Todo esto ocurriría si yo soñara un mundo al revés o tal vez si no hubiera habido tantos recortes o tanto personaje con poder metiendo mano en la caja del dinero público (esta vez consultar la prensa de hoy 25 de mayo).
Empecé hablando de aburrimiento porque quería reivindicar el tiempo de nuestros estudiantes de no hacer nada o de no tener nada que hacer. Aparcado el spinner, con los ojos cerrados, sin cascos, la tele apagada y pensando (o soñando). Algo así como que el plan habitual sea la falta de plan. Todo lo contrario de esta tiranía a la que sometemos nuestro tiempo libre y que podemos llamar, recordando a Marx, «el proletariado del ocio».
SALUDOS Y POESÍAS
Érase una vez (o El lobito bueno) (José Agustín Goytisolo)
Érase una vez ?un lobito bueno ?al que maltrataban ?todos los corderos.??Y había también?un príncipe malo,?una bruja hermosa? y un pirata honrado.??Todas estas cosas? había una vez,?cuando yo soñaba ?un mundo al revés

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