8 DE MARZO ¡NOS QUEREMOS VIVAS!

Mar R. Gimena
Este año, de nuevo las calles se tiñeron de violeta y de negro. Violeta feminista, negro de luto.
Muchos miles de mujeres y algunos cientos de hombres se manifestaron en Madrid y en otras ciudades recordando el 8 de Marzo y defendiendo el derecho básico fundamental a ¡estar vivas!.
El 8 de marzo es una jornada de lucha feminista en todo el mundo en conmemoración del día 8 de marzo de 1908 jornada en la que trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York llamada Cotton declararon una huelga en protesta por las condiciones insoportables de trabajo. El dueño no aceptó la huelga y las obreras ocuparon la fábrica. El dueño cerró las puertas y prendió fuego a la fábrica, murieron abrasadas las 129 trabajadoras que había dentro.
Este 8 de Marzo de 2017, las feministas seguimos en las calles ¡por nuestros derechos: ni un paso atrás! Precedió a la gran manifestación el paro mundial de mujeres realizado ese mismo día, así como la huelga de consumo para tratar de parar el mundo.
El ambiente que se respiraba en la manifestación era festivo y muy reivindicativo. Muchas mujeres de diferentes edades bailamos, gritamos, nos reímos y lloramos por las que ya no están, las compañeras que nos faltan, nuestras maestras, por las asesinadas por su parejas y ex-parejas. Por los niños y niñas que sufren la violencia machista en sus hogares .
Recordamos también, con las consignas que gritamos, nuestro derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, sobre nuestras vidas, ¿es tan difícil de entender? «Si es que lo queréis todo», escuchamos en algunas tertulias, en los bares, en la calle. Claro, lo queremos todo.
Los cánticos y performances de las más jóvenes, muy originales y llenos de vida, se unieron a los clásicos que se corean año tras año.
No quiero dejar de recordar el tema central de este año: la violencia machista. El silencio cómplice de los entornos cercanos a las mujeres que sufren maltrato es responsable de que este se perpetúe.
Comentarios del estilo «no es para tanto, solo ha sido un empujón», o, «ya sabes, mujer, él es así, se ha puesto un poco nervioso porque también las mujeres ¡cómo somos a veces!», o «mi hijo es muy majo, ¿no será ella que va muy subidita?», invisibilizan, banalizan y corren un velo de incomprensión y de complicidad que hace que la mujer sienta que está confundida y eso la culpabiliza a ella del maltrato que ejerce el agresor. Hace que ese empujón, ese desprecio reiterado en público, ese mantener relaciones sexuales aunque no le apetezca y al final la pareja se sale con la suya y echa ese polvo rápido que tanto necesita -«mujer, si son 5 minutos»-, esos silencios cuando ha habido una bronca, esos enfurruñes… no los interprete como lo que son: malos tratos.
Todas estas frases están extraídas de estudios realizados en personas adolescentes, son reales, como la vida misma.
Si queremos un mundo con relaciones de buen trato, no podemos seguir mirando para otro lado. Es importante que cada hombre se cuestione cómo están siendo sus relaciones de pareja o de poliamor o de lo que sea con las mujeres. Desde pequeñito.
Y que cada mujer pueda poner nombre a lo que está pasando si la pareja tiene esos comportamientos de dominio, para reconocerlo cuanto antes. Que no, que no es amor.
Una de las mujeres atendida en un dispositivo especializado en violencia de género decía: «me sentía atrapada, sin salida… lo único que podía hacer era sobrevivir al día a día. Pero no era algo físico, no me tenía encerrada con llave en casa, claro. Me tenía presa de mí misma… no sé si me entiendes. Es una sensación tan difícil de explicar…»
Sí, es difícil de explicar y de entender tanta violencia.
Seguiremos luchando, y que cada día sea 8 de Marzo.
Cada quién que haga su parte, si no, no avanzaremos. Y muchas mujeres hemos hecho mucho recorrido, a ver si los hombres se ponen las pilas.

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