San Mames mantiene la tradición de la Vaquilla. El viernes antes de la celebración, algunas mujeres se reúnen para montar las vaquillas, que los mozos y, no tan mozos, pasearan por las calles del pueblo. La Taberna El Chato las acogió para montarlas este año.
La noche del sábado, los vecinos se congregan y empiezan a preparar la cena para todos: chuletas, panceta y el plato fuerte con las patatas secas (ya saben patatas cocidas, ajos fritos, torreznos y pimentón, además del truco de cada cocinero).
Junto a las antiguas escuelas se reúnen y la mayoría a pesar de las frías noches de enero, comen, disfrutan y bailan, una vez que las vaquillas «han sido matadas».
Eso si, después de la fiesta la vaquilla se desmonta para evitar la mala suerte durante el resto del año.