HASTA SIEMPRE, MARCOS ANA

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Marcos Ana nos dejó el día 24 de noviembre de 2016.
Marcos Ana, cuyo verdadero nombre era Fernando Macarro Castillo, nacido en Alconada, Salamanca, en 1920, dejó en muchas personas una profunda y hermosa huella. Conocí a Marcos Ana el año 2009. Había oído hablar de él. Sabía que había estado preso en las cárceles de Franco desde 1939 hasta 1961 de manera ininterrumpida.
Pero no me encontré con él personalmente hasta la presentación de su libro «Decidme como es un árbol» en el Centro de Humanidades de la Cabrera en ese año. Al finalizar el acto, plantamos una morera en el jardín trasero y diferentes personas la han cuidado y regado hasta ahora. Y sigue viva.
Cuando nos enteramos de la muerte de Marcos Ana, Paco, otro amigo y preso político que compartió cárcel con él, y yo misma, abrazados entre sollozos en la concentración contra la violencia machista del 25 de noviembre organizada frente al ayuntamiento de Buitrago, decidimos rendirle nuestro pequeño homenaje y recordarle en torno a esa morera.
El 2 de Diciembre quedamos para leer sus poemas en torno a ese pequeño árbol. Antes de que llegara todo el mundo pasamos un poco de susto y desasosiego porque… ¡no encontrábamos la morera! La trabajadora de la limpieza del centro nos ayudó y allí estaba, escondida entre las rocas.
Vimos un vídeo que envió Amnistía Internacional para recordarle, allí, acurrucados entre nuestras ropas de abrigo, cada quién con sus pensamientos y sus emociones. Leímos sus poemas, algunos de ellos, y terminamos tomando una cerveza algunas y otros un cafetito caliente brindando por él, por lo que nos enseñó y por lo que significó.
Puedo decir que no compartía algunos de sus planteamientos políticos y de hecho alguna vez discutimos por ello, pero no olvidaré nunca la talla ética de esta persona. Jamás le oí pronunciar una palabra de odio o de rencor sobre sus vivencias. Jamás le vi alimentar la revancha. Él quería que se reconociese lo que había pasado en este país con la represión franquista y que no se olvidase. Decía algo así como: hay que pasar página, pero para pasar página primero hay que leerla.
Él sabía que había sido un privilegiado por poder contar su historia, por todo el apoyo que recibió y porque la vida le regaló una segunda oportunidad… y una tercera… y una cuarta y supo aprovechar cada una de ellas para seguir luchando.
Y para terminar, una frase de Marcos Ana:
«Vivir para los demás es la mejor manera de vivir para uno mismo».
Hasta siempre amigo

Mar Rodríguez Gimena

 

 

 

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