Mi Pobre… “Sierra Pobre”

 

 

 

Adolfo Hernán González, exalcalde de La Acebeda

La «Malquerida» de D. Jacinto Benamente, bien podría aplicarse esta denominación a nuestra Sierra Pobre: olvidada y solo deseada por sus encantos naturales, usar y tirar como la protagonista de la obra teatral de D. Jacinto. «La bella Acacia, pretendida por todos pero finalmente desgraciada y sola abandonada en un convento».
Los diferentes gobiernos autonómicos de Madrid desde 1978 han cumplido fielmente la conjura que se dieron: mantener a la Sierra Norte, aislada, marginada, desolada socialmente. Los pueblos de nuestra Sierra languidecen lentamente, pero los pueblos de la Sierra Oeste de Madrid han experimentado un vigor desmesurado en todos los sentidos.
Yo me pregunto: ¿Por qué unos tienen tanto y otros tan poco? ¿Es justa esta situación?, según nuestra Constitución, todos los españoles y territorios tenemos los mismos derechos y oportunidades.
Los pocos proyectos que nacieron en algunos pueblos de esta Sierra, para crear puestos de trabajo, fueron silenciados y anulados por los dirigentes de turno de la comunidad. La última «parida» ha sido olvidar y enterrar el tren de cercanías «Translozoya», por ese Ministerio que jocosamente se llama «de Fomento» y estaba dirigido por la exministra Ana Pastor, yo mismo, junto con el Alcalde de Buitrago, expusimos a la ministra personalmente, la necesidad urgente de poner en marcha este tren, con poco coste para el ministerio, tenemos la infraestructura ferroviaria, tenemos el tren TER reparado y la ilusión de ciudadanos y Alcaldes de la Sierra Norte. Pues como se dice en el argot castizo: «ni puto caso». Quizás la Ministra no sabía el significado de la palabra «Fomento».
Los pueblos que circundan la ciudad de Madrid, están dotados sobradamente de las infraestructuras necesarias para atender a su población generosamente abundante. Disponen de trenes de Cercanías, de Hospitales, Colegios y Universidades, de instalaciones deportivas, carreteras y autopistas, grandes superficies comerciales y muchas empresas, etc… sobre todo de población joven. Todo esto se nos ha negado a la Sierra Norte, la precariedad de los servicios y equipamientos fundamentales condenan a la población de esta Sierra a un cruel exterminio que nadie puede entender salvo ellos, los mandatarios de la Comunidad de Madrid y del Gobierno Central.
Desde hace 20 años, vengo anunciando en mis escritos el abandono secular que sufre esta Sierra, era ya la Sierra Pobre cuando sus pueblos tenían 5 o 6 veces más habitantes que ahora, con un tejido social estable, familias con muchos hijos, escuelas abiertas, ganadería y agricultura para todos, padres e hijos. Después vino la despoblación de estos pueblos, principalmente de los jóvenes y empezó la lenta, pero inexorable, agonía actual. Ningún gobernante ni antes ni después de las Autonomías, se preocupó de parar o prevenir esta sangría que hoy nos afecta. Yo pongo una pregunta para aquellos que nos han gobernado y nos gobiernan: ¿Si hace 80 años la Sierra Oeste de la comunidad presentaba un aspecto rural mediocre, con sus pueblos paupérrimos, porque hoy son pueblos ricos y llenos de población? ¿Los poderes políticos regionales, nunca protegieron a esta sierra contra los especuladores urbanísticos, porque? Cuando sales del túnel de Guadarrama hacia Madrid, lo primero que ves es la escena dantesca de un mar de tejados cubriendo lo que fue naturaleza hace 80 años. Dime Presidenta, ¿Por qué la zona Oeste de la comunidad no para de crecer urbanísticamente y en cambio la Sierra Norte languidece inexorablemente? ¿Qué delito hemos cometido los habitantes de la Sierra pobre para ser condenados a eso, seguir siendo pobres?
Para remediar tanta injusticia hace falta un «plan de choque» urgente: la implantación de 4-5 pequeñas empresas (12-15 trabajadores) en cada pueblo, se crearían 2000 puestos de trabajo para gente joven (50 por cada uno de los 40 pueblos). Forma de hacerlo: los Ayuntamientos ofrecerían suelo gratis en pequeñas parcelas. La Comunidad de Madrid a través de su Consejería de Medio Ambiente facilitaría el cambio de uso si fuera necesario, de protegido a dotacional. La construcción de la empresa se vería favorecida por ayudas económicas y fiscales a la creación de empleo.
De esta forma se recuperaría población joven y aumentarían los comercios y servicios. Los pueblos empezarían a tener vida y sobre todo un futuro prometedor.
No dejemos Presidenta, como en la obra de D. Jacinto, que los pueblos de la Sierra Norte sean deseados solo por sus encantos naturales, para después seguir estando vacíos de vida y abandonados a su suerte como «la Malquerida». Busquemos ese sabio equilibrio que todo lo puede, «ni tanto, ni tan poco», el acierto está en el término medio.
No sigamos, Presidenta de la Comunidad de Madrid, condenando a esta Sierra al ostracismo.

 

 

 

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