José de Villamisar
desde PEÑALABRA

A pesar de su juventud, el partido político Podemos ha tenido tiempo para todo, ha disfrutado de lo que es en política lo más importante, el triunfo electoral, y también los sinsabores y la amargura de las luchas internas que sufren todos los partidos.
Actualmente en Podemos se viven días malos, tristes, se puede decir que las aguas bajan muy revueltas.
Desde su nacimiento, el partido tuvo numerosos conflictos, siempre generados alrededor de su líder, Pablo Iglesias, quien salió triunfante en todos ellos, primero con Izquierda Capitalista y luego con Pablo Echenique.
Hoy le toca a Pablo Iglesias lidiar con la crisis abierta en la Comunidad de Madrid, crisis originada desde las propias filas oficialistas, es decir entre Iglesias y Errejón que dirimirán sus diferencias en el Consejo Ciudadano que se celebrará el próximo día 2 de abril.
Las alianzas regionales que ayudaron a Podemos a conseguir su éxito electoral, léase, Galicia, País Vasco, Valencia y Cataluña están ahora en entredicho y supondría un hándicap para un posible adelanto electoral.
Pablo Iglesias, se cree un Dios, un Ser Superior, que vino al mundo para redimir a los españoles de tanta maldad que nos acecha, de tanto tiburón que nos traga día a día. En una misiva dirigida a sus círculos, afluencias y confluencias decía entre otras lindeces: «nacimos para cambiar el curso de la historia social y política de nuestro país». Habló de la belleza y de la envidia del resto de los mortales, por no ser capaces de ver en sus ojos el brillo de lo sublime. Mientras escribía ésto eliminaba dedo-cráticamente al Secretario de Organización de su partido, Sergio Pascual Peña, atrás quedan las promesas de que las decisiones se tomarían en asambleas, adiós Puerta del Sol, adiós plazas de Ciudades y Villas en las que se sembraron tantas ilusiones y esperanzas, para al final encumbrar a un Señor que se olvida de todo ello y administra su poder como si de un señor de la «Casta» se tratase.
Pedro Sánchez se fue a Bruselas a acusar al líder de Podemos de impedir la formación de un gobierno de progreso y como consecuencia él no fuese Presidente, porque a su parecer Iglesias pensaba más en sus intereses que en los de España. Al mismo tiempo le pidió al primer ministro griego Tsipras, que hablase con Iglesias para que le apoyara en una nueva investidura, a lo que el griego se negó rotundamente. El deseo y la ilusión de Sánchez por ser Presidente le hace perder por completo el sentido de la realidad y del ridículo, y lo que es más grave, el sentido de la dignidad. Ese comportamiento no es digno de un político que representa a un partido al que votan millones de españoles.
Mariano el «Pasota», no voy a decir que el Presidente del gobierno en funciones, haga dejación de sus obligaciones al frente del gobierno, pero sí observo un cierto «pasotismo» a la hora de enfrentarse a problemas más o menos importantes: En Cataluña, deja todo el problema al arbitrio del Tribunal Constitucional, mientras en el Parlamento autonómico aprueban leyes que les conducen a la independencia, y Mariano dice, pero no hace nada. Tampoco Mariano acepta la responsabilidad, como partido más votado, de someterse a la investidura a la Presidencia del gobierno, sin embargo espera pacientemente que los demás se quemen para luego poder él recoger las «cenizas». Y por último, Mariano, no quiere someterse al control del Parlamento. Es cierto que en España se está viviendo una situación inédita, al tener un gobierno cesado y con grandes dificultades para investir a un candidato a la Presidencia del gobierno. No se si un gobierno en funciones está o no obligado a comparecer en el Parlamento para someterse al control de éste, lo que sí creo es que deberían consensuar todos los partidos para decidir hasta donde debe llegar el control de un gobierno en funciones.
Lo que sí consensuaron todos fue cerrar el Parlamento para irse de procesiones, hasta los más laicos aceptaron, «para conciliar la vida familiar» dicen algunos.