La Comunidad investiga qué tipo de cereales se adaptan mejor a las condiciones de la región con ensayos de 72 variedades

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La Comunidad de Madrid, a través del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, está llevando a cabo 12 ensayos con 72 nuevas variedades de cuatro especies de cereales de invierno con el objetivo último de hacer más rentables las explotaciones de los agricultores madrileños.
{phocagallery view=category|categoryid=344|limitstart=0|limitcount=0}Así, estos estudios seleccionan y transfieren al sector cerealista de la región aquellas variedades que mejor se adapten a los diferentes agrosistemas madrileño. Para ello se han localizado en esta campaña 2013- 2014 hasta 864 microparcelas en campos de ensayo situados en Torrelaguna, Villanueva de la Cañada y Aranjuez.
Cristina Álvarez, directora gerente del IMIDRA, visitó el campo de ensayo de Torrelaguna, acompañando a los técnicos del Instituto en la toma de datos de 56 bloques con 45 especies de cereales de invierno (trigo blando de invierno, cebada de ciclo largo, avena, triticale y centeno que se sembraron en la primera semana de noviembre). Los técnicos comprueban la fecha de espigado, la altura de la planta o los posibles daños por plagas, entre otros aspectos.
Para la obtención de datos fiables cada variedad se ensaya durante 3 años, al cabo de los cuales, se emite un informe con datos finales sobre calidad, ciclo, rendimiento y resistencia a enfermedades de cada tipo de semilla que se envía al GENVCE (Grupo para la Evaluación de Nuevas Variedades de Cultivos extensivos en España), que cada campaña emite un informe sobre el comportamiento de las distintas variedades y del que forman parte organismos públicos y empresas privadas.

Transmitir los resultados a los agricultores madrileños

El objetivo de los ensayos que realiza el IMIDRA es, en primer lugar, transmitir a los agricultores madrileños los resultados obtenidos con cada variedad de cereal, de manera que cuenten con información objetiva y científica ante la decisión de qué cereal y qué semilla se adapta mejor a las condiciones de su terreno para obtener los mejores resultados en rendimiento y calidad y, así, lograr el mayor beneficio económico posible.
En esta campaña, el IMIDRA está trabajando con 72 variedades de cereal de invierno que han sido registradas recientemente y que las empresas ceden para incluirlos en la red de ensayos formada por puntos de distintas comunidades autónomas para comprobar la adaptación a clima y zona de cada variedad. Además, también se comprueba la calidad final de los granos de cereal. El Instituto está estudiando al mismo tiempo 77 variedades de trigo blando de otoño, trigo duro, trigo blando de primavera y cebada de primavera cuyas semillas están en trámite de registro.
En la Comunidad de Madrid se ha incrementado el terreno dedicado al cultivo de cereales hasta llegar a unas 2.000 hectáreas, invirtiendo la tendencia descendiente en este tipo de cultivo que se registra en España desde el año 2006. Un dato significativo de la importancia de la investigación aplicada, en este caso a los cereales, es que el rendimiento medio del trigo y la cebada en la Comunidad ha aumentado 1.000 kg por hectárea en los últimos 12 años.

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