Si nos dejan…

Vengo manteniendo los últimos años la tesis de que los agricultores, los ganaderos, y el sector agroalimentario en su conjunto podemos contribuir más y mejor a ayudarnos a nosotros mismos, y también al conjunto de los ciudadanos y al país para salir de la difícil situación económica y social que vivimos. Pero de unos meses a esta parte empiezo a pensar que no, que no va a ser posible, porque cada día se acaba impidiendo, por la vía de los hechos, que se den las condiciones objetivas que nos permitirían hacerlo.
La capacidad de mantener y aumentar nuestras producciones y exportaciones, creando más empleo y riqueza es real y recientemente hasta la OIT (Organización Internacional del Trabajo) así lo afirma refiriéndose a nosotros, al sector primario. Pero esa capacidad de crear más riqueza, se daría «en condiciones normales», entendiendo por estas unas condiciones que nos permitan tener un marco para producir y hacer nuestro trabajo, en unas condiciones de producción similares a las de las de nuestros competidores. Lamentablemente nos alejamos de ese marco y nuestras posibilidades se limitan ampliamente, por eso me pregunto ¿nos van a dejar, en nuestro ámbito agrario y rural, hacer eso que dicen que necesita el país, producir más, exportar más, crear empleo?

Sin agua nada, con energía cara poco
Si analizamos nuestros factores de producción y empezamos por recordar que en este secarral llamado España (la mayor parte del país lo es), la capacidad de producir está muy ligada a la posibilidad de acceder al agua.
El 60% de la producción final agraria y la mayor parte del empleo agropecuario se genera en las tierras de regadío. Los agricultores, tanto individualmente como a través de las comunidades de regantes, hemos realizado en los últimos años las inversiones necesarias para mejorar la eficiencia de este regadío y el ahorro de agua y se ha avanzado de forma considerable. Así lo acreditan todos los datos oficiales sobre la materia y las encuestas anuales de seguimiento (ESYRCE)
No obstante en muchos casos, ese ahorro de agua se produce a costa de un mayor coste energético como consecuencia de la necesidad de presurización y bombeo para los nuevos sistemas. Estos nuevos modelos de regadíos, se han basado en muchos casos, en un coste de la energía con el modelo tarifario que existía con anterioridad al 2008, cuando se eliminó la tarifa de riego y con posterioridad se han venido produciendo subidas en el coste de la energía eléctrica que llegan a superar en muchos casos el 50% de aumento. Un informe de Riegos de Navarra afirma que entre 2005 y 2009 el coste total de la energía eléctrica para el regadío subió en un 89%.
Además, las perspectivas futuras sobre precios de la energía son malas, ya que además de las tendencias mundiales al aumento del coste de la energía, lo tradicional es que en este país las compañías eléctricas y las petrolíferas, cobren con unos gobiernos y otros, más o menos lo que les da la gana. Los precios totales aparecen en los recibos al margen de sus costes de producción y del coste de la energía en los países vecinos y llenos de conceptos tasas y cargos incomprensibles y en muchos casos injustificados ante el ciudadano.
Muy poca financiación y más cara
Si para hacer cualquier inversión en compra de tierras, en maquinaria, en nuevos regadíos, en invernaderos, en naves ganaderas antes tenemos que tener todo el dinero en la faltriquera como antiguamente, el resultado será que no se invertirá. En este país continúa una preocupación, rayana en lo absurdo, por derivar todos los recursos disponibles por salvar bancos quebrados con el dinero de todos (al margen de garantizar los depósitos en cuenta corriente, hasta donde marca la ley), mientras se deja caer, por no tener financiación, a empresas pequeñas y medianas y a cientos de miles de autónomos. Y los ciudadanos de a pie sin poder hacer gran cosa.
El circulo vicioso es que vemos que el dinero del BCE y de los fondos de rescate (nacionales y extranjeros) bien baratito o a fondo perdido, se presta a los bancos y estos se lo prestan al Gobierno, a la Comunidad Autónoma y al Ayuntamiento a un buen interés, mientras que para la economía real, no queda nada de nada….Si esto sigue así…no podremos hacer gran cosa.
Además debemos tener en cuenta que a los agricultores españoles, incluso cuando existe algo de crédito, los euros nos cuestan mas caros que a los holandeses, alemanes o franceses con los que tenemos que competir.
Tampoco hay que olvidar, que se ha dicho que se apuesta por la instalación de los jóvenes en el sector agrario, en todos los programas electorales, y en la mitad de los discursos de los que parece que deciden en este sector, incluido el ministro. El objetivo es que el sector se rejuvenezca y se modernice. Pero la realidad, es que han decidido que se retrase la edad de jubilación de los padres de esos jóvenes en dos años. Si los mayores no se pueden jubilarse y tienen que permanecer obligatoriamente en sus explotaciones dos años más ya me explicarán cómo se van a incorporar antes y en mayor numero los jóvenes a gestionar esas explotaciones. Estamos ante un fuerte contrasentido o una tomadura de pelo.
Competencia exterior sí, pero leal
En ese periodo, y como hemos denunciado hasta la saciedad, se siguen firmando Acuerdos con el Norte de África o América Latina que imponen el libre comercio de frutas y hortalizas con Europa; acuerdos claramente beneficiosos para los países del norte de Europa que no perjudican a sus agricultores, mientras que suponen una clarísima competencia desleal para los productores del sur. Aparte de denunciarlo no podremos hacer gran cosa, salvo quedarnos estupefactos cuando algunos de los que deberían defendernos y que dicen representarnos, los aceptan y los justifican como «menos malos» o incluso como positivos.

 

Consumir conscientemente
Creo que es necesario que nos hagamos algunas preguntas en relación con la producción y el consumo de alimentos así como sobre nuestros hábitos de compra. Cuando las empresas lácteas francesas pagan la leche más barata a nuestros ganaderos en España que la pagan a los productores franceses. ¿Están locos sus dirigentes rompiendo las reglas de mercado?, o ¿tienen un modelo de crecimiento de sus empresas que permite mantener la capacidad de producir y crear empleo y riqueza en su país, aunque sea a costa de destruir la capacidad productiva de otros, como en este caso el nuestro? Más bien, será lo último. Cuando las propietarios de las grandes superficies de distribución ponen la leche de marca blanca a precios ridículos en las grandes superficies, ¿están tirando el dinero o están machacando y eliminando competencia para el futuro?
¿Cuándo las grandes superficies hacen una política de potenciar por la vía de bajos precios las marcas blancas están preocupados por proteger el derechos de los consumidores para saber lo que consumen y su procedencia? o ¿quieren que nos acostumbremos a comer lo que ellos ponen en ese envase, que ya ellos decidirán donde compran el producto más barato?
Ya es hora que aprendamos a distinguir que aunque en las latas de espárragos ponga «envasados en Navarra» -lo ponen con letras bien grandes-, su procedencia real puede ser Chile o cualquier otro país. No pasa nada por consumir los espárragos de Chile, pueden ser buenísimos y el que los quiera comprar que los compre, pero que no se engañe al consumidor. Que sepa el que hace la compra que el empleo para producirlos y transportarlos se queda en Chile y no en Navarra y en otros casos como el yogurt, en Normandía y no en Galicia; y el del tomate en Marruecos y no en Mazarrón, y así sucesivamente. Va siendo hora de que sepamos que con el dinero que hacemos la compra podemos ayudar a nuestro país a salir adelante, o a lo contrario. A que el empleo se genere en otro sitio y el dinero se vaya al norte de África América Latina o a las grandes compañías que se han instalado allí o en China y el dinero se va de aquí de forma legal o como hemos visto últimamente también de forma presuntamente ilegal.
En fin son sólo algunos ejemplos pero podíamos hablar también de costes laborales, de impuestos, ahora quieren poner el de transmisiones patrimoniales, (lo que para los pequeños negocios es una barbaridad). Hace falta que el gobierno y las instituciones se preocupen por crear unas condiciones y un marco económico de condiciones similares a las de nuestros competidores.
Que se dejen de zarandajas y apaños con visos de legalidad, para favorecer a los bancos, a las grandes cadenas de distribución, a compañías energéticas, petrolíferas y de comunicaciones en nuestro país y en el exterior, si ello conlleva la obligación de tener que importar aquello que destroza nuestra escasa economía real. El 85% del empleo lo crea en este país la pequeña y mediana empresa.
En el sector agroalimentario sólo hay que ver las cifras de exportación y producción de frutas y hortalizas, cítricos, aceite, vino, carnes, para concluir que nosotros podemos y sabemos lo que hay que hacer y si hay cosas que aprender pues lo haremos, estamos dispuestos a ello pero solo podremos hacerlo como dice el bolero, ….si nos dejan.

José Manuel de las Heras, coordinador estatal de la Unión de Uniones

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