UN BESO DE LA AMADA ES DULCE

Rosa Ortega Serrano

Debo estar informada y activa, hacer yoga, dar paseos, fortalecer mis músculos y bailar al ritmo que me toquen. Madrugar, cuidar mis relaciones sociales, aprender un idioma y matricularme en todos los curso de la UNED que contengan la palabra poesía o literatura. Respetar los horarios de comidas, no beber alcohol y dormir recordando los sueños. 

Debo deber y aun así me sorprendo, más bien me extraño de cómo está el mundo, ¿por qué no nos revelamos, si somos más? Parece que se ha instalado en nuestro entorno la figura del “cara dura”, atendiendo a su significado, sería algo así como “la persona que actúa con descaro, atrevimiento  o falta de vergüenza, aprovechándose de situaciones o de otras personas sin preocuparse por las normas sociales o éticas”. 

Si leen con atención este texto puede que se enfaden, porque cada uno y cada una tenemos nuestra propia galería de caraduras. Para mí son esos señores o señoras que nos miran con aplomo mientras se quedan con lo nuestro, ya sea un derecho constitucional, una gallina o unas palabras no dichas. 

Citaré a algunos de mis favoritos. El más coronado y patético de todos ellos es ese personaje  que manda escribir sus memorias para redimirse ante sus súbditos. Otro digno de atención es ese señor que admitió ante el tribunal supremo que ayudó a propagar una falsedad para exculpar al novio de su jefa (a éste no parece que las canas le hagan más sabio, pero sí más hábil).

A partir de ahí todo fraude a la hacienda pública, exhibición judicial torticera, defensa a ultranza del grupo Quirón o apoyo a fondos que desahucian ancianas en la Gran Vía madrileña, parece poca cosa. No puedo olvidarme del caradura perfecto, aquel que en su campo maneja dinero y empresas,  promete defender los valores del socialismo y presuntamente se embolsa porcentajes o mordidas  mientras presta servicio a su país. ¡Horror! nunca se darán cuenta que no nos engañan, solo nos roban.

Nuestra tradición incluye pícaros como el Lazarillo, Don Juan Tenorio, Casanova. O aquel señor llamado Clemente Domínguez Gómez, que afirmaba haber tenido apariciones de la virgen y se autoproclamó papa del Palmar de Troya. Destacó hace años por su osadía y desvergüenza, “el pequeño Nicolás, personaje digno de Enmanuel Carrére, cuya pequeña biografía no tiene desperdicio. Otro rey de la desfachatez es papá Noel, que empezó colándose en las casas para dejar regalos a los niños y acabó en nómina para el corte inglés.

Esta tarde voy a volver a leer a Marx para explicarles a mis nietecitos, cómo el dinero es el vínculo que me liga a la vida humana, que liga la sociedad, que me liga con la naturaleza y con el hombre y además engendra caraduras. También montaré el árbol de Navidad.

El poema de este mes nos lo regala EDURNE BATANERO, de su libro “INFANCIA ES UNA FRUTA” y se llama NAVIDAD MONOPARENTAL 

Cada Navidad

Mi madre envolvía regalos para ella

Escenificaba la magia de las fiestas

Plegando papel y poniendo celo

Sobre objetos a medio camino

Entre la necesidad y el querer

Se hacía regalos a si misma

Haciéndolo para mí,

¿Mamá a ti qué te han traído?

No habría mañana de reyes

Si no podía preguntar eso,

No creemos en lo que podemos

Compartir con nuestras madres,

Los mitos son comunes.

Madres solas, y acompañadas,

Se regalan para que su hija

Piense que alguien quiere a su madre,

Como a ellas las quieren.

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