EL AMOR DE VERANO

Las fiestas de los pueblos eran y creo que lo siguen siendo, el lugar ideal para ligar ¡Claro, si no hay incendios! Imaginad que estás persiguiendo la atención del chico más guapo de la verbena en una aldea del municipio de Monterrei en Ourense y pasas de guiñar un ojo a quemarte las pupilas. Cuando sientes el calor extremo del fuego, creyendo encontrarte en los brazos de tu amado, deslumbrada por el brillo de su mirada y en realidad es que estaba ardiendo el monte y había que salir corriendo con lo puesto. El ardor amoroso, la luz del enamorado y demás pamplinas tienen mucho que ver con el fuego, pero no queman, al menos no en sentido literal. El fuego arrasa el monte, los animales, las casas, las personas. “Siempre ha habido fuegos lo único que ha cambiado en este valle (habla un lugareño de Ourense) ha sido el clima”. 

El fuego y el amor son pura poesía y más en verano, 

“La roja-Llama-es la mañana-

La violeta-es Mediodía-

La amarilla-el Día-en su caída-

Y después-ya no hay luz-

Sino Millas de chispas-en las Noches-

Que revelan la Inmensidad quemada-

El territorio Argento-que

Nunca hasta aquí-se consumió- “

Emily Dickinson nos regala un poema de amor y fuego. Sin ganas de frivolizar sobre el fuego que recorre y destruye España y Portugal este tórrido agosto y preocupada por este mundo que como Troya busca su inmolación, les voy a contar mi amor de verano como han hecho todos los periódicos serios de este país en su sección del mismo nombre. Acabamos agosto e iniciamos el nuevo curso con historias de amor en la mochila.

“Paseaba yo por la feria de mi pueblo, ataviada con traje de fiesta y un bolso de mi madre cuando se acerco un chaval de dieciséis años bajito pero matón. Se puso a mi lado y el mundo desapareció. Después de vueltas y vueltas por la arena pringosa del recinto ferial, nos despedimos para vernos al día siguiente y el siguiente, hasta que mis padres se enteraron y me castigaron sin salir varios meses. El padre de mi enamorado regentaba un ultramarinos que hacía esquina con la calle principal y yo pedía a mi amiga que vigilará un lado del paseo, mientras yo lo hacía por el otro, para ver salir a mi amor y buscar la coincidencia. Ni el castigo ni la relación siguieron adelante más allá de ese verano, pero así inicié mi recorrido por el amor romántico”. 

Hoy es 20 de agosto del año 2025, como aquel verano en mi pueblo arden los montes, los huertos, los animales. Veintidós focos activos en España y una mirada de optimismo porque bajan las temperaturas. La superficie quemada en los que va de año en nuestro país es de 391.000 hectáreas. En los últimos siete días han ardido 185.630 hectáreas en 35 incendios (toda esta información es del EFFIS o sistema de información de incendios forestales europeos). Cada verano es más cálido que el anterior y con más riesgo de incendios forestales.  Más allá de la pelea política, los ciudadanos valoramos el trabajo de todos los que colaboran con la extinción del fuego, pero exigimos la PREVENCIÓN a partir del trabajo de los técnicos y siempre la COORDINACIÓN no torticera entre administraciones. Volvamos a mi amor de verano y con papel y lápiz (como novedad) escriban, si les parece bien, su primer desliz de amor romántico en cualquier verano de su vida, siempre más fresco que los de ahora. 

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