Querido Juan (EL VASELINAS) para los que tantos ratos hemos compartido contigo, viendo partidos de futbol, de ahí lo de Vaselinas, poniéndonos morados de jamón, vino o pelotazos varios. Con los años esos momentos los fuimos cambiando, por otros más tranquilos.

 La edad es lo que tiene y las prioridades también. 

Yo sigo esperándote para tomarnos el penúltimo vino los lunes cuando vienes a recoger los “millones” que cada semana te dejaba Manolo con sus cupones. Ná. Si acaso tres euros, pero todas las semanas a pagar, pero ya teníamos la disculpa para tomarnos unos vinos. 

Te has ido, subiendo por esa escalera que tú mismo has construido, para quitarle los clavos a Jesús el Nazareno de la maldita cruz que tanto tiempo le lleva crucificando. De paso echaras algún ratón con José de Nazaret, a la sazón padre terrenal del Nazareno  y como carpintero que era, os echaréis unos ratos charlando del oficio que nos une. Claro está, tu tendrás que irle enseñando el manejo de las nuevas herramientas, pues él, aparte de la sierra, el escoplo, la gubia, el cepillo y el hacha, pocas más herramientas conocerá. 

Bueno Juan, carpintero de tronío y profesional hasta la medula, desde aquí. Desde el Espolón, que siempre ha sido tu casa y como uno más de la familia te hemos sentido y seguimos haciéndolo, nos despedimos. Pero esto no es una despedida definitiva, pues siempre estarás aquí y siempre te sentiremos muy dentro. 

Gracias por todo lo que nos has dado, que ha sido mucho y que no olvidaremos, pues estés o no te seguiremos sintiendo y por supuesto queriendo. 

GRACIAS JUAN GUTIERREZ FERNANDEZ. 

GRACIAS AMIGO. SIEMPRE, SIEMPRE EN EL CORAZÓN DEL ESPOLÓN.