El sábado 9 de noviembre en el Salón de usos múltiples del CEIP Nuestra Señora del Remolino, Arba El Molar convoco a los vecinos de este municipio, bajo el lema “Yo defiendo mi dehesa”, para informar y firmar las alegaciones al Plan de urbanismo. El objetivo era frenar lo “que atenta contra los intereses y sentimientos del pueblo, y que la dehesa de El Molar se declare espacio protegido o zona verde”.
Al acto acudieron alrededor de 80 personas para informarse y apoyar la iniciativa.
Nines Nieto de GRAMA, explicó los pasos de elaboración de un Plan General de Urbanismo, los planes que sugerían el plan aprobado inicialmente por el pleno del Ayuntamiento, y los pasos para estudiarlo y presentar alegaciones.
El alcalde, Borja Díaz de la Morena, asistió al acto y aseguro que iba a rectificar el plan para que la totalidad de la dehesa (salvo el circuito) quede en su estatus actual y no sea urbanizable.
Desde Arba El Molar, comentaron que lo agradecían pero que estarían vigilantes.



Arba El Molar ha iniciado una recogida de firmas para resaltar el rechazo al proyecto inicial. Al acto también acudieron vecinos de municipios colindantes como San Agustín de Guadalix y Pedrezuela por que algunos de los desarrollos pueden tener incidencia en sus pueblos.
Una de las áreas de posible crecimiento sería en un área cercana a la urbanización de Santo Domingo junto a la A-1, con los consiguientes problemas urbanísticos, pero también de los impactos medioambientales. Ademas ese nuevo crecimiento urbanístico podría colapsar de manera definitiva la A-1, que ya tiene muchos días atascos en el área metropolitana de Madrid, y que el proyecto de ampliación de la A-1 difícilmente podría asumir.
En 2009 el Tribunal Superior de Justicia de Madrid anuló la aprobación definitiva de un nuevo sector residencial, en El Molar. En este sector, denominado SAU 21, se pretendía construir 8.800 viviendas.
En nuestra web se pueden leer dos informaciones relativas a aquel plan.
La Dehesa
A las afueras de El Molar, hasta hace pocas décadas, existía una zona donde realizar las tareas comunales, tales como trillar, dejar pastar al ganado o incluso lavar la ropa. Las eras y la dehesa del pueblo forman parte del corazón de los molareños y molareñas.
No es casualidad que ese lugar tan lleno de simbolismo para El Molar, fuera el escogido para crear un bosque autóctono. Los vecinos quieren que donde trillaron los abuelos antaño, se convierta en lugar de juego de sus nietos y de generaciones venideras.
Así pues, desde 2016, molareños de todas las edades, procedencias y colores políticos han plantado y cuidado una plantación que actualmente cuenta con 1500 árboles y arbustos. Para ello, de forma voluntaria y sin ánimo de lucro, se han hecho recogidas de bellotas, plantaciones comunitarias, mantenimiento de otoño y primavera y, sobre todo, riegos con garrafas para asegurar el enraizamiento durante las primeras savias de la planta. El trabajo, dicen los voluntarios, está siendo duro pero muy gratificante, porque se ha creado una gran familia alrededor de un sueño compartido: reforestar la dehesa.
El bosque ha ido creciendo y ya se vislumbra lo que será, dentro de algunos años, el pulmón verde más importante del pueblo.
Los sucesivos equipos de gobierno de El Molar han protegido el espacio y apoyado la iniciativa popular de reforestación. Parece lo normal ante un trabajo vecinal que, de haberlo acometido el Ayuntamiento, hubiera supuesto un dineral para las arcas municipales. Hace unos meses unas excavadoras ya intentaron destrozar el terreno, pero la movilización vecinal lo impidió.
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