Rafael de Frutos Brun
No me moriría tranquilo
si cuando acabaran mis días
no escribiera unos renglones
que son parte de mi vida.
Tuvo la culpa un libreto
que hablaba de las abejas,
desencuadernado y sucio
como tantas cosas viejas.
Desenrosqué las esquinas
Y quedé pronto prendado
de lo bien que se entendía,
pues bien era explicado.
Narraba vida y milagros
que yo quiero reflejar:
andan, que tienen seis patas,
cuatro alas para volar.
Cabeza, tórax y abdomen
componen su identidad,
y es insecto y como todos
tienen todo lo demás.
Tienen tantas maravillas
que quisiera enumerar,
pero su vida es tan corta
y tendremos que abreviar.
La Reina, madre y señora,
cuatro años vivirá,
sesenta días las obreras,
porque después morirán.
Jalea real come la REINA
en los cuatro años que viva,
las demás néctar y polen
¡esa será su comida!
Conviven en la colmena
unos vagos redomados,
zánganos tienen por nombre
y lo van a pagar caro.
Su misión es envidiable,
que es fecundar a la reina
y quedar en agonía
sin volver a la colmena.
De otra colmena llegó
para cumplir y ser padre,
evitando enfermedades
y problemas en la sangre.
Veinte días esperando
y son huérfanas de padre,
el zángano ya murió
al fecundar a su madre.
La misión de las obreras,
trabajar con mil amores,
limpieza, guardia y nodrizas
después visitando flores.
Liba el néctar de la flor
este pequeño animal,
que lo transforma en miel
y alimento natural.
Es alimento completo
y es tan perfecto y tan puro
que san Juan en el desierto
solo con miel se mantuvo.
También recogen el polen,
alimento de las larvas,
y la jalea de la reina
que le da una vida larga.
Además producen cera,
son escamas de su cuerpo,
y que después lucirán
al “Santísmo” Sacramento.
Fabricarán el propóleo
para tapar las rendijas
y así evitarán el frío
la madre como las hijas.
Ellas producen la miel,
que tiene mucha dulzura,
pero si dan picotazos
se convierte en amargura.
Pero quiero resaltar
que al hacer Dios las abejas
polinizó el mundo entero
dando comida y riqueza.
Debemos de respetarlas
pues son parte del viaje,
en el trabajo y la vida
por eso este reportaje.
Las he querido en la vida
y hasta he seguido su ejemplo:
orden, trabajo y dulzura
y aprovechar bien el tiempo.
Si no existieran abejas
las habría que inventar,
todos las necesitamos
lo mismo que respirar.
Y si alguna vez te pican
te ruego que las perdones,
lo hacen por defenderse
a veces tienen Razones.
Rafael de Frutos Brun
Montejo de la Sierra – Octubre 2025

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