UNA VEZ MAS EL CAMBIO DE HORA (La historia de nunca acabar)

En 1942, el gobierno de Franco decidió alterar el horario en España para tener la misma hora que Berlín y distinta de los aliados, sobre todo de los británicos. A las “5”, le llamó las “6”.

Años después, en 1981, la UNIÓN EUROPEA decidió hacer otro tanto en todo el territorio de la Unión, para “ahorrar energía”, según se aseguró. De modo que a las “5”, le llamó las “6”. Como en nuestro país eso ya se había hecho antes, resultó que desde ese momento las “5” pasarían a ser las “7”. Mucho se ha discutido sobre el tema, tanto a favor como en contra, pero lo que nunca he leído o escuchado en los medios, es el hecho de denunciar que el españolito que se levanta a las “6“ de la mañana para ir a trabajar, en realidad y según nuestro huso horario, lo está haciendo a las “4”; come a las 12,30 (aunque le llamemos las “14,30h”) y se acuesta a las 24,00 que, en realidad son las 22,00h… y luego la leyenda negra dice que en España no se madruga, se come y se cena muy tarde… ¡Vaya hombre!

Hay ciudadanos que no opinan al respecto, o les da igual, mientras que otros se decantan, bien por el “horario de verano” o por el “horario de invierno”; hay incluso ciudadanos que alegan que no habría que decidirse por un horario u otro, sino volver al horario que nos corresponde y en que geográficamente estamos, según el meridiano de Greenwich. Aquí no se dirimen cuestiones políticas, sino prácticas y geográficas. El hecho precisamente, de regresar al horario que nos corresponde y en que, como digo, geográficamente estamos, según el meridiano de Greenwich, supondría tener la misma hora que las islas Canarias y Portugal, lo cual sí que sería interesante y preferible, además de evitarnos algunos problemas.

Hay hosteleros que aseguran que volver al horario Greenwich les perjudica, porque “pierden” horas de luz, cuando a lo mejor lo que hay que hacer es acomodar nuestras actividades, como, por ejemplo, los horarios de apertura y cierre de oficinas y comercios, bares y discotecas, ya que eso de que a las rebautizadas “21,00 h.” haya aún sol en verano, sí que es un absurdo y una incongruencia de tamaño descomunal. Madruguemos más, como se hace en Europa y así aprovecharemos mejor la luz solar que tengamos en cada estación del año. Las horas de luz son las que son, siempre las mismas, no se dilatan ni reconvierten según nuestro capricho, necesidad o negocio. A lo mejor hay que regresar a un horario más racional, menos perverso, absurdo y perjudicial. Ya veremos lo que dice la UE.

El Malandrín de la Puebla.

Sé el primero en comentar sobre "UNA VEZ MAS EL CAMBIO DE HORA (La historia de nunca acabar)"

Dejar un comentario

Tu dirección email no será publicada.


*