En recuerdo de Luis Berruti

Conocí a Luis Berrutti hace más de una década. Estaba acompañado por Charo Villa. Ese primer encuentro, llamémosle profesional, finalizó con una invitación, por parte de ambos, de visitar su taller situado en Valdemanco. De esa visita, surgió una relación amistosa que ha transcurrido sin interrupción hasta hoy. 

Berrutti, sólo le oído llamar con su nombre en su casa y muy en la intimidad era un hombre cordial. Su suave acento uruguayo, su figura menuda y su sonrisa le acercaban a los demás. Su rostro afilado siempre se dulcificaba con ella. Él y Charo, me abrieron ese día su casa, en ese gesto de intimidad que se suele hacer para dar a entender que ya no te consideran una invitada circunstancial. 

Volví bastantes veces a ese espacio. Compartí siempre con ambos el sempiterno mate que Luis preparaba y te ofrecía como la mejor bebida del mundo y  en la comida, de primer plato, la maravillosa polenta al estilo de Uruguay que cocinaba de memoria y que sabían me gustaba mucho. Eran dos de las señas de la identidad de origen que nunca perdió a pesar de la distancia y la lejanía. Y en las charlas que mantuvimos  fui conociendo sus estudios, su etapa docente y su llegada a París y después a España donde se instaló definitivamente.

Las actividades de su Fundación, hicieron posible que desde la Asociación Feito colaborásemos en alguna ocasión. Siempre tendremos presente su maestría y entrega generosa.

  Todo ello solo queda en la memoria y en la de otros que contarán otras vivencias distintas o similares. Gratas y ya irrepetibles. 

Por ello, por la desaparición física querría dedicar unas líneas al Luis Berrutti artista. La obra no perece sobrevive al autor e inicia una vida propia. La que la dan los que la ven. Y su obra está ahí, en su Fundación. Cercana, asequible. En el sitio en la que fue concebida. En el sitio en el que el artista la colocó. Esperándonos…

La Fundación Berrutti está situada en el término municipal de Valdemanco, rodeada por la Sierra de la Cabrera. Allí se concentra una parte de sus esculturas, pinturas y cerámicas. El artista se enamoró del lugar y no entendía la vida fuera de él. Sus potentísimas figuras, sus pinturas… nos muestran su personalidad y nos llevan a admirar su fuerza física y mental.  En ese lugar, rodeados de esas moles graníticas los gigantes de hierro y piedra no solo no empequeñecen, sino que se agrandan de manera colosal. Los lienzos llenos de color sueñan y se transforman violentamente   mostrándonos en canal la persona.

Querido Luis gracias por el regalo de tu obra y tu Fundación. No dudes que vamos a disfrutarlos con asiduidad. D.E.P.

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