¡¡Vete al Psicólogo!!

Paloma López Pascual – Psicóloga        

Hoy dejo a un lado el tema del reciclaje porque, aunque la Psicología puede aplicarse a todos los ámbitos, considero importante transmitir su labor a nivel clínico, de salud; y no sólo me refiero a la mental, sino también a la emocional e incluso a la física. En realidad esta tarea no se aleja mucho de la adecuada separación de residuos, porque se trata asimismo de clasificar, gestionar y transformar las emociones.

A raíz del desafortunado “¡Vete al médico!” gritado en el Congreso a propósito de la reivindicación de más psicólogos para el sistema de salud pública, sugiero el “¡Vete al psicólogo!” que, lejos de ser despectivo, creo que es una opción recomendable para cualquiera.

Muchos asocian ir a un psicólogo con patología mental y «desde ya» -como dicen mis colegas argentinos-, esto produce rechazo; cuántas veces hemos oído decir: «Yo no voy a un psicólogo porque no estoy loc@». Afortunadamente, esta concepción ya está más que anticuada.

Sólo los que se dan la oportunidad de conectar con la experiencia de asistir a sesiones de Psicoterapia, comprueban que «ir a un psicólogo» no sólo no significa estar loco, sino que supone crear un espacio desde el que pensar en lo que nos preocupa, nos asusta o nos impide hacer nuestra vida de forma satisfactoria. Puede ser por algo acumulado durante años, o por cualquier situación traumática actual. Y a veces, por una necesidad de parar nuestro frenético o aparentemente acomodado ritmo de vida, para reflexionar sobre aspectos que no van como desearíamos. 

El motivo de consulta suele ser la punta del hilo (o del iceberg) que nos hace prestar atención a que algo no está yendo bien. Por lo general es una emoción (tristeza, vacío, miedo, ansiedad…), pero a veces toma forma de síntoma físico. Son muchas las somatizaciones que aparecen y que no tienen que ver con una enfermedad corporal, sino con una alteración de nuestro estado emocional: desde las habituales como dolor de cabeza, de estómago, cansancio… hasta otras más severas como desmayos, subidas de tensión, presión en el pecho o parestesias (parálisis de partes del cuerpo) como consecuencia de elevados y a veces inconscientes niveles de ansiedad. 

Y en ocasiones, simplemente la necesidad de poner sobre la mesa una decisión de vida en relación a nuestra situación sentimental, familiar o laboral. Hemos de plantearlo como un pensar detenidamente sobre ello con un profesional que nos va a acompañar y ayudar en ese camino.

Es imprescindible saber que ir a un psicólogo no es sólo «ir a desahogarte de tus problemas hablando». Muchos piensan esto y, con buen criterio, añaden: » Para eso, se lo cuento a una amiga/o». Pero ir a un psicólogo no es ir a desahogarse, sin más; si sólo fuera esto, la persona «vomitaría» su angustia, se quedaría tranquila pero, no tardando mucho, se volvería a llenar de todo lo que la llevó hasta allí. Ir a un psicólogo es ir a depositar, sí: problemas, angustias, cuestiones íntimas… pero para que puedan ser pensadas y procesadas, con el objetivo de transformar funcionamientos que llevamos años teniendo, que no resulta sencillo modificar y que nos complican la vida.

Hay muchos modelos de intervención psicológica. Desde el que trabajo se llama «psicoanalítico»: porque trata de «analizar” los componentes que están debajo de nuestras actuaciones y síntomas. Nos ayudamos de material (dibujos, sueños, recuerdos, relatos…) que nos permite contactar con la parte inconsciente de nuestra mente para, desde ahí, interpretar lo obtenido e ir construyendo el puzzle que nos hace comprender nuestra personalidad. 

Acudir a un psicólogo no ha de generar dependencia, sino todo lo contrario. Flaco favor nos han hecho películas, anuncios y sketches de humor. Si las psicoterapias psicoanalíticas resultan largas, es porque «Zamora no se construyó en una hora»; tenemos funcionamientos establecidos y gran resistencia al cambio, incluso aunque éste sea para bien. La idea es ayudar a crecer a la persona para que pueda manejarse por sí misma, de la forma más autónoma posible. Generalmente se necesita bastante tiempo, de modo que puedan realizarse transformaciones de todo aquello que lleva «mal funcionando» durante años. Otras veces se plantea un trabajo más focalizado, que ayude en algo concreto, más breve y quizá más posible para los tiempos que corren.

Uno de los temores frecuentes es saber que vamos a encontrarnos con nosotros mismos y con todo aquello negativo que hemos ido recopilando durante nuestra vida. Pero también se descubren las cosas positivas, y se rescatan las buenas capacidades que tenemos; y así se van generando recursos y herramientas necesarias para manejar adecuadamente las situaciones del presente. 

Es pasarlo un poco mal («salir de nuestra zona de confort»), para estar mejor. Camino arduo, pero inevitable de recorrer para dejar en el pasado todo aquello que nos ha llevado a consultar, y acercarnos a lograr un presente más saludable. Es un aprendizaje y crecimiento que podremos llevarnos de esta experiencia y aplicar a los diferentes ámbitos de nuestra vida.

Dejemos atrás la idea de locura, porque lo que realmente resulta «loco» es detectar que algo no va bien y ocultárnoslo a nosotros mismos, en lugar de intentar solucionarlo.

Como siempre les digo a mis pacientes: «las personas que van a un psicólogo están mucho mejor que las que nunca se animan a ello».

*Para dudas o preguntas, podéis escribirme: plp8944@yahoo.es 

1 Comentario sobre "¡¡Vete al Psicólogo!!"

  1. Prevención de la
    SALUD MENTAL
    EL DEFENSOR DEL PUEBLO RECOMIENDA AL GOBIERNO Y LAS CCAA INCREMENTAR LA ASISTENCIA PSICOLÓGICA EN EL SISTEMA NACIONAL DE SALUD 30-1-2020
    (Hago referencia a este párrafo por la necesidad imperante de estos especialistas en la Sanidad) A colación de este oportuno y buen artículo de Paloma que me aníma a utilizarlo de forma tan oportuna, en la situación que vivimos y que en los medios nos indican la afectación tan importante que está sufriendo la sociedad por la pandemia en nuestra salud. Nos informan del aumento de psicotropicos debido a los estados de: Desánimo, Desidia, Aislamiento, Soledad, Depresión, Stress, Ansiedad etc. Precisamente por la mala prensa en la sociedad como refiere Paloma de una parte y de otra por la falta de los mismos en la Sanidad y el dificil acceso a los Privados en una situación de poco trabajo en la sociedad. Agradezco su desarrollo primero por la información y segundo por transmitirnos como manejarlo en nuestro camino a una primera consulta. Sin duda añade el complemento fundamental que ignoran los medios al difundir la noticia.
    Gracias Paloma por tus artículos tan oportunos a la actualidad de cada día.

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